Escribe: Milciades Ruiz, Perú
En el universo infinito, suceden explosiones por desequilibrio de fuerzas cósmicas. Los desequilibrios atmosféricos, ocasionan desastres naturales. En la humanidad, el sistema social basado en la desigualdad, ocasiona desequilibrios que son causa de rebeliones, migraciones, delincuencia, etc. Con el equilibrio, se resuelven muchos males sociales. En nuestro país, ocurre lo siguiente.
La delincuencia en Perú, se ha generalizado y el incendio se ha propagado desde los niveles más bajos del estado hasta los poderes de gobierno. Solo vemos la delincuencia directa de los chicos, pero no la delincuencia indirecta y política, que nos roba millones de manera oculta e impune. Como siempre, “La pita se rompe por el lado más débil”. El sistema protege a los más poderosos, prolongando por años su juzgamiento y algunos mueren antes, o los indultan.
Siendo la delincuencia, un producto sistémico, su explosión ocurre donde se agudizan los desequilibrios sociales. De nada vale atacar el producto final, sin eliminar la causa que lo genera. Pero una cosa es robar por necesidad y otra, robar para enriquecerse. La necesidad surge por si sola cuando las condiciones materiales obligan a romper la normalidad. Hay que sufrir estas condiciones para comprender este sufrimiento. La falta de ingresos y, el hambre, están detrás de toda tentación delictiva.
Toda plaga se propaga cuando las condiciones son propicias para su reproducción. Nuestra indignación es grande contra la delincuencia, pero hay que pensar que se trata de los recursos humanos que posee nuestro país. No podemos esperar la superación nacional si descuidamos nuestros recursos más valiosos, generación tras generación. Hay que combatir la delincuencia preventivamente para no lamentar las consecuencias.
Nuestra fábrica social está en deterioro y los productos que arroja son detestables. Desde temprana edad nuestros recursos humanos están expuestos a desviaciones malévolas. No por culpa propia, sino por fallas del sistema socioeconómico vigente. Este, los vandaliza al negarles el derecho al rescate, con un trato estructural equitativo.
Millón y medio de jóvenes peruanos ni estudian ni trabajan (ninis). Lo que equivale al 18,2% de la población juvenil, según el último reporte 2024 de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), hecha por el INEI. Esto, limita sus posibilidades, de desarrollo personal para el futuro. En Lima, el 19,5% de los jóvenes entre 15 y 29 años se encuentran en esta situación de inactividad.
Para 2025, se estima que la tasa de ninis mujeres y varones será de 25,8 % y 19,7 %, respectivamente.
Así, el círculo vicioso se repite. A mayor pobreza, menor acceso a una educación apropiada, menores posibilidades de un trabajo digno, ronda el desempleo, quedando sin ingresos monetarios, que es la puerta de entrada a la pobreza. La pobreza afecta a las personas de acuerdo con el ciclo de vida. La infancia y la adolescencia son las más vulnerables y acarrea una serie de riesgos derivados. Al interrogarles ¿Por qué roban? La respuesta clásica es: “Po falta de trabajo”.
Pero el asunto no es de ahora. Se gesta durante años de abandono. Al año 2023, la incidencia de la pobreza fue mayor en la población infantil y juvenil que, son los estamentos en que fermenta la delincuencia.
Nada de esto, impacta en la sensibilidad y visión de los gobernantes. No les interesa la situación de nuestros recursos humanos, sino los negocios lucrativos. En su mentalidad, la delincuencia es un asunto policial nada más y que, la solución es la cárcel. Más importante para ellos es, desembolsar US$13.5 millones para comprar dos inmuebles al poderoso Grupo Romero (Banco de Crédito)para los despachos de los próximos diputados y senadores
Más importantes es dar otra mina de cobre en concesión al grupo Buenaventura, en el proyecto El Algarrobo (Tambo Grande, Piura). Buenaventura, en el que la empresa chilena Antofagasta posee el 19% de acciones, posee varias minas de oro y plata en Perú, es dueña además del 19,58% del yacimiento de cobre Cerro Verde de la transnacional Freeport McMoRan, la mayor productora de este metal en el país.
Frente a esta situación, nuestra alternativa de gobierno debería enarbolar la bandera de una solución integral al problema de la delincuencia. No solo reprimirla en todo nivel y ámbito hasta eliminarla, sino también, ir a las causas para evitarla. Pleno empleo para salvar a nuestra juventud. Salvo mejor parecer.
27 marzo/2025