Pepe Gutierrez-Alvarez
Ese es el mensaje central de “Sharkwater”, USA, 2006, un documental necesario que ofrece una visión de los tiburones que nada tiene que ver con la imagen ofrecida por la mítica película de Steven Spielberg, y del subgénero que dio lugar y en que la verdad brilla por su ausencia. El reconocido fotógrafo y biólogo marino Rob Stewart cuenta cómo los tiburones han sobrevivido a varios cataclismos de la Tierra, hasta qué punto son necesarios para mantener el equilibrio y cómo, sin embargo, están en peligro de extinción. Rodado en aguas con gran población de tiburones como Cocos Island, Costa Rica, las Galápagos y otras muchas localizaciones, trata también de la explotación y captura de estos animales y de la corrupción que se deriva de los beneficios de su pesca y de la terrible práctica del aleteo El tiburón, aunque es vital en la conservación marina, está a punto de desaparecer…”Sharkwater” muestra la fragilidad de los océanos y de uno de los animales más antiguos de nuestro planeta: el tiburón. Temido por mucha gente y acusado injustamente de ser un devorador de hombres, pero la realidad queda muy lejos. Son necesarios para mantener el equilibrio ecológico en el mar y, por extensión, de todo el planeta. Sin embargo, como consecuencia de esta terrible imagen que se tiene de ellos hemos llevado a estos escualos al peligro de extinción y, peor todavía, se siguen cazando sin límites. La película es un testimonio sobre hasta donde puede llegar el ambición ilimitada y deshumanizada para conseguir más dinero.
Un trabajo que no te dejará indiferente y cambiará tu manera de ver los océanos y los tiburones. La imagen que se suele tener del tiburón es la de una criatura sedienta de sangre.
Comenzando por el hecho de que la realidad es muy diferente a las que nos han hecho creer. Estos animales son, desde hace muchos años, uno de los pilares de la sostenibilidad de los océanos. Aunque han sobrevivido a extinciones masivas en todo el mundo, ahora se enfrentan a la peor de las amenazas: la ambición de las noegocios, la paor enfermedad jamás conocida. el hombre. Para rodarlo, su director Rob Stewart y el conservacionista Paul Watson, se embarcaron en un viaje que les llevó a las reservas de tiburones de Isla del Coco y las Islas Galápagos. Un empeño que refleja 4 años de trabajo a lo largo y ancho de 15 países diferentes. En él se muestra toda la verdad sobre el tiburón, antes considerado un depredador y ahora convertido en una presa de la que sólo se aprovecha su aleta. Stewart desacredita los estereotipos históricos y la imagen que muestran los medios de comunicación de los tiburones como monstruos sedientos de sangre y revela la realidad de estas criaturas como pilares de la evolución de los océanos.
En su lucha por proteger a los tiburones, Stewart se une al conservacionista renegado Paul Watson, de la Sea Shepherd Conservation Society. Su increíble aventura comienza con una batalla entre el Ocean Warrior y los pescadores ilegales de tiburones de Guatemala, que acaba con embestidas de barcos piratas, persecuciones de cañoneros, espionaje de la mafia, tribunales corruptos y acusaciones de intento de asesinato, lo que hace que tengan que huir para salvar sus vidas. Los tiburones son los animales más antiguos que han sobrevivido varias extinciones en la Tierra… y los más incomprendidos. Son depredadores necesarios para mantener el equilibrio ecológico en el mar y, en consecuencia, en todo el planeta. Sin embargo, ya es una especie en peligro de extinción. Todo esto nos lleva a descubrir que estas magníficas criaturas han pasado de ser un depredador a ser una presa, al final resulta que las imágenes clásicas de sindicatos y movimiento laboralistas que ha descrito a los grandes empresarios como escualos resulta incierta. En realidad los tiburones son las víctimas de su codicia y de nuestra incultura y banalidad sintetizada en esa especie de agente exterminador que son las grandes compañías que se benefician.