Fidel, Fidel… ¿qué tiene Fidel, que los norteamericanos no pueden (ni jamás pudieron) con él? Desde mi rincón campesino en Coltauco (Chile), alzo mi copa a la salud del comandante, abogado, escritor y héroe latinoamericano, Fidel Castro Ruz. Honor y gloria para ti, compañero comandante.
Arturo Alejandro Muñoz
En mis tierras huasas del Chile central, hay una opinión que se hace carne cada vez que alguien fallece y debemos acompañarle a su última morada. “No hay muerto malo”, o mejor todavía, “todos los muertos son buenos”. Claro, pues, ya que una vez fallecida la persona, deja de ser ‘peligrosa’ en términos concretos (peligrosa, por supuesto, para quienes detentan el poder y el dinero).
Lo anterior, según mi exigua opinión, resulta más valedero aun si nos referimos a un líder popular que se ha enfrentado a la más grande potencia bélica y económica que ha conocido la Historia Universal. ¿Su nombre? Fidel Castro Ruz. A ti quiero dirigir mis palabras, querido comandante. Y mi intención es hacerlo dado que por estos rumbos del austro cuentas con millones de seres que defienden tu obra y honran tu memoria. Soy uno de ellos.
Obviamente, no me conoces… no tienes dato ni información alguna respecto de quién soy; no obstante, por angas o por mangas, somos hermanos. Claro que sí, hermanos unidos por el sentimiento latinoamericanista, por la pasión que inunda nuestros pechos al momento de defender la justicia verdadera, la social y la otra. Hermanos porque nos sentimos bellamente astados a ese cordón umbilical que transporta libertad, igualdad, soberanía popular y solidaridad.
Quiero rendirte un humilde homenaje, y lo hago ahora, cuando tu figura sigue presente física e intelectualmente en el panorama de los pueblos del mundo. Crecí contemplando y valorando tus acciones libertarias, valientes, inigualables. Cuando luchabas en Sierra Maestra yo me empinaba recién por mis 13 años de edad. En Curicó, ciudad campesina alejada miles de kilómetros de tu amada Cuba, escuché de boca de mi madre que habías derrotado al corrupto y asesino dictador –socio de varias ‘familias’ de gánsteres norteamericanos- Fulgencio Batista, y que tus “barbudos” entraron triunfantes a La Habana en el primer amanecer del año 1959.
A partir de ese momento me transformé en una especie de “biógrafo” tuyo. Me representaste maravillosamente en la Asamblea General de las Naciones Unidas el año 1960 –y estoy cierto que lo mismo sintieron millones de latinoamericanos- al terminar tu alocución ante los dignatarios de cien naciones diciendo:
<<«La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba condena, en fin, la explotación del hombre por el hombre, y la explotación de los países subdesarrollados por el capital financiero imperialista.
<<«En consecuencia, la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, proclama ante América» —y lo proclama aquí ante el mundo:
<<«El derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros y los indios a la ‘dignidad plena del hombre’; el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a una vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su plena soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas, y armar a sus obreros» —porque en esto nosotros tenemos que ser armamentistas, en armar a nuestro pueblo para defendernos de los ataques imperialistas—, «campesinos, estudiantes, intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos.».
<<Algunos querían conocer cuál era la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba. Pues bien, ¡esta es nuestra línea!>>
¿Cuántos atentados contra tu vida, contra el gobierno que encabezabas y contra el proceso revolucionario, ocurrieron desde 1960 a la fecha actual? Todos fallidos, por cierto, lo que deja en claro la enorme capacidad de los servicios de inteligencia que tú mismo estructuraste. Más relevante que ello ha sido, a no dudar, el apoyo incondicional del pueblo cubano. El fracaso de la invasión norteamericana-gusanos en Bahía Cochinos el año 1961 así lo confirma. Y si alguien, en el resto del planeta, aun duda de cuán sólida ha sido la obra de la revolución, bástele entender que pese a encontrarse tan solo a 130 kilómetros de las costas cubanas, el gran imperio estadounidense no fue capaz de derribar al gobierno y al pueblo de la isla hermosa.
A este respecto, apunta Wikipedia: <<Junto a los planes de asesinato se idearon por parte de la CIA otros intentos para afectar a su imagen ante el pueblo, como unos polvos en los zapatos para que se le cayese la barba (que en aquellos años era un símbolo revolucionario) o rociar un estudio de televisión con LSD para que perdiera la compostura mientras hablaba.
<<En todo momento, la CIA intentó evitar que se relacionasen directamente al gobierno de EE.UU., para evitar conflictos internacionales, por lo que llegó a recurrir a la mafia (una de las grandes perjudicadas del triunfo de la revolución).
<<El Equipo de Servicios Técnicos de la CIA fue creativo especialmente a la hora de intentar asesinar a Castro. El Criptónimo CIA de los intentos de asesinato fue Operación ZRRIFLE y su cerebro fue Sidney Gottlieb. Por ejemplo, intentaron colocar una píldora de cianuro en un batido de chocolate, que el líder cubano tenía por costumbre tomar en el Hotel Habana Libre. La operación debía ser ejecutada por un camarero al servicio de la mafia cubana, que en el último momento no fue capaz.
<<También trataron de aprovechar su afición al buceo utilizando un traje de buzo envenenado, pero le acababan de regalar uno nuevo. En su defecto, decidieron emplear explosivos con forma de moluscos con colores llamativos, pero no encontraron moluscos suficientemente grandes.
<<Un intento que alcanzó publicidad a nivel internacional fue el reclutamiento de Marita Lorenz, una ex-amante de Fidel, por parte de la CIA para que lo envenenara. Cuando llegó hasta él, Castro le preguntó si iba a matarlo, a lo que ella contestó que sí. Entonces Castro le dio una pistola para que lo hiciera, pero ella fue incapaz.
<<Otro de los métodos más publicitados fue el empleo de puros habanos, tanto venenosos como explosivos, empleados por su conocida afición (hasta que dejó el tabaco en los años setenta). Otros intentos contabilizados fueron dispararle con un bazuca mientras daba un discurso, ametrallarlo con una falsa cámara, envenenarlo con un bolígrafo-jeringuilla o el reciente intento de explosionar una tribuna en el que debía dar un discurso en su visita a Panamá en 2000 (organizado por el ex-agente de la CIA Luis Posada Carriles).>>
Hacia 1952, las empresas norteamericanas controlaban el 47,4% de la producción azucarera, el 90% de la producción de electricidad y de las redes telefónicas, el 70% de las refinerías de petróleo, el 100% de la producción de níquel y el 25% de las casas comerciales, los hoteles y la industria de productos alimenticios. Desde que comenzó la revolución, Cuba fue hostigada por Estados Unidos. En 1960, el gobierno norteamericano dejó de comprar azúcar. Esto condujo a un acercamiento de los cubanos con la U.R.S.S., que se comprometió a comprar medio millón de toneladas anuales de azúcar durante cuatro años. Estados Unidos decidió entonces no enviar más petróleo a Cuba, que comenzó a proveerse de la U.R.S.S.
Las compañías norteamericanas en la isla se negaron a trabajar y el gobierno respondió expropiando y nacionalizando todas las empresas petroleras de ese origen y, luego, las compañías de electricidad y teléfonos.
Desde el año 1959, cuando Dwight Eisenhower dio el puntapié inicial al embargo comercial como forma de agresión porque el gobierno revolucionarios había nacionalizado sus recursos naturales, Cuba ha soportado –junto al embargo- ataques aéreos de las aviación estadounidense, desembarco bélico de mercenarios adiestrados y equipados por Washington DC, bloqueo criminal que no cejó un día siquiera desde su inicio en 1962, intentos de envenenamiento y asesinato de algunos de sus principales líderes, etc., etc.
No obstante, todo lo anterior (que a decir verdad hoy cumplió ya 54 años) ha constituido para los EEUU un estruendoso fracaso, una vergüenza internacional que grafica de manera indesmentible la “calidad” de la democracia que ese país pretende imponer al resto del planeta, una democracia que es tal solamente si sirve de manera cipaya a los intereses estadounidenses. Cuba no lo hizo, no lo aceptó, luchó heroicamente contra esas amenazas, soportó cuanta maldad le fue enviada desde el Capitolio, el Pentágono y la CIA.
Digámoslo sin retórica ni balbuceos; en estricto rigor, el establishment invasor, predador y expoliador que dirige a los EEUU ha sido derrotado por el pueblo y el gobierno cubano… Fidel Castro lo hizo. Por ello me permito, humildemente desde mi rincón campesino en Coltauco (Chile), alzar mi copa a la salud del comandante, abogado, escritor y héroe latinoamericano, Fidel Castro Ruz. Honor y gloria para ti, compañero comandante.