La clase dominante requiere disciplinar a la clase popular y trabajadora y a los oprimidos en general para sostener y aumentar sus porcentajes de ganancias, ese es el continúo histórico en la Patria Grande.
También es claro que la cáscara de la democracia liberal en momentos de alta concentración económica, es decir, en la fase imperialista del capitalismo, no constituye una herramienta adecuada para el sometimiento de las mayorías populares y raizales.
Es que, a pesar de la alta concentración económica y la tendencia inexorable a la reacción que ella implica, las contradicciones políticas se profundizan, debido a la presión que ejercen los intereses de la lucha de clases.
La democracia liberal presenta puertas y ventanas que abrieron, durante años, los trabajadores en general y pueblo oprimido, montados en el vehículo de las luchas populares y electorales, logrando instalar libertades democráticas, conquistas económicas y sociales que, en la situación de crisis capitalista actual, a la clase dominante monopolista le presentan obstáculos legales que se interponen frente a su voracidad de ganancias.
En el marco del régimen “democrático” neoliberal el Estado al servicio de los monopolios no les resulta ya eficiente, debido a que las decisiones políticas, económicas y jurídicas que necesita tomar el capital financiero industrial, están sujetas a cuestionamientos legales, y ralentización burocrática.
Sabemos, por sufrirlo en nuestro propio cuerpo, que muchas veces, las leyes y postulados constitucionales, los gobiernos de turno y las instituciones estatales no las cumplen.
Esto exacerba la lucha de clases y pone al descubierto, aún más, las arbitrariedades de la falsa democracia burguesa e incentiva las luchas populares, la incredulidad en las instituciones, la legitimidad del sistema, en una corta expresión, la crisis política de la clase dominante y sus contradicciones internas.
A pesar de la derrota ideológica impresa por la clase dominante a la clase popular y trabajadora, la materialidad en las condiciones de vida degradadas impuestas a quienes producen todo lo existente y generan las propias ganancias y capitales que se apropia la clase parasitaria, fue desarrollando una resistencia creciente que ha obstaculizado el apetito insaciable de ganancias de la clase dominante.
El punto al que se ha llegado en Argentina, obliga a los carteles o clanes monopolistas a tomar estas medidas anunciadas por MILEI, y operadas poniéndose la corona dictatorial de la suma del poder público “LEGITIMO”.
Quien crea que esto es una locura del “LOCO”, o piense que esto no hubiese ocurrido con otro mandatario a cargo del ejecutivo, no ver que en la sociedad se desarrolla una lucha de clases y que detrás de los gobernantes de turno y de las instituciones estatales yace agazapada y manejando los hilos, la oligarquía o clase dominante monopolista financiero industrial.
No nos referimos a los discursos más menos “políticamente correctos”, ni a promesas que terminan fuera de la realidad, por el contrario, hablamos de las necesidades sentidas y objetivas de la clase dominante para darle una salida a la crisis que vive el país acorde a la defensa de sus intereses, obviamente contrapuestos a los anhelos e intereses de las y los trabajadores.
Eso es lo esencial, invisible a los ojos de las mayorías, sensibles al bolsillo del oligarca. Y si de intereses hablamos, es obvio que esta guerra en forma cada vez más violenta, condiciones que impone la clase dominante, requiere enfrentarse para bien del pueblo, en sentido amplio (https://www.youtube.com/watch?v=rFebW4WZRgI | UNA NAVIDAD MOVILIZADOS | Editorial de Roberto Navarro).
En ella, la clase popular y trabajadora juega un papel trascendental pues es la que posee la llave de la producción que es la que abre o cierra la puerta de las ganancias de los monopolios que nos dominan con el actual presidente autocrático al frente.
La clase dominante no podrá avanzar en la implementación de estas resoluciones decretadas sin enfrentarse a las y los trabajadores de hoy y sectores populares y raizales.
Las primeras muestras de resistencia pasiva al plan del gobierno comienzan a expresarse en los cacerolazos de éstos días, donde miles de argentinas y argentinos se autoconvocan por las noches como forma de protesta, no sólo en Buenos Aires, en La Plata, Rosario, Córdoba y algunas otras (https://www.youtube.com/watch?v=WePoezkfJNM&t=549s | El DECRETAZO DE MILEI: Así Favorece a Millonarios y HUNDE al Pueblo en la Pobreza | Inna Afinogenova ).
Por esa razón, en situación de emergente crisis, el proletariado organizado en los hechos debe asumir papel dirigente de todos los oprimidos contra el enemigo común: la clase dominante con su Estado y los gobiernos de turno.
Debemos incrementar nuestro compromiso para que el proletariado organizado tome conciencia de su papel y se dirija a paso firme, por el camino de lucha que lo lleve a la emancipación del pueblo oprimido.
Esa tarea, como lo hemos aprendido y la clase dominante lo sabe muy bien, hay que desarrollarla desde cada sector de las fábricas y talleres, faenas, empresas y servicios, desplegándose hacia los barrios y centros de estudio, organizando en esa acción a cada persona dispuesta a cubrir un puesto de lucha o una acción por más pequeña o circunstancial que parezca. Por tanto todo es cancha, todo esta en disputa, desde adentro, desde abajo, y en movimiento.
Sólo así estaremos en condiciones de poner freno y avanzar contra la opresión y miseria, retomando la iniciativa, paso a paso en un camino de lucha irregular y prolongada de masas, al margen de estallidos, saltos y peos.