Por Hugo Rodriguez.
Cuando estamos muy cerca de cumplirse los 50 años del Golpe Cívico Militar en Chile, el debate nuevamente se toma la agenda y tanto la derecha como la seudo izquierda renovada ( Neoliberales) sacan nueva conclusiones y declaran unos contra el golpe en sí, mientras en la derecha se centran en el tiempo previo al fatídico 11 de septiembre argumentando que las causas del “pronunciamiento militar” están en la pésima gestión de Allende, el cual vulneró la constitución y pasó por sobre los otros poderes del estado, como poder judicial y congreso. Por otro lado, los izquierdistas renovados, se hacen cargo de algunas críticas y asumen que las culpas son compartidas y por lo tanto para tener un presente en reconciliación, ambos bandos deben hacer un mea culpa.
Incluso el partido comunista asume que hubo errores, que se quiso avanzar muy rápido en el proceso y eso asustó a los sectores de la pequeña burguesía, como la Democracia Cristiana.
Un análisis serio del periodo de la Unidad Popular, debe comprender desde antes de las elecciones que llevaron a Salvador Allende a la presidencia de Chile.
Desde meses antes del 4 de septiembre de 1970, Estados Unidos ya estaba tomando todas las medidas encaminadas a impedir la asunción de Allende en caso de una improbable victoria en las elecciones próximas, Las encuestas mostraban una paridad entre el candidato de derechas Jorge Alessandri y el candidato de la Unidad Popular.
De todas maneras, Estados Unidos sondeaba a personeros de la Democracia cristiana como el presidente de aquel entonces Eduardo Frei, Agustín Edwards, dueño del conglomerado periodístico El Mercurio y otros personajes de la derecha para impedir por todos los medios un gobierno marxista en Latino américa.
Cuando las elecciones mostraron como ganador a Salvador Allende, los movimientos se aceleraron y en los meses finales del gobierno de Eduardo Frei, muchos especuladores, saboteadores comenzaron a propiciar la huida de dólares del país, los inversionistas se obtenían de invertir y detrás de todo estaba la mano de Richard Nixon, presidente de Estados Unidos.
La democracia cristiana no podía oponerse a proclamar el triunfo de la Unidad Popular, ya que unas amplias capas de militantes habían respaldado al candidato Radomiro Tomic que con un programa algo menos extremo que el de la izquierda, proponía de todas maneras cambios importantes en favor de la clase trabajadora y estos militantes podrían abandonar sus filas.
El 22 octubre de 1970 fue asesinado el comandante en jefe del ejército Rene Schneider por un comando de la ultra derecha, Patria y Libertad más el apoyo de dos generales Roberto Viaux y Camilo Valenzuela, acción dirigida a sembrar el caos y propiciar la intervención de los militares.
Con la firma de el “Pacto de garantías constitucionales” la DC dio la venía para proclamar a Salvador Allende como presidente de Chile.
Los 3 años de la Unidad Popular estuvieron marcados por una férrea oposición de la derecha a la cual se sumó la Democracia cristiana a poco de asumir Allende, oposición marcada por atentados terroristas de Patria y Libertad, sabotaje a la economía propiciando el mercado negro, desmantelamiento de industrias, bloqueo por parte de Estados Unidos para impedir la compra de repuestos e insumos importantes para Chile.
Un paro sedicioso de camioneros encaminado a cortar el abastecimiento de alimentos y otros artículos para la población.
Por otra parte, La derecha junto a la Democracia Cristiana bloqueaba toda iniciativa legislativa del ejecutivo, rechazando todos los proyectos presentados y a la vez acusando constitucionalmente a los ministros de Allende
En este artículo, no se trata de hablar acerca de los vaivenes del gobierno de Allende, sino se esclarecer los motivos del descalabro económico del periodo de la Unidad Popular.
Tenemos entonces que, desde antes de las elecciones presidenciales del septiembre de 1973, Estados Unidos y sectores de la derecha chilena, ya conspiraban para impedir el ascenso de un gobierno Socialista en Chile.
La burguesía estaba decidida a defender sus privilegios y pertenencias a como diera lugar, sin detenerse ante nada.
Por eso no podemos aceptar los mea culpas de los seudo izquierdistas que de alguna manera dan justificación al golpe, como algunos personeros de derecha que se alejan de la dictadura argumentando que el golpe era inhabitable pero que lo que sucedió después no se puede aceptar (Violaciones a los DDHH y desaparecimiento de personas) que claramente es una postura cínica para callar el que fueron cómplices de la dictadura.