Iván E. Gajardo Millas, Buenos Aires
La semana que termina, que le trajo triunfos legislativos al presidente argentino Javier Milei, pero también varias derrotas y un importante costo político, termina marcada por un escándalo que involucra a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y a la policía Federal, tras quedar al descubierto un videofake distribuído por las autoridades policiales, con el que se intentó encubrir el gaseo a una niña durante una protesta cerca del Congreso Nacional.
En un escenario legislativo intenso, en el que el Congreso debatió varios temas centrales de la agenda económica del mandatario (la posible reversión de un veto a la Reforma Jubilatoria, fondos reservados para los servicios de Inteligencia y financiamiento universitario, entre otros) las imágenes de un policía gaseando a una niña durante una marcha dieron vuelta el eje periodístico y sacudieron a la opinión pública.
Si bien la “mano dura” de la ministra Bullrich para neutralizar la protesta callejera viene siendo una marca distintiva de su gestión, la potencia de las imágenes, la inusitada violencia contra la criatura y la velocidad con que el video del gaseo a apenas 25 cms de distancia de su cara, circuló en medios y redes sociales movieron el amperímetro social y el rechazo ciudadano prendió las alarmas en la Casa Rosada.
Ensuciar la cancha
El Gobierno no terminaba aún su brindis por haber logrado blindar su veto al aumento de los jubilados cuando el impacto de la represión en las cercanías del Congreso desató una opereta comunicacional descripta en detalle por el periodista Ari Lijalad en su cuenta de X.
Por ahora nadie se hace cargo, pero hay preocupación creciente por la gravedad institucional de la misma y por el descrédito de la palabra pública que ésta produce.
Lo primera estrategia oficial fue intentar cambiar el encuadre de la información, culpar a la madre de la niña por “irresponsable”, y a organismos de Derechos Humanos de “infiltrarse” en la marcha y ser los autores del citado gaseo. La propia ministra negó en principio –pese a la evidencia que ya circulaba profusamente en redes- que haya sido la policía la autora del hecho, mientras su viceministra Alejandra Monteoliva, recorría los canales de noticias en el prime time con un videofake cuyo origen es atribuído al Jefe de la Policía Federal, Luis Alejandro Rollé.
El falso video mostraba otro escenario en el que una mujer vestida de rojo lanzaba al aire un polvo de color rojo que para Monteoliva evidenciaba que no habían sido las fuerzas policiales las autoras del ataque a la niña.
La aparición de imágenes que inequívocamente mostraban al agente como autor del gaseo a la criatura mientras era cubierta por su madre amplificaron el escándalo que tuvo uno de sus puntos cúlmine cuando el periodista del canal ultraoficialista LN+ a través del conductor Eduardo Feinnman se cruzó fuerte al aire con la ministra y responsabilizó a su ministerio y sus fuerzas de haber hecho circular el video falso.
A los grititos, Feinnman exigió la reenuncia de Bullrich, de Monteoliva y del jefe policial.
Tras defender a capa y espada a sus fuerzas, Bullrich admitió que hoy viernes citó al jefe policial y que evalúa desplazarlo del cargo, como consignó el sitio web La Política Online Hoy, en su habitual conferencia de prensa matinal, el vocero presidencial Manuel Adorni, intentó bajarle el perfil al hecho, pero sostuvo la defensa incondicional de la operación policial cuyo trabajo calificó de “impecable” e insistió en responsabilizar a la madre de la niña afectada.
Semana de triunfos, derrotas, costo político…e inflación
La semana que había empezado bien para Milei por su importante triunfo al lograr mantener su veto a la Reforma Jubilatoria, y que continuó el jueves temprano con una modificación a la ley electoral con la aprobación del proyecto de ley que instaura la boleta única de papel en reemplazo de la denominada boleta partidaria, terminó con dos fuertes golpes al anarcolibertario.
El primero fue la aprobación de la Ley de Financiamiento Universitario, aprobada por una contundente mayoría de 57 votos a favor, solo 10 en contra y una abstención, además del rechazo en el Senado -también rechazó por mayoría contundente (49 votos), del polémico
Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que daba a los servicios de Inteligencia 100 millones de dólares extra y con estatus de “fondos reservados”, es decir de los cuales el organismo no debía rendir cuentas.
Es un hecho histórico, porque es el primer decreto de necesidad y urgencia derogado por ambas cámaras desde que, en en el año 2006, se sancionó la ley que reglamentó el trámite legislativo de los DNU.
Por último, otra mala noticia vino con la inflación, uno de los activos más importantes del mandatario libertario, y que según todas las encuestas es la variable que mantiene su aprobación en niveles altos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó este miércoles el dato de inflación de agosto, que fue de 4,2% y dinamitó las expectativas oficiales que esperaban mostrar una baja continua del guarsimo, que en la comparación interanual registra un 236,7% y mantiene al país vecino como el más inflacionario del mundo.
Semana de jaque para a las fakes news
Además del episodio de la niña gaseada el debate de esta semana entre los precandidatos a presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y Kamala Harris pusieron sobre la mesa la importancia del periodismo para bloquear que el debate público se base en información falsa.
Durante la disputa televisiva, Trump se hizo eco de una versión de origen desconocido acerca de que inmigrantes haitianos en la ciudad de Springfield robaban mascotas para alimentarse, según advirtió en medio de la retórica incendiaria contra los inmigrantes que caracteriza a sus campañas.
Harris calificó a su oponente de «extremo», mientras los moderadores bloquearon el intento de Trump y señalaron que la información oficial surgida de las autoridades de esa localidad habían aclarado que la información era falsa.
Si bien los dispositivos tecnológicos han sido impulsores del “individuo tirano”, como denomina el filósofo francés Eric Sadin al sujeto actual, bombardeado por datos pero impermeable a ellos a la hora de representarse el mundo, el límite puesto esta semana por los
moderadores del debate estadounidense y el suceso argentino de la niña marcan un camino esperanzador, un embrión para que la conversación pública se enmarque en hechos verificados y no en falsedades, teorías conspirativas ni versiones espectacularizadas a piacere.