Ideas para decálogo
Luis Espinoza
- Los dos factores estructurales de la situación política estratégica de la sociedad chilena son, en primer
lugar, la crisis del orden político de la transición acordado en 1989, producto de la incapacidad del
modelo económico capitalista neoliberal para lograr el beneficio equitativo del conjunto de la población
del país, el que, por el contrario, provocó la concentración creciente de la propiedad en unas pocas
manos generando una alta desigualdad imposible de resolver en el marco de dicho orden económico. Por
otra parte, el régimen de democracia representativa, de corte eurocéntrico, demostró sus limitaciones
para asegurar una amplia participación y ejercicio efectivo de la soberanía popular, lo que significó el
debilitamiento del control social y la amplia exclusión de los grupos y clases sociales que viven de un
salario o desarrollan actividades cuentapropistas para sobrevivir. - Un segundo aspecto que influye en la situación político estratégica nacional es el cambio en el orden
mundial, al debilitarse la hegemonía del capital financiero y de su proyecto de “gobernanza global”, lo
que ha generado la emergencia de diferentes articulaciones que resistieron dicha estrategia en la que
sobresalen tres, una de ellas es la que irrumpe al interior del propio Imperio con la aparición de
facciones ultranacionalistas e industrialistas, en las que destaca el “trumpismo”. Asimismo, la
constitución de los BRICS se transforma en un polo de competencia y rivalidad a la supremacía del G7
y, en tercer término, surgen las potencias regionales como Irán, Turquía, Arabia Saudita, Japón y otros.
El llamado Sur Global, una denominación sobre la cual no hay unanimidad en cuanto a su composición,
mantiene alta dependencia de las potencias mundiales y no tiene capacidad de autodefinir el carácter de
su participación en el orden planetario multilateral que emerge. - En dicho marco, la lucha de clases en Chile se desarrolla en un escenario complejo, en el que la
concentración del poder político y económico se encuentra en el capital financiero especulativo y grupos
afines, el que establece una red de influencia hacia sectores de la economía real así como grupos medios
propietarios y profesionales, teniendo solo como sector discrepante a facciones agroindustriales de la
zona sur del país. No obstante, tal dominio se estrella con la debilidad del modelo para garantizar una
expansión o lo que en lenguaje coloquial se ha denominado el crecimiento, un elemento crucial para que
el modelo consiga viabilidad. - Por otra parte, las clases ligadas al trabajo tienen problemas de inserción en la lucha política debido a
que no pueden construir un proyecto alternativo, lo que ha tenido como corolario una preponderancia de
las propuestas conciliadoras, las que extendiendo los elementos del pacto con el pinochetismo, solo han
logrado consolidar y expandir el modelo neoliberal y el régimen democrático protegido, pero que hoy
forman parte de la crisis, debido a que su incapacidad y decisión política para generar una opción
diferente los relega a hundirse en el continuismo. - La situación política obliga a una reestructuración de las fuerzas populares como primer paso para la
construcción de un bloque amplio que sustente un nuevo modelo económico post extractivista y de
amplia participación que supere el esquema democrático representativo eurocéntrico. En tal articulación
la organización de una fuerza política socialista es condición clave para congregar el allendismo, el eje
principal político ideológico de un futuro bloque de fuerzas populares. En tal perspectiva, la eventual
construcción de una fuerza socialista debe tener como objetivo estratégico revolucionario la transición a
una sociedad socialista, lo que significa plantearse la dirección del poder político como condición básica
para iniciar las transformaciones estructurales de la formación económico-social chilena.
- La construcción de una alternativa de sociedad se debe construir al calor de la lucha social y política,
asimismo, el nuevo orden que emerja no puede erigirse mientras el capital financiero sea la fuerza
hegemónica, por lo que junto con tener un proyecto de sociedad futura anticapitalista, se debe tener un
proyecto de resolución de la crisis, el que debe ser dimensionado de acuerdo a un exacto análisis de la
correlación de fuerzas estratégicas y coyunturales, en el contexto de una íntima relación entre
institucionalidad y ruptura. - En tal contexto, la construcción de la fuerza socialista se debe expresar en la organización de un
partido, el que debe responder a los desafíos de una sociedad compleja, por lo que no puede sustentarse
en ideas del pasado y la continuidad histórica lo dará su adhesión al marxismo, su definición autónoma,
el carácter latinoamericanista y asumiendo la conducción compartida, lo que establece en la alianza en el
seno del pueblo la estrategia de construcción de fuerza popular, en el que el allendismo es la base que
articula al bloque político-social. - La construcción partidaria se debe dar al calor de una movilización específica, el caso más concreto
debería ser la elección municipal, lo que de coincidir con la consolidación orgánica y política en las
comunas.