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Grecia: Diez años desde la llegada de Syriza al poder… y la capitulación ante las clases dominantes europeas

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Hannah Sell.

Artículo de Socialism Today.

Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT.

 

(Imagen: Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia y líder de SYRIZA, en 2015)

En la mayoría de los países, tras el colapso del estalinismo en 1989-91, la clase obrera sigue sin tener sus propias organizaciones políticas de masas. Syriza y otras «nuevas formaciones de izquierda» fueron intentos iniciales de llenar ese vacío, pero fracasaron. Una década después, HANNAH SELL echa la vista atrás a Syriza en el gobierno y extrae las lecciones para hoy.
 

El viernes 28 de febrero de 2025 más de un millón de personas salieron a la calle en toda Grecia, una décima parte de toda la población. La huelga general, la mayor en muchas décadas, se convocó para exigir justicia para las víctimas del accidente ferroviario de Tempe ocurrido dos años antes. Las reivindicaciones de la huelga -contra la austeridad y las privatizaciones, por aumentos salariales y la restauración de la negociación colectiva- representaron un levantamiento contra todo lo que la clase trabajadora griega ha sufrido en los últimos dieciséis años, en los que el gasto medio de los hogares es hoy un 31% inferior, en términos reales, a lo que era en 2009.Demostró sin lugar a dudas que la clase trabajadora griega ha vuelto a entrar en la escena de la historia, una década después de la derrota resultante de la traición de Syriza – «la coalición de la izquierda radical»-, que fue llevada al poder en enero de 2015, solo para capitular siete meses después.

Inevitablemente, a medida que se intensifique la lucha de clases en Grecia, se producirán debates sobre las lecciones del gobierno de Syriza. No es relevante sólo para Grecia. La llegada al poder, y luego la capitulación, de Syriza fue una de las varias experiencias de las «nuevas formaciones de izquierda» que surgieron a raíz de la Gran Recesión de 2008-2009. Fue un periodo de crisis capitalista generalizada. En la eurozona, los capitalistas de los países más poderosos, en particular Alemania, infligieron una brutal austeridad a los países más débiles de la «periferia»: Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España. La clase obrera contraatacó en todos los países, con huelgas generales en España, Portugal, Italia y, sobre todo, Grecia. Se desarrollaron nuevas formaciones políticas de izquierda en varios países -desde Podemos en España hasta el corbynismo en Gran Bretaña-, pero las lecciones de Syriza, donde la lucha de clases alcanzó su punto álgido y la traición fue más profunda, son particularmente crudas.

 

La economía griega se contrajo más de un 27% entre 2008 y 2014, una escala similar a la sufrida por la clase obrera estadounidense en la Gran Depresión de 1929-1933. Inevitablemente, la clase dominante griega estaba decidida a que fuera la clase trabajadora la que pagara por la crisis. Contaban con el respaldo de las instituciones del capitalismo mundial. Cuando la crisis económica hizo que el gobierno griego se enfrentara al impago de sus enormes deudas, la «troika», formada por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la UE, concedió «paquetes de rescate». Más de la mitad del dinero del rescate se destinó al servicio de las deudas existentes, y vino acompañado de «condiciones estrictas» de privatización al por mayor, recortes del gasto público y otras medidas de austeridad, incluida una reducción del 22% del salario mínimo. El desempleo se disparó de alrededor del 8% en 2008 al 28% en 2013. El desempleo juvenil alcanzó un máximo de casi el 60%.

 

La clase trabajadora griega no aceptó la miseria que se le ofrecía. Lucharon contra ella con increíble determinación. Entre 2010 y 2015 hubo unas 40 huelgas generales. Hubo una oleada de ocupaciones de centros de trabajo. En todo el país estallaron importantes luchas sociales, sobre todo en 2011-12, incluido el movimiento de «ocupación de las plazas» de las ciudades griegas.

 

La clase obrera también buscó un arma electoral con la que librar la lucha. Al principio, en las elecciones generales de 2009, el PASOK, el antiguo Partido Socialdemócrata, llegó al poder con más de tres millones de votos (43,9%), obteniendo 160 escaños en un parlamento de 300. En esas elecciones, Syriza recibió 315.627 votos, apenas el 4,6% del total.

El PASOK, en nada diferente al laborismo de Starmer, aplicó una brutal austeridad en nombre de la clase capitalista. En consecuencia, en 2011 el primer ministro del PASOK, Yorgos Papandreu, se vio obligado a dimitir y, para poder seguir actuando en interés de la clase capitalista, el PASOK formó un «gobierno de unidad nacional» con Nueva Democracia, el partido capitalista tradicional, equivalente a los tories en Gran Bretaña.

En 2012 hubo dos elecciones generales, en mayo y luego -tras fracasar los intentos de formar gobierno- de nuevo en junio. En ambas elecciones, el PASOK fue duramente castigado por cumplir las órdenes de la troika y la élite. En las segundas elecciones se redujo al 13% de los votos y 33 escaños. Syriza, que se presentaba bajo el lema «por un gobierno de izquierdas», avanzó -alcanzando el 26% de los votos y 71 escaños en junio-, pero fue Nueva Democracia la que llegó al poder con el 30% de los votos. Nueva Democracia, por supuesto, continuó con la misma brutal austeridad de antes. En las siguientes elecciones generales, en enero de 2015, el PASOK fue aniquilado, obteniendo sólo el 4,6% de los votos, el voto de Nueva Democracia cayó en una pequeña cantidad, y Syriza subió al poder con más de 2,24 millones de votos, el 36,3% del total. Le faltaron dos diputados para alcanzar la mayoría, pero formó gobierno con el pequeño partido de derechas Griegos Independientes…

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