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En Venezuela se juega el destino de la izquierda latinoamericana

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Traicionando sus propias raíces y a sus electores, varios dirigentes socialistas chilenos juegan el papel de ‘loros’ en beneficio de la sediciosa y  predadora derecha venezolana instruida y capacitada por Washington. Siempre es bueno recordar…eso realiza esta nota

 Es entendible (nunca aceptable) que sectores del ultrismo fundamentalista de la derecha económica manifiesten odiosidades hacia el fallecido mandatario Hugo Chávez y, consecuentemente con ello, hacia el actual presidente Maduro y la revolución socialista que se desarrolla en el país de Bolívar y de Bello por vía democrática y constitucional. Pero, llama a la duda respecto de la honestidad política de algunas tiendas partidistas el escuchar a dirigentes del socialismo chileno atacar casi con saña aquel proceso, demostrando desinformación e ignorancia respecto de lo que en verdad sucede en Venezuela.  

Esos mismos individuos son quienes hacen ingentes esfuerzos por evitar que en Venezuela triunfe un proceso popular, el que en  cierta medida representa también el sentir de miles de chilenos que vivieron en carne propia los afiebrados ataques derechistas (apoyados por EEUU) contra el gobierno constitucional del doctor Salvador Allende y la Unidad Popular, adalid de los cambios sociales en América del Sur en la década del 70.   

En Venezuela se está decidiendo el futuro de la izquierda latinoamericana, y muy en particular el destino de nuestra propia -y aún atomizada- izquierda chilena. Para los auténticos izquierdistas, declaraciones y actuaciones de personeros como Isabel Allende, Carolina Tohá, Juan Pablo Letelier, Fulvio Rossi y Marcelo Díaz han sido una puñalada traidora en las espaldas del pueblo que los eligió como representantes de la ideología socialista.  Pero ellos, y muchos otros que les siguen la huella de ignorancia y desinformación, optaron por satisfacer las ambiciones perennes de sus nuevos patrones, los aliancistas y los empresarios transnacionales, insultando a Venezuela, a su pueblo y a su gobierno mediante la explicitación de una sarta de mentiras, suposiciones y cuentos míticos sacados, obviamente, de páginas mercuriales y de aquello que relatan ciertos periodistas de canales de televisión pagados por los mismos que saquean Chile y engañan a la ciudadanía. 

El conocido investigador político Juan Pablo Moreno G., respecto del tema que convoca este artículo, les señaló en su momento a los parlamentarios Rossi y Díaz que le parecía indecente y casi pornográfico que desde un Chile con apenas dos diarios de circulación nacional que merecen el nombre de tales (El Mercurio y La Tercera, ambos de derecha y neoliberales) y 40 diarios regionales –el 95% de derecha y el 75% pertenecientes a El Mercurio S.A.P- se cuestionara o se sembrara dudas sobre la libertad de expresión en un país como la República Bolivariana de Venezuela,  donde hay 20 o más diarios de circulación nacional (de Caracas, Barquisimeto, Valencia y Maracaibo), y unos 140 diarios regionales, de los cuales el 80% son  de derecha, y también  -más que opositores- ‘enemigos’ declarados de la revolución bolivariana. 

Para Juan Pablo Moreno (y me adhiero a su comentario) aumenta la sensación de náuseas el comprobar que estas acusaciones gratuitas (e infundadas) provengan de personas que participaron en el gobierno de Salvador Allende, como es el caso del ex senador PRSD Navarrete, o de actuales militantes de ese partido, quienes hacen  esfuerzos por seguir manteniendo a la opinión pública atrapada por un engaño que no resiste nuevos maquillajes, pues decir que ellos son “personas de izquierda” resulta ya un insulto, una bofetada a la inteligencia de la gente. 

Por eso no extrañó a muchos auténticos socialistas lo que en su momento declararon algunos ‘próceres’ de esa tienda en relación a las demandas estudiantiles y populares, como fue el caso de Camilo Escalona que se lanzó en picada contra el grito nacional que está comenzando a agigantarse exigiendo una Asamblea Constituyente. O Pepe Auth, otro inefable ‘progresista’ que ninguneó a sus propios electores (y al país en general) cuando, molesto por los llamados de atención hechos por dirigentes estudiantiles, manifestó que él  ”no actuaba (¿legislaba?) según opinara la gente”. Ante tamañas declaraciones, ni Escalona ni Auth pueden decirse representantes de las mayorías ciudadanas que procuran cambios sustanciales en el panorama político y económico nacional. ¿Entenderán entonces las razones del bajísimo nivel de aprobación que las encuestas registran para una Nueva Mayoría Concertación que pende de una cada vez más débil lanilla llamada Michelle Bachelet? 

La memoria no es tan frágil como para haber olvidado el ‘papelón’ que protagonizó el gobierno de  Ricardo Lagos Escobar el año 2002, ya que junto a los ultraderechistas Presidentes de Colombia y El Salvador (Uribe y Flores), fueron los únicos mandatarios de Latinoamérica y el Caribe que dieron su visto bueno  de manera sorprendentemente rápida al gobierno neoliberal fascista de Pedro Carmona Estanga, quien se había desempeñado hasta ese instante como presidente de la patronal Confederación del Gran Empresariado –Fedecámaras- y  a quien se le apodó “el Breve” ya que su mandato sedicioso no alcanzó a durar dos días. 

Quien en esa época era el embajador chileno en Caracas, Marcos Álvarez (militante del PRSD y muy cercano a la dirigencia del partido AD de Venezuela), siguiendo por cierto instrucciones de La Moneda-  reconoció al gobierno de facto, pero horas más tarde, de manera oportunista, cuando el golpe de la ultra derecha venezolana que habían fabricado los medios de prensa y TV (abrumadoramente dominados por la burguesía) cayó en estrepitoso fracaso debido a la valiente reacción de millones de venezolanos, así como el sólido apoyo a Hugo Chávez por parte de la mayoría de las FFAA, el presidente Ricardo Lagos y su ministra de RREE, la PDC Soledad Alvear, no titubearon en desautorizar a la parte más delgada del hilo, es decir, al embajador Álvarez. 

Es bueno recordar que poco antes del golpe, el dirigente PDC Gutenberg Martínez (esposo de la ex ministra Soledad Alvear) había permanecido durante tres semanas en Caracas conspirando con los  golpistas locales y coordinando el apoyo que esperaba obtener de la Internacional Democratacristiana en beneficio de los usurpadores ultraderechistas.  

Recordemos también que ese ex diputado PDC por Providencia y Ñuñoa –Gutenberg Martínez- es un viejo amigo de los derechistas de Venezuela, cercanos al Opus Dei, pues si la memoria no falla recuerdo que ya en la década de 1980 –a través de un grupo de militantes del ala derechista del PDC conocido como “los salvadoreños”– colaboró junto a militantes del COPEI venezolano en la represión a la guerrilla izquierdista, tanto en El Salvador como en Guatemala, obviamente en estrecha colaboración con la CIA, tal cual lo reconoció el líder de aquel grupo, el ya fallecido alcalde PDC de Chaitén (Chiloé continental), José Miguel Fritis, en una entrevista al diario “La Época” a comienzos de los años 90. 

Es, entonces, por todo lo relatado que en el ambiente internacional quedó flotando la sensación de que el verdadero pensamiento y posición política del gobierno de Ricardo Lagos frente al frustrado golpe de estado de Carmona ‘el Breve’, estuvo interpretado fielmente por aquella primera reacción con la cual se reconoció al gobierno de facto que los sediciosos empresarios venezolanos pretendieron imponer para derribar el gobierno legítimo y constitucional de Hugo Chávez. Todo este asunto, por cierto,  dañó por años las relaciones del Chile duopólico con la República Bolivariana de Venezuela. 

Algún tiempo después,  el 17 de julio del 2010, tres senadores de nuestro país –el PS Fulvio Rossi, el PDC Patricio Walker y el RN Andrés Allamand-  solicitaron ser enviados como ‘observadores’ del Congreso Nacional de Chile a las elecciones parlamentarias que Venezuela celebraría el día 26 de septiembre de ese mismo año. Destaquemos que dos de esos senadores, Walker y Allamand, ya habían estado en Caracas el mes de junio participando en un seminario organizado por las fuerzas derechistas de Venezuela (MUD) junto al Partido Popular (PP) de España. Walker y Allamand se entrometieron abiertamente en la política interna de aquella nación, e incluso se permitieron manifestar a la prensa opositora al gobierno de Chávez “graves sospechas sobre la corrección y legitimidad” de los comicios que se celebrarían dos meses después. 

Llegó el mes de septiembre del 2010 y aquellos tres senadores fueron, vieron, volvieron y… callaronNo emitieron una bendita palabra al regresar a Chile. Hasta hoy, nada han dicho. ¿Por qué? Simplemente porque allá, in situ, comprobaron cuán desinformados estaban y cuán serviles del interés de las transnacionales habían sido, ya que el proceso electoral destacó por su transparencia, modernidad, limpieza y rapidez. Aún más, hasta este año 2015 no ha habido nunca un reclamo fundado respecto a los resultados de esa prístina elección. Los 98 diputados bolivarianos, los 64 MUD y los tres PPT e independientes, ejercen sus funciones legislativas normalmente, y los resultados definitivos y completos –en siete niveles e incluso mesa a mesa- están publicados desde el 27 de septiembre del 2010 en la web del CNE (Consejo Nacional Electoral) de Venezuela. 

Pero, hasta las 20.00 horas del 26 de septiembre los senadores Allamand y Walker (sostenedores o elegidos a través de la estafa binominal en la que un voto puede valer hasta dos), tuvieron la desfachatez de cuestionar el sistema electoral de Venezuela, el cual combina un sistema proporcional (Lista) con uno mayoritario (Nominal) para elegir a los 165 diputados de la Asamblea Nacional. 

No satisfechos con lo anterior, ciertos ‘socialistas’ siguieron yendo a Caracas a prestar apoyo a la derecha de aquella República y a quien fue su candidato neoliberal perteneciente al Partido “Primero Justicia” (algo así como la UDI); Henrique (con hacheCapriles Radonski, como ocurrió con Ricardo Lagos Escobar cuando junto al ex presidente socialdemócrata brasileño, Fernando Enrique Cardoso y al ex Primer Ministro (PSOE) español Felipe González (un parcito que en sus países pocos alaban),  concurrió a participar en un panel organizado por empresarios y banqueros, todos ellos “anti-Chávez, anti-revolución”, acicateado nuestro ‘faraón’  por el jugoso pago de US$750.000  a repartir entre los tres “panelistas”, quienes fueron bautizados en Venezuela como “los encantadores de serpientes”, verdaderos filibusteros al servicio del imperio. Para los socialistas chilenos, ello significó una nueva vergüenza. 

El ‘socialista’ Ricardo Lagos entregó su exposición mercenaria el día sábado 10 de marzo del 2012, y el domingo, a las 11:00 de la mañana, debía dar una conferencia de prensa, pero enterado de que los periodistas deseaban  preguntarle sobre su política cuprífera en Chile, así como también respecto al término en el año 2003 del control aduanero sobre el contenido de Metales Preciosos de los concentrados de cobre sacados de Chile por las trasnacionales y el grupo Luksic (que declaran 50 veces menos de los US$1,50 /libra de los metales derivados encontrados por CODELCO), decidió anular esa conferencia y dejar a la prensa con un palmo de narices ya que regresó a Chile donde JAMÁS ha dicho ni publicado nada sobre su pagada estadía en Caracas. 

Por último, y quizá resulte abundamiento en demasía, ¿será necesario gastar líneas mencionando al peor de todos, al epítome de la traición al socialismo? Me refiero a José Miguel Insulza, cobijado y bien pago por los Estados Unidos de Norteamérica, tanto por su gobierno central como por los intereses financieros y empresariales sitos en esa nación expansionista. Si usted, amigo lector, no lo sabe, permítame informarle que en América Central, el Caribe y América del Sur hay un total de 34 países, pero sólo México, Panamá, Honduras, Colombia y Chile parecen respetar el accionar de este militante del PS, cuyo zigzagueante tránsito político podría servir de tema a John le Carré en otra de sus excelentes novelas de espionaje y traiciones. 

Venezuela, bajo el mandato del Presidente Chávez, logró redactar una democrática y moderna Constitución Política (año 1999), así como estructuró la Asamblea Nacional, órgano unicameral que ejerce el Poder Legislativo con 165 diputados, los que han cumplido a cabalidad el mandato de sus electores. Ecuador y Bolivia también han avanzado en estas mismas materias, consolidando cada una de esas naciones el proceso de desarrollo basado en la independencia y soberanía, asuntos que provocan urticaria al sector derechista chileno, y muy en especial al empresariado predador tanto como a ciertos ‘socialistas’ que fungen de mayordomos del capital transnacional.

 

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