Inicio Cultura y Arte Gottfried Keller, Maestro del dramatismo intenso y el humor agudo

Gottfried Keller, Maestro del dramatismo intenso y el humor agudo

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Alfredo Rubio Bazan <alfredorubiobazan@gmail.com>

Gottfried Keller

(19 de julio de 1819, Zúrich, Suiza

–15 de julio de 1890, Zúrich, Suiza)

Escritor suizo; novelista y poeta, que escribió sus obras en alemán. Es, sin duda, el escritor más representativo de las letras suizas del siglo XIX. Sus novelas y cuentos son realistas, con pinceladas románticas; Keller es un maestro del dramatismo intenso y del humor agudo. Considerado por sus contemporáneos como uno de los mayores escritores germánicos. Su obra, bucólica y costumbrista, lo posiciona entre personalidades posteriores como Knut Hamsun o Isaac Babel, quienes, al igual que Keller, muestran las contradicciones entre el humilde mundo campesino y el ambiguo escenario en que transcurren florituras y cotilleos burgueses, tan propios del esplendor europeo decimonónico.

Gottfried Keller es valorado principalmente por su novela autobiográfica Enrique el Verde, considerada la obra maestra del realismo alemán. No sólo porque en ella el género de la novela de formación llega a su perfección, sino porque todos sus elementos narrativos y estructurales son de una calidad única; es un espejo de la sociedad y el pensamiento alemanes de la segunda mitad del siglo XIX, y, por tanto un testimonio único de ese momento histórico tan decisivo para el devenir del siglo XX. Su influencia en la literatura alemana de este siglo ha sido enorme. Por su calidad literaria y por lo que supone dentro del contexto de la literatura alemana. Reelaborada por el autor en los últimos años de su vida, la biografía de Enrique ofrece un modelo perfecto de cómo el entorno social puede volverse en contra de las inclinaciones naturales de un individuo, haciendo imposible la integración armónica de ambos.

Nacido en Zurich. Tras la inesperada muerte de su padre, Keller conoció la experiencia de sentirse en cierto modo marginado por la sociedad en la que vivía. La primera verdadera pasión de Keller fue la pintura. Expulsado en una confusión política de la Industrieschule en Zürich, se convirtió en aprendiz en 1834 del pintor paisajista Steiger y en 1837 del acuarelista Rudolf Meyer (1803-1857). En 1840, fue a Munich (Baviera) para estudiar arte por un tiempo en la Real Academia de Bellas Artes. Pero ni siquiera esa estancia, con una beca, le resultó de provecho para mejorar sus cualidades pictóricas. Sin embargo, los poemas de tono político que escribía, en la tradición de Herwegh y Freiligrath, supusieron un cambio radical para él en la concepción de su futuro, al tiempo que se instaló en Suiza en 1843, donde encontró su hogar en los movimientos políticos de carácter liberal que tuvieron lugar a lo largo de los años 40.

Tras la fundación del Estado Federal, Keller se marchó de nuevo, esta vez a Heidelberg, donde conoció a Ludwig Feuerbach, y algo más tarde a Berlín, lugar en el que, a pesar de sentirse muy solo, le brindó una de sus etapas más productivas. Sin embargo, Keller consideró siempre este periodo como el peor de su vida. A su primera colección de poemas publicado en 1846 con el título Gedichte (Poemas), le siguió en 1851 un segundo tomo, Neuere Gedichte (Nuevos poemas).

También durante este tiempo se dedicó a reflexionar sobre su juventud en la figura de un protagonista al que dio el nombre de Enrique el Verde. El resultado de estas reflexiones fue la novela en cuatro tomos Enrique el Verde (Der grüne Heinrich, 1854-55), una de las mejores obras de la literatura en lengua alemana y sobre la que Keller, como novela autobiográfica que era, siguió ocupándose durante toda su vida hasta hacer una segunda versión definitiva en 1880.

En 1856, fruto también de los años de Berlín, apareció el primer tomo de las novelas que conforman el ciclo de Die Leute von Seldwyla (La gente de Seldwyla). En las descripciones de paisajes, ciudades y personajes se refleja la Suiza de aquel momento, observada siempre desde un punto de vista crítico, no carente de buen humor y de ironía. Tanto Das Fähnlein der sieben Aufrechten (El estandarte de los siete justos, 1860) como las Züricher Novellen (Novelas zuriquesas, 1878) reforzaron su fama como patriota; tal vez deseando que esto fuera cierto, Keller aceptó el cargo de Secretario Cantonal. En obras como las Sieben Legenden (Siete leyendas, 1872) o el Sinngedicht (El epigrama, 1881-82) se apartó ligeramente de temas específicamente suizos; sin embargo, en su última obra, la novela Martin Salander (1887), mostró muy duramente cómo la Suiza de ese momento se había apartado casi completamente de los ideales liberales. Entre sus relatos cabe citar el cuento humorístico Los tres abogados de Kammacher y la narración trágica Romeo y Julieta en el pueblo.

La Fundación Gottfried Keller creada en 1890 por Lydia Escher, mecenas suiza de las artes, se convirtió en una importante institución de colección para el arte

http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=keller-gottfried

https://es.wikipedia.org/wiki/Gottfried_Keller

https://www.epdlp.com/escritor.php?id=6753

Enrique el Verde: Contiene la autobiografía novelada de su autor, y en concreto el tortuoso camino por los primeros años de la vida de un artista frustrado que fue capaz de encarnar una parte significativa del destino de varias generaciones de un pueblo. Detalla la vida de Heinrich Lee desde la infancia a través de sus primeros encuentros románticos, sus incipientes intentos de convertirse en pintor en Munich y su eventual instalación como empleado de la cancillería. La historia toma su nombre del color que Enrique afectó en el vestido. Él es hijo de un burgués suizo, criado con ternura por una madre viuda. Después de bromas y experiencias juveniles, y un despido no completamente justificado de la escuela, pasa un tiempo en la aldea de su madre en actividades cuya descripción vale mucho más que la realidad. Decide ser pintor y va a la bohemia artística de Munich. A partir de ahí, encuentra el camino a la mansión de un conde, y luego regresa a casa con su madre moribunda y un arrepentimiento demasiado tardío y breve. La segunda versión revisada hace que Heinrich abandone el arte para ingresar al servicio civil. Esta experiencia brinda ocasión para reflexiones políticas prolongadas. El tono de las reminiscencias deja en claro que Keller haría que el lector entendiera que Heinrich ha vivido y resucitado de su inestabilidad e irresolución y por fin ve la vida de manera constante y alegre. Emparentada estrechamente con obras como la segunda Educación sentimental de Flaubert y con Judas El Oscuro de Hardy, Enrique El Verde materializa el giro decisivo de la novela europea moderna, con la recuperación de un realismo cervantino que hizo posible la revolución narrativa de las primeras décadas del siglo XX. Novela de la intimidad y de lo cotidiano y, al mismo tiempo, novela épica, el relato comienza con una larga descripción de la figura del padre, cuya muerte prematura cambia la vida del extraño protagonista. Fue Kafka quien señaló que el padre muerto se proyecta en cada uno de los momentos cruciales de la novela. El curso de la vida se convierte en la historia picaresca de una cadena de fracasos,y en el aprendizaje de una resignación que se transforma en escritura. Novela de formación y de de artista, por tanto, es también una heimatroman o novela de la tierra-patria, en la que el último Keller, halagado por sus conciudadanos pero íntimamente malogrado, vuelve sobre su vida y sobre su país desde una perspectiva crítica que expresa por vía negativa una amorosa comprensión.

«La vida humana es una escuela permanente.» – Gottfried Keller

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