El estudiante de contador auditor de la Universidad de Tarapacá, Daniel Menco Prieto, murió asesinado por un balín de acero, disparado desde una Escopeta Winchester calibre 12, el miércoles 19 de mayo de 1999.
EL MORROCOTUDO, Arica
Por Patricia Gálvez
Daniel, al igual que cientos de estudiantes de la Universidad de Tarapacá, participaba en las movilizaciones estudiantiles por el derecho a la educación que en esa época estaban personificadas en el Fondo Solidario de Crédito Universitario, FSCU, a través del cual se financiaba la educación superior.
El autor del disparo, el Mayor Norman Vargas Aragón (hoy en retiro) era Comisario de la Primera Comisaría de Carabineros de Arica, y disparó su escopeta hacia el interior de la sede universitaria, a pesar de que no tenía muy buena visibilidad. La bala de metal impactó en el cráneo del Daniel Menco, quien falleció irremediablemente.
Luego de acogerse a retiro, Vargas fue condenado el 10 de enero de 2003 a la pena remitida de tres años de presidio por el delito de cuasidelito de homicidio. Pese a que presentó un recurso de casación al fallo, el 13 de mayo de 2005, éste fue rechazado por la Corte Suprema.
ESTADO NEGLIGENTE
El proceso judicial que siguió a la muerte de Daniel Menco no sólo buscó demostrar la negligencia del Estado de Chile al permitir el uso de armamento (con balas de metal) en contra de los y las jóvenes que estuvieron presentes en esa manifestación, sino que también entregar a su familia una compensación económica por su irreparable pérdida.
De esta manera, el Segundo Juzgado de Letras de Arica ordenó pagar $180 millones a los padres de la víctima y $50 millones a cada uno de sus hermanos, como indemnización por el daño moral que les provocó la muerte del estudiante. Este fallo fue ratificado por la Corte de Apelaciones de Arica el 22 de septiembre de 2010, diez años después de su fallecimiento.
«Los funcionarios de Carabineros que intervinieron en los sucesos dañinos, en especial (el mayor) Norman Vargas Aragón, actuaron en forma negligente, sin adoptar el cuidado debido en una actividad de máximo riesgo», indicó el dictamen. Además, afirma que «en ningún caso debió usarse ese tipo de proyectiles para el control de la manifestación».
Por este motivo, concluye que «ha existido falta de servicio por parte del Estado de Chile, pues la organización estatal no funcionó como debía al momento de velar por la mantención del orden público, ya que lo hizo en forma negligente, antijurídica (…) En consecuencia, el Estado debe responder directamente por esa actuación».
DERECHO A LA VIDA
La movilización que le costó la vida a Daniel Menco fue multitudinaria. A partir de esa fecha su figura es reconocida en todo el país y recordada cada 19 de mayo.
Un estudiante de periodismo que fue testigo de los acontecimientos sucedidos ese día relata así los hechos:
“Con espanto observo desde las ventanas del segundo piso de la biblioteca de la Universidad cómo las fuerzas de orden atropellan la casa de estudios. Bombas lacrimógenas por todo el campus, estudiantes corriendo, aire irrespirable (…) un estudiante de la Universidad recibe un balín en su cabeza que lo deja en estado vegetal, su muerte es inminente (…) La muerte de Daniel Menco quedará grabada en la memoria de todos los estudiantes que más de alguna vez hemos marchado y gritado por las calles de nuestras ciudades reclamando por lo que creemos justo. Así como él, pudo haber sido cualquiera.
Ese balín no era de goma y Daniel Menco no era un delincuente. Era uno de nosotros, de los que ese día marchamos por nuestro derecho a la educación.
Ojalá hoy pudiéramos recuperar su derecho a la vida.»