Las responsabilidades por estos incidentes deben hacerse cumplir, pero el tema de fondo aquí es que la industria salmonera debe salir de las áreas protegidas. El poderoso lobby que ha desplegado en los niveles más altos del Estado las ha mantenido funcionando allí, contra todo criterio científico de sustentabilidad ambiental y de protección de la biodiversidad.
Radio del Mar
Por: Rafael Cheuquelaf Bradasic
Periodista
04 de agosto de 2025
Cuatro ejecutivos de la empresa Nova Austral fueron juzgados y condenados por daño ambiental dentro del Parque Nacional “Alberto de Agostini”. El fallo también sancionó el intento de los empresarios para ocultar y falsear cifras de producción. Según lo acreditado por el tribunal, los condenados introdujeron arena y elementos químicos para disimular el daño al fondo marino producido por la gran cantidad de fecas ocasionada por la sobreproducción de salmones, que sobrepasó en un 10% lo permitido por la normativa.
Para encubrir este daño, realizaron la falsificación de cifras de producción y de mortalidad de salmónidos, llevando una contabilidad paralela. Esto configura también el delito de fraude al Fisco, por violar la Ley de Subvenciones.
Hoy la industria salmonera busca distanciarse de este hecho, pero es de público conocimiento que la sobreproducción es una práctica frecuente en los centros de cultivo. Entre 2015 y 2023 se registraron al menos 95 casos de sobreproducción de salmones en nueve áreas protegidas, incluyendo parques nacionales y reservas marinas como el ya mencionado Parque Nacional “Alberto de Agostini” y la Reserva Nacional Kawesqar.
La capacidad de fiscalización de Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) para estos centros salmoneros, ubicados en zonas remotas y de difícil acceso, es limitada y de hecho su labor depende en gran parte de la buena disposición que puedan tener las mismas empresas salmoneras a las que tienen que vigilar.
Por otra parte, el hecho de que los cuatro ejecutivos de Nova Austral no cumplirán pena efectiva de cárcel arroja un manto de duda acerca de la influencia de esta industria sobre la Justicia y el Estado en general. ¿Por qué estos ejecutivos, que ocasionaron un daño importante en un área que debiera ser protegida no solo en el papel, son tratados con cierta benevolencia?.
Esto ocurre mientras las comunidades indígenas que luchan por la salud del maritorio austral son hostilizadas y tratadas como obstáculos para el “desarrollo regional”, negándoseles su solicitud formal de creación de un Espacio Costero Marino (ECMPO) para proteger las aguas de la Reserva Nacional Kawesqar. Los dirigentes de estas comunidades y de otras que están intentando recuperar sus hábitats costeros, incluso han sido blanco de estrategias de desinformación por parte de portavoces de la industria y de los medios de comunicación a su servicio.
Por otra parte, el derrame accidental de 7.000 litros de combustible en la Reserva Nacional Kawesqar por parte de la empresa Australis Mar S.A., que ya está siendo investigado por la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA), evidencia que no solo el cultivo mismo de salmones representa un peligro para el ecosistema marino sino también las actividades asociadas a él.
Este no es el primer incidente de este tipo. En 2023 un pontón de la empresa Nova Austral sufrió un accidente mientras era remolcado desde un astillero hacía el centro de cultivo Aracena al interior del Parque Nacional «Alberto de Agostini». A pesar de que la empresa lo negó, registros audiovisuales evidenciaron una gran mancha de petróleo. Y también hay un largo historial de contaminación por hundimiento de estructuras costeras, desechos plásticos y muerte de ballenas y lobos marinos.
A esto se suma además las 5 muertes de trabajadores de esta industria, cuatro de ellos buzos, solamente este primer semestre de 2025.
Las responsabilidades por estos incidentes deben hacerse cumplir, pero el tema de fondo aquí es que la industria salmonera debe salir de las áreas protegidas. El poderoso lobby que ha desplegado en los niveles más altos del Estado las ha mantenido funcionando allí, contra todo criterio científico de sustentabilidad ambiental y de protección de la biodiversidad. Por el bien y la salud del Maritorio Austral es hora de que eso cambie.