«La infamia de una hambruna provocada: la guerra del hambre de Israel en Gaza»
Gideon Levy
A l’encontre, 25-7-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 27-7-2025
El plan de Israel para la limpieza étnica de la Franja de Gaza avanza a pasos agigantados, quizás más rápido de lo previsto. Además de los resultados significativos ya obtenidos en materia de asesinatos y destrucción sistemática, en los últimos días hemos asistido otra etapa decisiva: la hambruna provocada deliberadamente comienza a dar sus «frutos».
Los efectos de esta política se extienden rápidamente, con un número de víctimas que no es inferior al de los muertos causados por los bombardeos. Quienes no mueren haciendo cola para conseguir comida tienen muchas posibilidades de morir de hambre.
El arma del hambre intencional funciona. La Fundación «humanitaria» de Gaza (GHF) es, por su parte, un trágico éxito. No sólo han sido asesinados cientos de habitantes de Gaza mientras hacían cola para recibir paquetes distribuidos por la GHF, sino que otros no consiguieron llegar a los puntos de distribución y murieron de hambre. La mayoría de ellos son niños y bebés.
Solamente el miércoles 23 de julio murieron de hambre 15 personas, entre ellas tres niños y un bebé de seis semanas. Desde el comienzo de la guerra han muerto (de hambre) 102 personas, entre ellas 80 niños, y las cifras siguen aumentando en los últimos días.
Las imágenes que los medios de comunicación locales criminales de Israel ocultan al público —cuya falta de cobertura de Gaza nunca será olvidada ni perdonada— son vistas por el resto del mundo. Son imágenes que recuerdan a las de los sobrevivientes de los campos de concentración, imágenes del Holocausto. Ocultarlas equivale a negar el fenómeno.
Cuerpos esqueléticos de bebés y niños pequeños, vivos o muertos, con los huesos sobresaliendo a través de la piel o los músculos atrofiados, los ojos y la boca abiertos, la mirada vacía.
Yacen en el suelo de los hospitales, en camas improvisadas, o son transportados en carros tirados por burros. Son imágenes infernales. En Israel, mucha gente rechaza estas fotos, dudan de su veracidad. Otros expresan su alegría y orgullo al ver a bebés hambrientos. Sí, eso es en lo que nos hemos convertido.
Convertir el hambre intencional en un arma legítima y aceptable entre los israelíes, ya sea mediante un apoyo manifiesto o una indiferencia glacial, es el paso más demoníaco hasta la fecha en la guerra que Israel ha lanzado contra la Franja de Gaza.
Es también lo único para lo que no se puede inventar ninguna justificación, excusa o explicación. Ni siquiera la maquinaria propagandística sin límites de Israel es capaz de encontrarla. El hambre se ha convertido en un arma legítima, porque es otro medio para alcanzar el objetivo: la limpieza étnica.
Hay que interiorizar esta realidad y considerar la continuación de la guerra desde esta perspectiva. Israel saca provecho de las muertes causadas por los disparos y se beneficia también del hambre que mata a cientos de personas. Sólo así será posible hacer Gaza inhabitable, y sólo así sus habitantes se irán «por voluntad propia», primero a la «ciudad humanitaria» (ese campo de concentración establecido al sur de Gaza), y luego a Libia, o quién sabe dónde.
La hambruna ya se ve en todos los rostros. Los periodistas palestinos en Gaza que aún no han sido asesinados por el ejército israelí informan que no han comido nada en los últimos dos o tres días.
Incluso los médicos extranjeros hablaron el miércoles de lo que habían comido, o más bien de lo que no habían comido. Una médica canadiense del hospital Nasser declaró que en los dos días anteriores sólo había comido un pequeño tazón de lentejas. No podrá seguir atendiendo a los enfermos y heridos en estas condiciones. Eso también le viene bien a Israel.
Un equipo de Al-Jazeera acompañó a un joven que salía en busca de comida para sus hijos. Buscó y buscó hasta que encontró dos paquetes de harina israelí y una botella de aceite en un puesto del mercado. El precio era de varios cientos de shekels por paquete, por lo que regresó a su casa con las manos vacías, donde le esperaban sus hijos hambrientos. Poco después, la cadena de televisión daba detalles sobre las tres etapas que llevan a la muerte por inanición. Los hijos de este hombre se encontraban en la segunda etapa.
Esta hambruna organizada ha convertido esta guerra en la más horrible de las guerras de Israel, y sin duda en la más criminal. Nunca hemos hambreado a dos millones de personas de esta manera.
Sin embargo, sólo hay una cosa peor que la hambruna deliberada: la indiferencia con la que se recibe en Israel. A una hora y media en coche del lugar donde murió el miércoles otro bebé, Yussef al-Safadi. Su familia no había podido encontrar un sustituto de leche para él. Mientras moría, el canal Channel 12 emitía un programa de cocina y los resultados de audiencia eran excelentes.
-Artículo original publicado en el diario israelí Haaretz, 24-7-2025