Peter Gowan
A l’encontre, 31-5-2020
Traducción de Correspondencia de Prensa
Una ola de protestas invadió un número creciente de ciudades en los Estados Unidos el sábado 30 de mayo. Varios gobernadores movilizaron a la Guardia Nacional y hubo toque de queda en varias ciudades importantes, entre ellas Atlanta, Chicago, Louisville, Denver, Miami y Milwaukee. Un hombre de 19 años murió de un disparo en el centro de Detroit y otro en Indianápolis. Sin embargo, el candidato presidencial demócrata Joe Biden denunció la «violencia»… de los manifestantes. Una condena que entierra las divisiones raciales y de clase. (Redacción de A l’encontre]
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Tras el asesinato de George Floyd por un policía de Minneapolis, algunos medios de comunicación de nuestro país han centrado su atención en cuestiones críticas que deben ser abordadas.
¿Debemos condenar los saqueos?
Sí, debemos condenar el saqueo de los países del Sur por los militares occidentales y las multinacionales. Debemos manejar la posibilidad de que una vacuna contra la Covid-19 sea secuestrada, privatizada y vendida con fines de lucro, y el consiguiente saqueo de los países subdesarrollados y de las personas con seguros de enfermedad insuficientes.
Deberíamos luchar contra el saqueo de las «reservas» de las naciones subdesarrolladas a través de deudas odiosas y de programas de ajuste estructurales elaborados e impuestos por las instituciones internacionales en este mismo momento.
Pero, ¿deberíamos preocuparnos por el otro tipo de saqueos?
Deberíamos ser más que despiadados para no preocuparnos por el saqueo de casas y edificios por parte de los buitres capitalistas. Debemos organizarnos contra la inminente ola de desalojos que golpeará a nuestras comunidades tan pronto como los tribunales vuelvan a abrir sus puertas. Y debemos luchar contra el robo de casas y de escuelas; la destrucción innecesaria de vidas debido a que son muchos y muchas los/las tienen que dar prioridad a la comida antes que al alquiler.
Nos preocupa que barrios enteros de clase trabajadora sean entregados a la burguesía, gentrificados, y que sus edificios sean remplazados por viviendas para familias más ricas y blancas, que entregan un botín mayor al propietario. Debemos indignarnos ante el hecho de que la policía esté saqueando los campamentos de los sin techo, y debemos exigir que las casas y habitaciones vacías y seguras sean dejadas para los sin techo.
¿Debemos preocuparnos por el verdadero saqueo?
Por supuesto que sí. Los fondos de inversión privados van a hacer fortuna con la quiebra de empresas en todo el país. Después de despedir a los trabajadores y trabajadoras y de saquear sus pensiones, se van a escapar con el botín. Nos preocupa el intento de saqueo del Servicio Postal de los Estados Unidos (que está siendo privatizado), por ejemplo, destruyendo un sinnúmero de puestos de trabajo, con personal sindicado, y un servicio público esencial para convertir una institución pública en una empresa privada destinada únicamente a generar beneficios.
Es un escándalo el continuo saqueo de los programas sociales de los gobiernos y locales y de los estados por un Partido Republicano federal que quiere verlos destruidos y por una dirección Demócrata en la Cámara que presenta como solución a este problema la de conceder a los ricos de los estados azules (demócratas) una reducción masiva de impuestos. Lamentamos que los representantes que dicen defender a los trabajadores y a los oprimidos permitan que su nivel de vida se hunda, mientras que los ricos obtienen rebajas de impuestos.
Sin una lucha decidida de los trabajadores, el verdadero saqueo será el de las arcas públicas en tanto que la clase de los millonarios ganó 434.000 millones de dólares durante la pandemia.
Pero, ¿debe preocuparnos el saqueo de comercios como Target o Autozone?
Se trata de la destrucción de bienes por personas enfurecidas tras el asesinato de un hombre negro inocente por un oficial de policía blanco. ¿Deberíamos, como el «moderado blanco» Martin Luther King (1), intentar evitar un levantamiento antirracista?
¿Debemos condenar a la clase obrera negra porque ataca a un gobierno y una economía concebidos para reprimirlos, explotarlos y someterlos incluso durante una pandemia que ha cuestionado la propia supervivencia del capitalismo? (2) ¿Debemos sumarnos a esa condena ritual cuando nuestros medios de comunicación tratan los actos de destrucción de la propiedad privada por parte de los hinchas deportivos como simple alegría y entusiasmo, mientras que el saqueo de las comunidades obreras por parte de las empresas es considerado como una cuestión de rutina?
No. George Floyd es importante. Las vidas de los negros son importantes. Y mientras no podamos construir un movimiento para derrotar el racismo y el capitalismo, mientras que los trabajadores de todas las razas no logren unirse contra los capitalistas y su aparato represivo, es importante que los patrones, los funcionarios del gobierno y la policía que los protegen sientan un poco de furia proletaria que les recuerde que las vidas de los negros importan.
Si le preocupan los saqueos, diríjase a los militares, la policía, las compañías farmacéuticas, los vampiros de los fondos de inversión, los propietarios, los especuladores inmobiliarios y los multimillonarios. Y exija que el mundo que una vez le fue robado a la gran mayoría le sea devuelto.
Artículo publicado en Jacobin, 28-5-2020: https://www.jacobinmag.com/
Notas
1] https://www.africa.upenn.edu/Articles_Gen/Letter_Birmingham.html
2] En abril, el Washington Post informó que en el estado de Michigan, el 40% de las muertes por Covid-19 se habían registrado en la comunidad negra, a pesar de que ésta representa sólo el 14% de la población. (Redacción de A l’encontre)