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En manos como estas cayó parte importante de la izquierda chilena después de la muerte de Salvador Allende

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Arturo Alejandro Muñoz

 

En la fotografía de portada, Sebastián Piñera y Fernando Flores, asociados en el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), el cual estuvo a punto de desaparecer. Finalmente sobrevivió, pero reducido a su mínima expresión, luego de que el Presidente Piñera quedara profundamente insatisfecho con el informe que le entregó en agosto pasado el consejo que presidía el ex senador Fernando Flores. Desde entonces, las relaciones entre Piñera y Flores se rompieron.

 

Fernando Flores el ‘gurú’ de la Concertación en los gobiernos de Lagos y Bachelet

Ex ministro del gobierno de Salvador Allende, luego de haber soportado la  ignominia del apresamiento por parte de los militares de la dictadura, viajó finalmente a los Estados Unidos donde se radicó y obtuvo interesantes logros económicos demostrando poseer capacidades envidiables (y plausibles) en  asuntos tecnológicos y políticos. Regresó al país y prontamente alcanzó          lugares de privilegio en el PPD, una de las tiendas políticas de la coalición Concertación de Partidos por la Democracia, mediante la cual estuvo alguna vez ocupando sitio como precandidato a la presidencia de la república.

Entre sus conocidos –y quizás íntimos- amigos de nivel internacional figuran  el ex presidente español Felipe Isidoro González, el mexicano Carlos Slim Helú (uno de los cinco hombres más ricos del planeta, según la Revista Forbes), y              Jesús de Polanco, propietario del españolísimo grupo político-mediático- empresarial PRISA. Estos tres insignes –junto a nuestro conocido Fernando Flores- constituían la élite de “los nuevos socialistas reconvertidos al  neoliberalismo‟ del mundo hispano parlante.

De González, digamos lo que de él opinaban sus coterráneos en España. Afirmaban esos peninsulares que al perder Felipe González las elecciones que lo sacaron de la presidencia del gobierno, España quedó con una deuda de 44 billones de pesetas (250.000 millones de euros), con una cesantía de 3,5 millones de        personas y se puso a la cabeza en Europa en cuanto a cesantía,         subempleo juvenil, subempleo femenino y empleos precarios. No obstante, González defendía meses más tarde su empresa político-mediática-cultural hablando de la necesidad de “formar emprendedores‟. Los españoles festinaron dolidamente el accionar de Felipe, a quien le acusaban de haberle sacado la letra O a la sigla PSOE.

 

La conexión González-Slim-Flores

En un encuentro realizado en Madrid, en el año 2001, encabezado por el entonces presidente mexicano Vicente Fox, los propietarios de PRISA (Jesús de Polanco) y de TELEVISA (Carlos Slim) formalizaron la incursión del grupo mediático español en la radio mexicana.

Aunque no aparecieron en las fotografías, dos personajes de extraordinaria relevancia en la vida pública de España y México            influyeron derechamente en el acuerdo. Uno de ellos era Felipe Isidoro González Márquez, el legendario ex dirigente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el otro era, obviamente, Carlos Slim.

Y de Slim podríamos llenar más de una página con sus “atributos‟ empresariales, ya que este mexicano-libanés fue el protagonista del famoso y repudiado “sabadazo‟ mexicano en diciembre de 1990, cuando oficialmente se anunció que TELMEX (Teléfonos de México) había sido vendida al mejor postor: el grupo CARSO y sus socios. La sonrisa de Slim reflejaba amplia satisfacción pues acababa de culminar con éxito uno de los grandes proyectos personales del presidente Carlos Salinas de Gortari en la euforia privatizadora  del PRI mexicano: dejarle a Carlos Slim la empresa que en poco tiempo lo convertiría en el cuarto hombre más rico del mundo, a la vez que se coronaba uno de los actos de corrupción más grande a escala planetaria.

Felipe González acudía regularmente a México invitado por Slim y se hospedaba en alguna de sus grandes propiedades, siendo también una especie de embajador de los negocios de Jesús de Polanco en tierras aztecas y centroamericanas. Digamos de paso que Slim –propietario de TELMEX- hizo grandes negocios en Chile presentado en ese país por el socio de Felipe González, el señor Fernando Flores, quien se convirtió en una especie de gurú del management político-empresarial-mediático-filosófico latinoamericano.

Felipe González, gracias a sus doce años de mandato como presidente del gobierno español, utilizaba magistralmente el poder político en beneficio de las rentas de sus asociados. Los viejos y antiguos ricos acceden al poder desde su             riqueza y clase social, mientras que los nuevos ricos acceden a la riqueza   desde el poder; y ambos, viejos y nuevos, utilizan ese poder para mantener y reproducir sus privilegios, tanto como las estructuras que lo hacen posible.

Desde que Felipe González accedió a la riqueza (a través del poder político) creó un potente lobby mediático-empresarial-político-cultural, especialmente en Iberoamérica. Entre otras acciones, durante su mandato presidencial, González se alió al grupo PRISA de Jesús de Polanco, a quien otorgó los créditos FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo) que tuvieron gran repercusión en América Latina, así como variadas concesiones que se vieron salpicadas por la corrupción que caracterizó al período presidencial de González en España.  Por su parte, Fernando Flores fundó la empresa “Emprendedores‟ (en la que por cierto participaba Felipe González), que actuaba especialmente en Latinoamérica y también en España, empresa que entre sus múltiples actividades formó el marketing político de los candidatos parlamentarios de la Concertación durante el gobierno de Ricardo Lagos, como también el de los nuevos cuadros del PSOE.

Felipe González presentó a Fernando Flores cuando este concurrió a dar una conferencia en Barcelona, ocasión que González aprovechó para atacar el pacto PSOE-PP (es decir, izquierda y derecha) en el país Vasco, y defender a los nacionalistas del PNV-EA de Bilbao y Guipúzcoa con los que su otra empresa (PRISA) ha firmado varios acuerdos.             

González acudió a Chile en noviembre del 2001 para apoyar electoralmente a Flores que se presentaba como candidato a senador con un gran circo electoral       al estilo norteamericano,

y de paso aprovechó de presentar un libro que había escrito junto a Juan L.Cebrián, el consejero de PRISA. No pierde tiempo en promover los intereses de su grupo. 

 

El gurú chileno en España

Felipe González tiene debilidad por Fernando Flores. Las fuentes consultadas están divididas al momento de calificarle: unos (en España) le llamaban a Flores “el cantamañanas‟; otros (en México) le decían “el vendedor de humo‟, pero todos, sin excepción, consideraban que se estaba aprovechando de la tradicional  ingenuidad política de los chilenos.

Lo que no tiene cuestionamiento es que la amistad con Felipe González le benefició en muchos millones. Un dirigente socialista español –que solicitó reserva de su identidad- relató lo siguiente: “Felipe le montó aquí (en España) un centro para jóvenes a los que les lavaba el cerebro. Creó una especie de cosa gurú. El primer encuentro con universitarios se lo montó la Fundación Progreso Global y yo le envié a mi secretaria. Cuando esta volvió me dijo: “¿pero dónde me has mandado?, es una cosa de brujos”.

Un antiguo amigo de Felipe González confidenció a un socialista chileno:

“¿Cómo se pudo encandilar Felipe de un personaje semejante? En el curso Flores insulta a la gente. Parece que es un método muy gringo para hacer reaccionar, pero imagínate en España”..…

Flores llevó su experimento a Extremadura y se organizó la fiesta. El chileno –cuentan los peninsulares- se reunía con Felipe González y con ciertos  emprendedores españoles, se cogían de las manos como si bailaran una sardana y entonaban himnos al progreso y al futuro. Esta amistad suscitó      malestar en ciertos sectores del PSOE, pues Flores basaba sus teorías en un nuevo liberalismo que muchos catalogaron de ultra, salvaje o inaceptable.

En España, a la influencia de Flores se achaca que González, en la crisis abierta con la detención de Pinochet en Londres, asumiera las tesis de que ese tema era un asunto interno de Chile y que la justicia española no debía intervenir.

Flores a su vez, utilizaba a González como reclamo para sus negocios y para su Club de Emprendedores, en el que se exigía una alta cuota de enganche y permanencia.

 

Los favores recibidos….

 … creo habértelos pagado…así reza el tango «Mano a Mano‟. La letra arrabalera de esa canción sirve para señalar que la sociedad Flores-González-Slim-Polanco pretendió encaminarse hacia un liderazgo político y económico cuyo objetivo principal era instaurar en tierras latinoamericanas un nuevo estilo, una especie de “new deal‟ económico-cultural, que permitiera solidificar las            estructuras neoliberales en países de la banda del Pacífico, específicamente en Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y el propio México. Desde esa posición, los “cuatro amigos‟ abordarían el premio mayor: conquistar Brasil y Argentina, países en los que ya mostraban historia en tal sentido, pues los grandes medios de comunicación en Argentina dieron cuenta de la «sorprendente» presencia del presidente del gobierno español cerca de De la Rúa cuando este -obligado por el estallido social que había provocado siguiendo las enseñanzas de Flores, González y compañía-, dejaba abruptamente la presidencia de la República Argentina. Pero, al mismo tiempo, Felipe González se acercaba al principal adversario interno del gobernante renunciado, el ex presidente Carlos Menem, y años más tarde  insistiría en el acercamiento a través de la nueva esposa de Menem, la chilena Cecilia Bolocco.

En el marco del cierre de la primera campaña presidencial de Michelle Bachelet, Felipe González se dejó caer en Arica para apoyar a su socio Fernando Flores, en una nueva incursión mediática del político criollo que había creado recientemente el diario electrónico “elmorrocotudo.cl‟, al que livianamente el español catalogó como “el primer diario ciudadano de América Latina” (¿?), apoyando sus    errados dichos en un solo soporte: el desinterés de los chilenos por la lectura, lo que permitía (y aún permite) a cualquiera afirmar lo que se le antoje ya que nuestros compatriotas, en su mayoría, declinan leer y optan por la farándula televisiva.

En la entrevista otorgada al “Morrocotudo‟, González se despachó algunos comentarios que tardía pero eficazmente resucitó otro de los supuestos “gurúes‟ de nuestra política, el inefable Tironi, en una columna del diario El Mercurio. Si usted leyó esa columna mercurial, o si leyó el asertivo artículo escrito en el GRANVALPARAISO por Raúl Gutiérrez en referencia al mismo asunto, le invito a recorrer parte de las opiniones que Felipe González entregó al medio digital perteneciente a su asociado Fernando Flores, para que descubra las similitudes “ideológicas‟ que hermanan a algunos de nuestros políticos de mayor “resonancia‟ gubernamental, con las ansias económicamente engullidoras de empresas transnacionales, sin patria ni ley, que muy bien representan en América Latina Flores, González y compañía: “(respecto de las semejanzas entre la Concertación y el proceso español) la primera semejanza fue el asentamiento de la democracia como sistema e, incluso, del horizonte electoral de incertidumbre, un factor democrático de primera magnitud.

Aún cuando discrepo de quienes dicen que democracia es igual a alternancia, pues la democracia sirve cuando la derrota es aceptable, es decir, gane quien gane, pierda quien pierda, la gente no tiene la tendencia a salir del sistema, sino que el sistema es aceptable porque le da una igualdad de oportunidades”.

Y más adelante, esta fue la pildorita que enguindó la torta e hizo saltar de gozo a los ex mapucistas que ocupaban el segundo piso de La Moneda en la era Lagos:: “la segunda semejanza es un proceso de modernización y de crecimiento económico con redistribución del ingreso y con mejoras de los servicios, que nunca es del todo satisfactorio. En Chile siempre hay una tensión en que los ciudadanos exigen servicios que se corresponden a niveles superiores del país”.

Estos fueron nuestros nuevos «emprendedores» hispano parlantes, nuestros aguerridos políticos otrora progresistas. Muchos de ellos venían descendiendo del árbol de la corrupción para subir al matorral del engaño, como era el caso del inefable Felipe González y del millonario Carlos Slim, antiguo socio de los  mandamases del corrupto Partido Revolucionario Institucional mexicano, el    nunca bien ponderado PRI.

¿Y usted, don Fernando, con ellos se juntaba, se asociaba y progresaba económicamente?  Supongo que alguien de su familia debe haberle enseñado  eso de “dime con quién andas y te diré quién eres”. A menos, claro, que el aroma embrujador del aceite fenicio lo haya transformado también en un             “megaempreSAURIO‟ de la política y los negocios en este país de ciegos.

En esas manos, luego de la muerte de Salvador Allende, estuvo aherrojada esa querida, popular, histórica y combativa izquierda; ¿estará aún en manos similares?

 

1 COMENTARIO

  1. Una golondrina no hace amanecer.
    Hace una docena de años, el PPD chileno, en un congreso nacional, decidió expulsar a Fernando Flores y Jorge Schaulson.
    Eso recuerda que las personas pasan y las instituciones quedan. Así y todo Chile sigue su camino, menos malo que el resto de nuestra américa latina, según indicadores de desarrollo humano.

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