Pocos días han pasado desde que comenzó la huelga de las y los mineros de Chuquicamata ante la nula respuesta a las demandas más sentidas de los trabajadores por parte de la cuprífera estatal y el Gobierno ya prendió todas sus alarmas por el alcance y consecuencias que puede tener la huelga minera para la economía y crisis política que atraviesa el régimen.
Izquierda Diario. Domingo 16 de junio
El mensaje desde el Ejecutivo al máximo director de la cuprífera estatal Nelsón Pizarro de “cuatro días” para encontrar una solución al conflicto expresa la dimensión que puede traer la huelga de las y los mineros de Chuquicamata. Y es que el contexto es desfavorable para Piñera: bajas expectativas económicas por parte de la población que ha chocado con la ilusión piñerista de los “tiempos mejores”, un Banco Central que reduce las proyecciones de crecimiento económico por debajo del 3% y una desaprobación histórica y una baja aprobación del 25% según la encuesta CEP.
Ante la debilidad y desgaste que expresa el Gobierno de Piñera, el peso que toma la huelga en Chuquicamata puede ser un flanco que profundice aún más la crisis política del régimen que tiene a miles de docentes en las calles enfrentando la intransigencia del Gobierno.
Para tener una dimensión del peso de la huelga de los mineros, es necesario comprender la “posición estratégica” de los mineros del cobre, tomando este concepto del investigador norteamericano de historia obrera John Womack.
Posiciones estratégicas-dice Womack-son cualesquiera que les permitan a algunos obreros detener la producción de muchos otros, ya sea dentro de una compañía o en toda la economía”. Además afirma que “a diferencia de otras, la del trabajo es fuerza no sólo en el sentido positivo, sino también en sentido negativo, por lo que quita o resta a la producción cuando deja de operar, que es muchísimo en el caso de las posiciones industrial y técnicamente estratégicas».
Los socialistas que consideramos a la lucha de clases como cuestión central tomamos la definición de Womack ¿cuáles son los sectores y “posiciones estratégicas”?, pero también abriendo la interrogante de ¿Cómo utilizarlas para potenciar las fuerzas obreras y vencer a los capitalistas?
Es decir, son lugares que dependiendo la dirección de las y los trabajadores pueden tener un poder de fuego que podría paralizar la actividad de un país completo, y si damos cuenta de que la minería del norte de Chile es el sueldo de este país del cual depende gran parte del PIB nacional este concepto de posición estratégica toma valores concretos.
Algunos números revelan que la minería de CODELCO es un sector clave en la economía nacional, principalmente basada en la minería cobrera como patrón de acumulación capitalista en Chile: CODELCO generó excedentes por casi US$1.800 millones para el Estado chileno. La cuprífera estatal es uno de los principales productores de cobre en el mundo, durante el año 2018 produjo más de 1.806.000 Toneladas Métricas de Cobre Fino(Tmf). Lo que equivale al 9% de la producción mundial del metal rojo y el 31% de la producción nacional. CODELCO es parte del 15% de la canasta chilena que se exporta al extranjero, de esta casi el 20% de la producción de Tmf provienen de la división Chuquicamata.
Se encienden las alarmas en el Gobierno
Sin dudas estamos hablando de uno de los centros neurálgicos del capitalismo chileno. Y los personeros del Gobierno bien lo saben, como Felipe Larraín, Ministro de Hacienda, que hace un llamado a los dirigentes de los Sindicatos 1, 2 y 3 de Chuquicamata que representan a más de 3.200 trabajadores porque esta paralización “no es buena para ni una de las dos partes”.
Pero ¿Realmente no es bueno para ni una de las dos partes? Este Gobierno ha dejado claro que gobierna para los grandes grupos económicos, mientras les pide a los mineros una pronta solución o como planteó a la población en su Cuenta Pública “mayor austeridad”, y no se le paran los pelos cuando están empecinados en llevar adelante una Reforma Tributaria donde el Estado dejaría de percibir más de US$800 millones anuales. Al mismo tiempo busca a través de sus medios reducir la huelga de Chuquicamata a un Bono de Término de Conflicto superior a los 14 millones de pesos, cuando los ejes más sentidos por las y los huelguistas son los planes de egreso, garantías de salud para los trabajadores que abandonen la minera, mayor participación en el proceso de transformación de la minera, mejoras al Hospital y la igualdad de contrato entre trabajadores nuevos y antiguos.
Pero nada dicen que para presionar a quienes paralizaron el día de la votación de la última oferta la división estuvo cercada por FFEE y que CODELCO mientras dure la huelga quitó los beneficios a las familias de los mineros en el Hospital del Cobre para ser atendidos.
Mientras tanto los expertos de las agencias económicas alertan de la pérdida que significa cada día de paralización-pérdidas de US$5,8 millones diarios- nada se dice de como las grandes firmas mineras saquean de manera anárquica los recursos naturales, nadie cuestiona las ganancias de una de las 14 firmas de la gran minería como lo es BHP que sólo durante el año 2017 obtuvo ganancias por más de US$3.240 millones o las utilidades de una de sus mineras como Minera Escondida que durante el año pasado obtuvo utilidades por sobre los US$1.080 millones de los cuales solo un poco más de US$520 millones entraron por impuestos al Estado.
Y todo esto sucede en una región como lo es Antofagasta donde la minería abarca más del 60% del PIB regional mientras la cesantía supera el 10% y la mitad de la población trabajadora gana menos de 450 mil pesos en una de las regiones más costosas del país. Por esto es necesario que las riquezas y la producción las controlemos los trabajadores para beneficiar al conjunto del pueblo pobre.
Si los mineros y los profesores ganan, ganamos todos
Las tres encuestas Criteria, CEP y la apegada al Gobierno CADEM han expresado lo cuestionado, débil y desgastado que está el Gobierno de Piñera. Mientras tanto miles de docentes están paralizados ante la intransigencia de un Gobierno que no responde sus demandas centrales, al mismo tiempo vemos como los estudiantes del Instituto Nacional resisten la represión de Alessandri y FFEE luchando contra la política de Aula Segura, y ahora el centro neurálgico minero se encuentra atravesado por la huelga en Chuquicamata.
A la vez vemos a un Gobierno que no se inmuta entre la baja aprobación y sus intenciones de llevar su paquete de reformas estructurales-tributaria, previsional y laboral- que sólo busca atacar las condiciones de millones de trabajadores, mujeres y estudiantes ante un contexto económico de bajas proyecciones y una economía débil.
Pero ante la entrada en escena de las y los docentes como actor político y la paralización de un sector estratégico económico como lo es la minería en la situación política, se abre un momento en que estos flancos pueden significar una profundización de la crisis no sólo del Gobierno, sino también del régimen heredado de la dictadura y su modelo neoliberal. Pero para esto necesitamos una real coordinación de los sectores que se encuentran en lucha, como lo vienen proponiendo los y las docentes de la asamblea de la Escuela Patricio Cariola en Antofagasta.
La articulación de estos combates en exigencia a las grandes centrales como la CUT dirigida por el Partido Comunista y el CONFECH dirigido por los mismos y el Frente Amplio a que salgan de los sillones de la pasividad rompiendo la tregua con Piñera, levantando una real oposición en las calles contra los ataques y reformas del Gobierno a través de un Pliego Único de Demandas y un Plan de Lucha Nacional en perspectiva de un Paro Nacional puede efectivamente tirar abajo cada uno de los propósitos del Gobierno.