Luego de la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca, la agudización del conflicto en La Araucanía se ha hecho evidente. De manera desesperada, el gobierno de Sebastián Piñera ha intentado poner un alto a las acciones de resistencia y descontento que se han producido al sur del Bío-Bío, con medidas que parecieran ser contrapuestas. Al más fiel estilo de Hollywood, han surgido las figuras de los ministros Alfredo Moreno y Andrés Chadwick protagonizando los roles del policía bueno y el policía malo. El primero, acercándose a las comunidades con un discurso apaciguador, intentando encontrar una salida pacífica a través del diálogo. Por su parte, el segundo insiste en entregarle mayores atribuciones -como leyes de excepción- a uniformados e instituciones de Orden y Seguridad, mismas que han demostrado ser incapaces de controlar el conflicto.
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