por Hector Vega
La crisis supera ampliamente a las autoridades en un escenario que oscila entre lo tragicómico y lo indignante. Creo que aún no vemos todo. A pocas horas de sus declaraciones el ministro de la Salud es desmentido por una enfermera de la Posta Central de Santiago. La Seremi de la Salud de Temuco, incumpliendo las mismas directivas que pregonaba desde el podio en una conferencia de prensa contamina al Intendente de la Región y a parte importante del cuerpo de salud. La inefable ministra de transporte, que al igual que el alza de los $30 hace 5 meses atrás, nunca previó lo que sucedería el día lunes 23 con trabajadores hacinados en buses con evidente riesgo de contaminación. En algunos días más esperamos el balance de esta operación vergonzosa en la mega ciudad de Santiago. Sin planes de coordinación entre salidas y llegadas, circuitos de transporte y fin de actividades laborales, las rutinas y procedimientos preestablecidos de las patrullas militares arriesgan encuentros indeseados entre civiles y militares. Una mínima lógica de coordinación señala que lo militar debiera adaptarse a las actividades de millones de trabajadores que mueven la ciudad, –so pena de trágicas consecuencias desde ya previsibles. El jueves 19 de marzo en la región de Talca, con diferencia de horas, el instructivo del general de ejército a cargo de la zona de excepción, donde se limitaban drásticamente las actividades de los civiles, fue desmentido por la propia institución. El protocolo del ejército establecido para estado de sitio no se correspondía con las situaciones que vivía la ciudad. El desmentido posterior revelaba la falta de coordinación entre la autoridad civil y militar. Más aún. Sin control alguno, el pasado viernes 20 paseantes santiaguinos rumbeaban en pos del litoral en la 5ª Región, Talca y Concepción. Ante la inacción de las autoridades ministeriales, alcaldes de las Comunas de Santiago decidían restricciones vehiculares en su territorio. Suerte de cuarentena que la autoridad central nunca ha tenido la voluntad política de realizar. Recordemos que hace una semana atrás las autoridades mencionaban el establecimiento de aduanas sanitarias en regiones sensibles del territorio para evitar la propagación del virus desde zonas contaminadas. Lejos parece la posibilidad de decretar la cuarentena total de la Región Metropolitana y el desplazamiento de su población hacia otras regiones. La prensa escrita y televisiva da cuentas, profusamente, de otras situaciones. Basta mencionarlas. Funcionaria en Chillán positiva con Covid-19 vacuna a adultos mayores y otros pacientes; infección en el Compin (institución del estado encargada de otorgar licencias médicas) determinó la muerte de adulta mayor de la comuna de Renca; el ministro de Salud ignora en su informe diario segunda muerte por Corona virus en la comuna de Maipú…..
Las autoridades aun no caen en cuenta que las condiciones que plantea la pandemia son propias de una situación de guerra. Sin una planificación desde la base las reuniones de los ministros con el presidente de la república a la cabeza carecen de sentido. La economía mundial será afectada por un largo tiempo, nuestra economía no será una excepción, factores básicos de las cadenas de producción se han visto afectados, paralizando o funcionando a medio ritmo los trabajos públicos, la construcción, los servicios en las grandes ciudades. El sector de las PYME arriesga una crisis severa y con ello a miles de trabajadores a un desempleo temporal sin expectativas de una pronta recuperación; sus fondos de pensión se han visto recortados sustancialmente poniendo en duda la posibilidad de una pronta jubilación. Sin un plan de recuperación involucrando a las unidades de producción de todo tipo, grandes, pequeñas, medianas y micro empresas, con la participación de sus trabajadores, empresarios, profesionales, científicos y técnicos de todos los ámbitos y sectores, las expectativas de recuperación se alejarán irremediablemente.
Los porfiados hechos revelan que la autoridad política ha fallado en toda la línea. En un régimen parlamentario habría bastado para que el gabinete renunciara con el Primer Ministro a la cabeza. Sin embargo, es más que una incompetencia. La revuelta social de hace 5 meses atrás, manifestaciones multitudinarias del 25 de octubre del año pasado, del 8 de marzo de este año a lo largo y ancho del territorio, lo demuestra. Pero también esa revuelta señala que el sistema que siguió a la dictadura cívico-militar durante 30 años fracasó irremediablemente. Peor todavía. Ese sistema ya no tiene vigencia y otros hombres y mujeres deben tomar el relevo; capaces de interpretar lo que el Pueblo manifestó de manera clara y contundente en estos meses. Sin embargo, una transición de esa magnitud no es posible en cuestión de días. Pero, es necesario dar pasos en esa dirección, dar continuidad sistémica a la revuelta social. Tarea gigantesca, donde una crisis sanitaria desconocida en sus efectos políticos, sociales y económicos nos hace reconocer que actores y roles que asume la actual estructura del Estado, no tienen nada que proponer. Transitamos por tiempos de cambio desde donde surge una nueva ética y por tanto una nueva sociedad y una nueva práctica económica. Participar en los cambios que vienen en la economía es lo que propongo en los párrafos que siguen; plataforma de discusión abierta a aportes y al servicio de quienes buscan vivir Tiempos Nuevos.
No quiero dejar nada abierto a la ambigüedad. La política de la transición pone en jaque el proceso constituyente, sus plazos así como la elección de delegados constituyentes, carecen de vigencia pues autoridades sin ninguna credibilidad, clase política ampliamente repudiada, no están en capacidad ni de fijar reglas que las organicen, ni menos aún presidir actos de la civilidad que tendrán máxima importancia en la vida de la Nación. Este quiebre de la política pone un punto de interrogación en los procesos que vendrán.
Un Plan Nacional: Mesas de mercado y Fondo de Reserva y Estabilización
Proponer cuarentenas de regiones equivale a asumir la aplicación de medidas estructurales en el marco de una economía de guerra. A las restricciones de movilidad de la población, cierre de actividades de la ciudad, vigilancia militar, se suman dos aspectos propios del funcionamiento productivo a saber, (1) la planificación del aparato productivo o economía real y (2) acuerdos de funcionamiento del aparato productivo en mesas de mercado del sector privado con acuerdos refrendados por el Estado. Un Estado moderno que busca resolver una crisis sanitaria de efectos desconocidos con instrumentos tradicionales de la economía neoliberal va directo al fracaso. Economistas educados en la vieja escuela de los fetiches neoliberales difícilmente entienden la economía del Plan, menos aún las decisiones que se imponen. Tiempos de transición desde una economía enfrentada a una crisis sanitaria planetaria, cuyos efectos son impredecibles, exigen nuevas herramientas y nuevos compromisos donde el Estado tiene un rol preponderante.
En esa orientación, no se entienden los endeudamientos del Estado, el recurso a fondos soberanos, reasignaciones presupuestarias, proyectos sociales, sin la actividad concertada con el sector privado trabajando en la economía real. Concertación que visualizamos a partir de acuerdos de empresas en mesas de mercado presididas por el Estado. Dichos acuerdos conformarán un Plan Nacional bajo la orientación y prioridades políticas definidas por el Estado.
Funcionamiento de la economía real: Mesas de mercado
El sector real de la economía, por efectos de la crisis sanitaria, debe seguir los lineamientos de una economía de guerra. Esto implica hacerse cargo de operaciones que anteriormente resolvía el mercado tradicional. Reemplazarlo en tiempos de crisis por “mesas de mercado” presididas por el Estado, implica simular en torno a una mesa los suministros de insumos, su precio, tiempos de ejecución y entrega final de la producción. Discusión que deberá concluir en acuerdos concertados ante autoridades del Estado bajo la forma de un Plan Nacional.
La relevancia de los interlocutores de estas mesas no puede basarse solo en el tamaño de las empresas sino en el efecto que tienen en la cadena de suministros que implica su producción y con ello los pasos intermedios en juego, que de no cumplirse, implican costos financieros importantes. Por eso, segmentos de las PYME que forman parte de la cadena de valor de las grandes empresas y otras que representan millones de trabajadores, deben considerarse en las mesas de mercado cuya organización es responsabilidad del Estado. Un escenario de inestabilidad se instalará ante cualquier falla en los acuerdos. Tendrá por efecto la interrupción de los proyectos y una duda acerca de la eficacia de lo que se discute en las mesas de mercado. Instalada esa duda las expectativas de inversión bajarán. A ello seguirá una caída en la demanda interna. Es previsible que el Banco Central, como solución recurra al alivio monetario (Quantitive Easing) mediante la compra de bonos del sector privado, ya conocido en la crisis subprime del 2007/2008. Solución plausible siempre que el Estado lo maneje desde un Plan Indicativo centrado en los acuerdos de las mesas de mercado. En el presente eso no parece plausible. Desde ya detectamos los sectores económicos más golpeados, entre ellos los servicios. Paralizadas en sus actividades, pero no en sus gastos, las PYME corren el riesgo de quiebra. Representan más de 5 millones de trabajadores en el país, contingente caracterizado por la precarización de sus condiciones labores, menor inversión en capital y por tanto menor productividad, lo que en condiciones de crisis sanitaria las hace más vulnerables. Es un universo de micro, pequeñas y medianas empresas, cuya subsistencia y estabilidad depende, en algunos casos, de su encadenamiento a empresas grandes, pero eso no es la generalidad pues allí predominan problemas de financiamiento, pago de proveedores, endeudamiento, diferente acceso a programas de fomento y apoyo del Estado. En contraste con las grandes empresas que representan el 2% del total, sus ventas no superan el 15%. Las ventas de las grandes empresas acaparan el 85% del total. ¡Diferencia colosal! En tiempos de una crisis sanitaria que impone restricciones nunca antes vistas y a nivel planetario, se pone en evidencia la precariedad en tiempos de crisis de estructuras productivas que ponen en riesgo la subsistencia de millones de trabajadores. Es el momento de preguntarse: ¿Qué empresa para qué trabajo? Cuestión estructural que exige escuchar a los trabajadores como interlocutor central en las negociaciones que se desarrollarán en las mesas de mercado. En un plano diferente se plantea el 2% de grandes empresas que estadísticamente se define por sobre las 100 mil UF. Un capítulo aparte en esta discusión de problemas fundamentales merece la minería del cobre y por accesión el litio y las riquezas del mar nacional. En más de 150 años de existencia la minería del cobre no ha superado su estatus exportador de materia prima incluyendo en el concentrado del cobre más de 30 minerales preciosos que serán elaborados y comercializados en las economías importadoras. La inserción en las cadenas de valor internacional, con otras asociaciones y objetivos, es un tema central que puede corregir esta situación desmedrada. Esto debe ser abordado y negociado con los actuales concesionarios y el propio Estado que explota los yacimientos. Se trata de un asunto de Estado. Como lo dijimos más arriba se abre un período de larga recuperación de la economía mundial bajo condiciones sociales nunca antes vista en la historia económica y nuestro país no es la excepción.
En su operación las mesas de mercado deberán transparentar intenciones y con ello eliminar las prácticas oligopólicas, monopólicas y aún monopsónicas del mercado. Es el momento de entender que la economía de guerra debe erradicar y condenar las prácticas especulativas, el contrabando, las falsificaciones (se han mencionado varias en estos días a propósito del alcohol gel y las mascarillas), cobros indebidos en los test de Cov-19, falta de información de consumidores finales. En el pasado los tribunales han condenado a penas irrisorias o ridículas a colusiones en el mercado con grave perjuicio a los consumidores. Pero por sobre todo el Plan de las mesas de mercado en este período de crisis debe prever los pedidos masivos de camas de hospital y de UCI; planificar instalaciones de emergencia para las cuarentenas sanitarias, incorporación del ejército en tareas sanitarias; control de testeos (en un comienzo se especulaba con sus costos en cifras que sobrepasaban los 40 mil pesos); planificación de cuarentenas urbanas y aduanas sanitarias; seguimientos estadísticos en el rastreo de asintomáticos…
El transporte y abastecimiento de la Región Metropolitana está en el centro de grandes movimientos de mercadería e insumos y en la discusión de concesiones ruteras con peajes excesivos o improcedentes. Aparte de regular el cumplimiento de reglamentos viales el ministerio de transportes debe dirigir la planificación del flujo de trabajadores, pasajeros y movimiento de mercaderías en la Región Metropolitana. A esta fecha no lo hace. En coordinación con los empresarios debe adaptarse en el transporte de los trabajadores el sistema de bloques de horarios para así desconcentrar su riesgosa circulación en el Transantiago.
Un elemento central en las mesas de mercado es establecer confianzas a través de la interlocución. De allí surgen acuerdos presenciales o en línea, la aclaración de disposiciones legales y estatutarias para perfeccionar las transacciones. Las materias sobre la mesa son diversas y abarcan los distintos sectores económicos: servicios, agricultura, industria, infraestructura productiva y social (esto es, vivienda, salud, planes de educación, población sin techo, etc), tareas municipales, transporte de basuras en barrios marginales a rellenos sanitarios –tema capital en época de virus…. El Estado preside y certifica los acuerdos, postula sus prioridades, aporta estudios y dossiers en los temas tratados existentes en oficinas sectoriales de la Administración Pública, municipalidades e instituciones especializadas, e incurre en gasto público. Factores que se reflejarán en las soluciones de calidad, precio y plazos de entrega. La potenciación del sector de pequeñas y micro empresas, en lo referente a sus suministros a las cadenas de valor o los empleos que proveen, debe ser promovida y vigilada por el Estado. La participación de los consumidores en los acuerdos es un resultado que el Estado debe prever en los acuerdos.
Concurren a las mesas de mercado presididas por el Estado, los diferentes actores sociales involucrados a saber, trabajadores; empresarios (productores finales y abastecedores de insumos propios al proyecto o producto de que se trata); consumidores finales e intermediarios en la cadena de producción –actores claves para evitar la interrupción de la cadena de valor en tiempos de crisis; banqueros; cooperativas y asociaciones de consumidores. Ese es el tejido social de los acuerdos. Su amplitud, bajo la dirección y en parte financiamiento del Estado, otorga credibilidad a los acuerdos. Las actividades y compromisos del Estado en las mesas de mercado requieren gasto público lo que se orienta y contabiliza en un Fondo de Reserva y Estabilización.
Un punto relativo a la cesantía en la crisis sanitaria. Se discute en este momento, el recurso a la cuenta individual del trabajador en el Seguro de Cesantía cuando se suspende la relación laboral entre el trabajador y el empleador por cierre de la empresa en la actual crisis sanitaria. En el Senado existe la contra propuesta de utilizar el Fondo de Cesantía solidario con aporte fiscal. Me inclino por la propuesta de los senadores siempre y cuando el Fondo solidario sea permanentemente financiado por el Estado en el caso de la crisis sanitaria actual. Las cotizaciones previsionales, en el caso de cierre provisorio de la empresa deben pagarse por el empleador.
Fondo de Reserva y Estabilización (FRE)
A través del Fondo de Reserva y Estabilización (FRE) se financia el Plan de las mesas de mercado. Fondo que será creado por ley. El FRE es un organismo autónomo que en el curso de ejecución del Plan se articula para todos los efectos de financiamiento de las operaciones con el sector público a través de los ministerios encargados de los sectores para los efectos de la supervisión y coordinación de los trabajos de su sector y con el sector privado en la producción de bienes y relación con sus pares sectoriales.
En el FRE se incluyen los gastos del Estado que se financiarán mediante (1) Títulos de Deuda Pública (Banco Central); (2) el 2% constitucional del Presupuesto Público. En la coordinación y vigilancia del gasto del sector público se consideran las instituciones y empresas del Estado. La emisión de bonos del sector privado permitirá un financiamiento de empresas que se encuentran en la cadena de valor de actividades cuya quiebra tendría graves consecuencias en el empleo.
Bajo la tutela y aportes del Estado, se articulan recursos humanos, materiales y financieros capaces de cumplir con los objetivos del Plan. Los fondos del FRE estarán regulados por la Comisión del Mercado de Valores. Los bonos se emitirán en una moneda de cuenta autorizada por el Banco Central; tendrán un plazo superior a un año y serán reajustables. El Estado se constituirá garante de los títulos de deuda así emitidos. El sector privado extranjero podrá comprar los títulos de Deuda.
En el Plan se especificará la magnitud de obras y servicios necesarios; territorios y localidades de ejecución; plazos y entrega de obras y funcionamiento. Aparte de las necesidades cubiertas cualquiera de los proyectos abordados tendrá efectos en el empleo.
Conclusión
Las directivas de esta economía de guerra forman parte de la transición política que se inició con la revuelta del 18 de Octubre de 2019. En esta búsqueda por una plena democracia, sería presuntuoso y fuera de lugar presentar un texto de esta naturaleza como la única base capaz de aunar voluntades y objetivos. Pero, un punto de partida es necesario. Nótese que las mesas de mercado no son sino un área en que se buscan acuerdos en torno a una estructura productiva en actual funcionamiento pero que ha sido muy castigada por la pandemia que vive el planeta. Por lo tanto es necesario poner la economía en pié, reconstruirla teniendo en cuenta los cambios profundos que ha sufrido la estructura social en el curso de los últimos 30 años, pero también teniendo en cuenta que la tarea es inmensa y larga. En definitiva, iniciemos el rumbo de una transición que ya en sí representa un desafío enorme para nuestra generación.
Santiago, marzo 23, 2020
Abogado y Economista. Miembro del Comité de Defensa del Cobre, miembro de la Organización Recuperemos Chile.