por Mauro Salazar
Il Pleut sur Santiago es la filmografía de 1975. El documental vio la luz en Francia y Bulgaria, y su estreno fue en diciembre del mismo año. Es una producción de Helvio Soto que se inscribe en el tiempo del exilio. Aquí el tiempo, es un tópico prevalente. El título del film abraza un movimiento de visualidad y significados que articulan tiempo e historia. La lluvia es el telón de fondo y su monótono repicar abraza el tempo de la inmanencia, que se propone como huella de la historia, nombrar dondevivimos bajo la enseñanza de la tragidicidad. La lluvia es similar a la destinación de lo que vendrá. Una metáfora del tiempo que se vive y la perpetuación de la catástrofe una resonancia pregnante que marca nuestro diferendo irrefrenable.
Santiago, convertida en la capital del horror, carece de todo porvenir en nombre de la acumulación primitiva del capital. La lengua desgarrada tras el Golpe, fragmentada, herida, que acompaña nuestras rupturas, no cesará. En suma, las frustraciones y las dificultades de estar en el mundo, de haber sido lanzados al infinito exilio y al verso bruto. La lengua es sinónimo de destierros, porque solo será posible pulular en las desposesiones y en desarraigos sin obra comunitaria.
Astor Piazzolla, supo encarnar todo el gris del horror, los exilios, y los vejámenes del oscurantismo. Extinción de todo horizonte en aquello que el filósofo chileno, Willy Thayer, llama la “sociedad del golpe”. Sociedad fundada desde y para el Golpe. Piazzolla y la máquina de padecimientos (litúrgicos) petrificados en metal, apela al trauma acústico que cultiva una sensitividad que mantiene las “penumbras de la sangre”. Sangre que marca la época de la desaparición, los halcones y nuestros heraldos. Piazzolla nos brinda un universo de sonoridades, una fuerza imaginal, hasta imputar la letra modernizante de los “Chicagos Boys”. El sentimiento de pérdida permanece en vilo luego de 50 años. El metal Bandoneón -en prosa o en materialidad- participa de diversos éxodos forzados, donde la desterritorialización del capital muestra a nuestras élites extasiadas de “capital foráneo”. La película de Helvio Soto, y su afán de memorias combativas, alude a la riqueza de acontecimientos -a los deseos de reconstrucción- de la izquierda chilena en el exilio. Los lazos que aún podrían quedar entre lo político, lo social, aunque fueron aplastados por un hito sanguinario. Piazzolla retiene el tiempo triste que encierra la destrucción de una época donde la ciudad y sus habitantes han visto como el ritmar desaparece para siempre. Piazzolla puede traducir la experiencia del horror que no tiene lenguaje, salvo el Doble A y la tristeza del violín de Antonio Agri.
Un collage de la supervivencia, que solo puede nombrar una sonoridad sin diccionarios. Todo en una doble configuración, ya que ausencia e inmigración forzada se presentan como una circunvalación de los exiliados chilenos. Tratar de regresar a la tierra de origen, carece de sentido. Una vez expulsados de la patria, se padece el extrañamiento —apátrida— como lo sufrirá una legión de padecimientos donde se ha perdido la lengua. El exilio extraviado, demencial, desquiciado, fuera de sí, queda atrapado por la esclavitud de lo cotidiano. Un mundo-inmundo, una vivencia consumiendo vida.
Un silencio retumbante en un análisis tímbrico, tiñe la operación fundacional del golpismo crónico. Y si la herida supura y no para de sangrar, cómo explicar el drástico presente del tempo triste que experimenta Chile es algo necesario, pero no suficiente, para dar cuenta de la drástica transmutación que cifra una devastación sanguinaria. Una devastación que no para de llegar.
Por fin, el tratamiento de las memorias devela la facticidad rampante de lo innombrable en la cotidianidad de nuestros bárbaros.
Salir del tiempo distópico de la post/historia, es posible mediante el riesgo de evadir la querella generacional con una impunidad adicional: exiliar la demografía de los vivos, testigos y prosistas de la memoria. Esperar las nuevas generaciones como posibilidad de olvido, será el colofón de la infinita tragedia.
Otra impunidad.
Porca vida.
Mauro Salazar J. Doctorado en Comunicación. UFRO.
Link.
(103) Astor Piazzolla, «Llueve sobre Santiago» – YouTube