Inicio Ciencia Grandes tecnologías: Una amenaza directa a la verdad y la democracia. 

Grandes tecnologías: Una amenaza directa a la verdad y la democracia. 

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por Carlos Pichuante Verdugo, Activista ambiental y animalista

En un mundo inundado de información, las redes sociales han tomado un rol central como principales canales de comunicación y consumo de noticias. Sin embargo, cuando una de las empresas más influyentes del planeta, Meta, decide abandonar el chequeo de datos, el impacto sobre la calidad de la información y, por ende, sobre la democracia, es devastador.

El chequeo de datos no es un lujo; es una herramienta fundamental para combatir la desinformación, un fenómeno que ha demostrado ser tan peligroso como cualquier arma moderna. Desde la manipulación electoral hasta las teorías conspirativas y las campañas antivacunas, la proliferación de información falsa puede sembrar el caos, polarizar a las sociedades y socavar instituciones fundamentales.

El problema de la desinformación sin control

Meta, con plataformas como Facebook e Instagram, juega un papel crucial en la difusión de información a nivel global. Al retirar su compromiso con el chequeo de datos, no solo abdica de su responsabilidad social, sino que se convierte en un facilitador de la desinformación. Esta decisión tiene implicaciones críticas: Normalización de lo falso: Al no corregir información falsa, se permite que las mentiras se conviertan en verdades percibidas. En un entorno donde lo viral importa más que lo veraz, las consecuencias pueden ser irreversibles.                                   Impacto en la democracia: Las campañas de desinformación afectan elecciones, manipulan la opinión pública y erosionan la confianza en los sistemas democráticos. Al no regular el contenido, Meta se convierte en un agente pasivo de la inestabilidad política.                                    

Desigualdad informativa: Mientras los ciudadanos comunes se ven expuestos a un flujo incontrolado de desinformación, aquellos con recursos pueden pagar por acceder a información de calidad. Esto profundiza las brechas entre quienes pueden discernir lo verdadero de lo falso y quienes no. El debilitamiento de la salud pública: La falta de chequeo en temas como la ciencia y la medicina puede poner en riesgo la vida de millones, como ya se ha visto con la difusión de teorías antivacunas y curas falsas.

Meta: ¿Innovación o irresponsabilidad?

Meta justifica esta decisión bajo argumentos como “promover la libertad de expresión” o reducir costos operativos. Sin embargo, esto no es libertad, sino negligencia. La libertad de expresión no implica que las mentiras tengan el mismo valor que la verdad; significa garantizar un espacio donde la información verdadera pueda prevalecer y ser debatida.

Al actuar como un intermediario pasivo, Meta demuestra que su prioridad no es el bienestar social, sino maximizar ganancias. Esta postura mercantilista, que pone los clics por encima de la responsabilidad, refuerza la idea de que las grandes empresas tecnológicas no rinden cuentas, a pesar de su impacto masivo en la sociedad.

La necesidad de regulación

El abandono del chequeo de datos por Meta más el excesivo y sin control poder del control de datos de las personas por algunos pocos personajes  tales como Zuckenberg, Musk y Bezos subraya la urgencia de establecer regulaciones más estrictas para las plataformas digitales. Los gobiernos, la sociedad civil y los organismos internacionales deben exigir transparencia y mecanismos efectivos para combatir la desinformación.

La verdad no puede ser un daño colateral de los modelos de negocio de las grandes tecnológicas. Si Meta se rehúsa a asumir su responsabilidad, el costo lo pagaremos todos: una sociedad desinformada, polarizada y cada vez más vulnerable. Es hora de exigir que la verdad tenga un lugar prioritario en el ecosistema digital.

 

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