Héctor Vega. 24/03/2024
Entre el Pueblo y el Estado, organizador de la vida social, se instala un intermediario que es fruto de una lucha de Poder, la que finalmente determina, qué, cuándo y cómo recibe el Pueblo los Bienes Comunes que están más allá de lo que pueden recibir con el salario que ganan. Por eso surge el presupuesto nacional para pobres, indigentes, discapacitados, grupos, cada vez más numerosos, que se incorporan con propuestas que, aparte de no haber sido historicamente consideradas, suscitan contradicciones en los círculos dominantes que manejan el Estado.
Esto ha sido una larga evolución. Situada su comienzo con el Tratado de Westfalia, sumamos 386 años. Ese fue el comienzo de los Estados de la era moderna.
Sin un seguimiento de los Estados, y su evolución, es imposible tener la profundidad histórica que el tema necesita, quiero decir, no se entiende la argumentación de hoy que, en una primera aproximación devela los grupos de poder que manejan el aparataje estatal. Grupos que manejan no sólo la Deuda para hacer funcionar sus empresas, sino además, aquella parte de la Deuda, o rebalse, que financia los programas de Bienes Comunes del Estado.
Es la lucha del siglo XX y del siglo XXI, a los que se suman sectores sociales que exigen educación, salud, vivienda, infraestructura de ciudades, comunicaciones…a eso se agrega en el siglo XXI, el cambio climático, las reservas de energías renovables, el gasto en investigación científica…
El horizonte del gasto social se amplifica. Ya no es lo básico, sino el salto de la Humanidad hacia cimas desde donde se conquistarán espacios que el Estado deberá consolidar.
Por eso la lucha sobrepasó los espacios del siglo XX, nuevos sectores sociales impulsaron programas cada vez más ambiciosos.
La Revolución Francesa fue un intento de la burguesia por manejar el Tesoro Real. Eso terminó en un fracaso. Años más tarde, fracasada la Restauración, viene la Revolución de 1848, 59 años más tarde de la Revolución de 1789.
De ahí se siguen luchas en las que se inspira Marx que busca un sujeto de la Revolución. Por eso su interés en La Comuna de Paris (1871), que no dura sino escasos 3 meses.
La lucha sigue en el siglo XX por ocupar ese espacio entre el Pueblo y el Estado, cuya disputa lideran las clases dominantes. Espacio que disputa, no sólo el proletariado, sino las emergentes clases medias.
Es el espacio que, en el siglo XXI luchan por integrar, mujeres, estudiantes, indígenas, campesinos, inmigrantes, pobladores, desplazados de los centros urbanos, LGTB, et cera.
Es la lucha social de nuestros días.