Arturo Alejandro Muñoz
Dirigentes del Partido Demócrata en Estados Unidos salen en abierta defensa de la decisión tomada por Joe Biden en cuanto a continuar su campaña como candidato a la reelección presidencial.
Ellos afirman que fue un buen presidente para los EEUU, que todas (sí, todas) sus acciones han sido acertadas, pese a que los Republicanos digan airadamente lo contrario. Afirman que el precio de los combustibles nunca es responsabilidad del jefe de estado, pues depende de la ley de oferta y demanda. Dicen también que la inflación después de la pandemia de Covid era inevitable, pero pese a ello, Biden ‘la controló’, aseguran.
Esos dirigentes se juegan la credibilidad afirmando que el desempleo durante la administración Biden estuvo en un nivel históricamente bajo, y que la deuda externa disminuyó considerablemente.
Es a tal grado profundo el apoyo que esos representantes del partido Demócrata entregan a Joe Biden, que comparan su administración con la de Franklin Délano Roosevelt, quien fuera el mandatario estadounidense que más y mejor hizo por la infraestructura de esa nación.
Bien, pues, aseguran en el partido Demócrata que todo eso (y más) habría realizado Joe Biden en su administración.
Sin embargo, otros dirigentes de la misma tienda política, reconociendo los méritos comentados, siendo el principal de ellos haber derrotado al inefable Donald Trump, señalan que el viejito ya está senil, que su esposa enloquece con la idea de seguir siendo Primera Dama y que, buen punto es este, si realmente Biden estuviera bien de la cabeza, ya habría dado un paso al costado pues tiene pocas chances de derrotar a un cretino y mitómano Donald Trump.
Estos dirigentes opositores a sus compañeros de partido, recuerdan que un presidente debe estar activo y disponible las 24 horas de todos los días de la semana, lo que Biden no puede cumplir, pues su agenda diaria termina a las 20:00 horas, toda vez que debido a su estado de salud requiere dormir más de lo normal.
En la vereda de enfrente, Trump llega a salivar de placer con todo aquello, y si se abstiene de atacar a Biden utilizando los argumentos médicos, se debe a que su objetivo es que no sea reemplazado y continúe como candidato oficial, pues está seguro de vencerlo.
Hay una clara posibilidad de que Biden sea derrotado, y lo que es peor aún para los Demócratas, que muchos electores no concurran a votar perdiéndose los sufragios para senadores y diputados (es votación simultánea), lo que concluiría en que también serían vencidos en el Senado y en la Cámara de Diputados.
Estos dirigentes demócratas que se oponen a la continuidad del actual jefe de estado, recuerdan además que la Corte Suprema de Justicia es la más politizada de todos los tiempos, carente de integridad moral y “Trumpista” 6/3, lo que arroja un verdadero cóctel casi irreversible para la democracia.
Según afirman, la única solución es que Biden no sea el candidato, aunque ello no garantice una victoria, pero otorga más posibilidades para salvar el Senado y la Cámara de Diputados.
Como puede desprenderse de la lectura de estas líneas, los Demócratas en EEUU muestran honda preocupación por los asuntos internos del país… pero, soslayan dramáticamente lo que la administración Biden ejecutó en materia internacional, como es el caso del apoyo a la política genocida del gobierno de Israel en Gaza y en todo el Oriente Medio, así como el manejo estadounidense en la OTAN y en el conflicto Rusia-Ucrania.
El tiempo se agota, Biden continúa aferrado a una improbable reelección…y Trump espera, acecha, confía…