por Celso Calfullan
Este 11 de marzo se cumplió un año más de las mismas políticas neoliberales de los últimos 33 años, de los gobiernos de la derecha concertacionista y los gobiernos de la derecha pinochetista encabezados por Piñera.
Siguen profundizando el modelo neoliberal, se han quitado completamente la careta “progresistas” y siguen impulsando las políticas neoliberales que solo benefician al 1% más rico de la sociedad, a los dueños del poder y las riquezas, sin la menor preocupación por las grandes mayorías empobrecidas, explotadas y condenas a vivir en condiciones miserables.
Los mismos que decían luchar contra el TPP-11 y lucían poleras con consignas contra este tratado, son los terminaron aprobando y poniendo en funcionamiento este tratado, en otras palabras, se dieron vuelta la chaqueta completamente.
Con este acuerdo y los anteriores veremos cómo nuestras riquezas naturales como el litio y otras riquezas seguirán siendo entregadas a las grandes multinacionales, de los países imperialistas.
Cada día que pasa queda demostrado que está completamente subordinado a la derecha y sus políticas neoliberales. Ya no queda la menor duda que este gobierno, es otro gobierno neoliberal, pro empresarios.
Cada vez se hace más difícil diferenciar entre un gobierno de derecha y uno que se dice de izquierda, a los gobiernos no les importa la opinión democrática de la ciudadanía no sirve de nada ganar elecciones y exigir cambios al sistema.
Todos los gobiernos finalmente se inclinan respetuosamente ante los grandes grupos económicos que dictan lo que se puede o no se puede hacer bajo los gobiernos elegidos por el pueblo en las diferentes elecciones.
Todo esto a pesar de los enormes desastres económicos y sociales que están provocando, algo que parece no preocupar a los neoliberales, mientras ellos sigan aumentando sus ganancias. La crisis ya es demasiado evidente y está teniendo consecuencias desastrosas para la clase trabajadora en todo el planeta.
Por otro lado este gobierno “progresista” y “feminista” está abalando un nuevo proceso constitucional fraudulento, que es completamente anti democrático, donde el pueblo no tiene ninguna participación real, donde las mujeres y pueblos indígenas han sido completamente excluidos.
Hoy se está produciendo un enorme desencanto por todo el planeta precisamente con los gobiernos que no cumplen con las promesas de campaña, que fue la razón por lo que la gente voto por ellos.
Suben como la espuma en base a sus promesas de cambio y justicia social, su auge es meteórico, pero rápidamente también empieza el proceso de desprestigio y declinación de muchos de estos presidentes “progresistas” (supuestamente de izquierda), tienen buenos discursos de cambio cuando no son parte de un gobierno, pero uno vez que llegan al poder terminando aplicando las mismas políticas que antes criticaban.
Un claro ejemplo de esto es su posición sobre las demandas del pueblo mapuche, muchos de los que hoy están en el gobierno apoyaban, visitaban las comunidades se tomaban fotos con los mapuche y repudiaban la represión en contra de ellos, ahora el actual gobierno es el que impulsa una política represiva contra quienes luchan legítimamente por sus derechos más básicos. En lo concreto han intensificado la represión contra las comunidades mapuche.
Pasado un año de este gobierno encabezado por Boris y con su último cambio de gabinete se puede ver que cada vez más sigue girando a la derecha, hoy esta mucho más a la derecha que hace un año atrás. La única conclusión que puede sacar la clase trabajadora y los sectores populares es que es una ilusión esperar cambios reales de un gobierno con estas características, los sectores burgueses o pequeños burgueses siempre terminan sucumbiendo bajo el capitalismo.
Hoy más que nunca se reafirma los que venimos diciendo hace años, lo que Chile necesita es un gobierno encabezado por los trabajadores, que se plantee claramente terminar con el capitalismo y todas sus injusticias.
Celso Calfullan.