EL CIUDADANO
David Debrott Sánchez es ingeniero Comercial, Licenciado en Ciencias Económicas y magíster en Economía con mención Políticas Públicas. Se ha desempeñado por veinte años en el sector de salud pública, tanto en la Superintendencia de Salud (jefatura de Estudios y Desarrollo) como en el Ministerio de Salud (jefatura del área de Economía de la Salud y de Finanzas de Atención Primaria).
Por David Debrott Sánchez
La derrota del proyecto constitucional del 4 de septiembre de 2022, hegemonizado por el frente-amplismo aliado con heterogéneos y atomizados movimientos sociales, llevó al oficialismo y especialmente al presidente Boric, a entregar al Congreso la solución de la crisis institucional abierta con el estallido social de octubre 2019.
En esta etapa del conflicto social, ese fue el primer error político que extiende sus consecuencias hasta ahora. Boric tenía múltiples alternativas para dar continuidad al proceso constitucional y eligió la más antipopular y contraria al proyecto histórico de la izquierda chilena desde la época de la dictadura: una asamblea constituyente libre y soberana.
Los partidos políticos representados en el congreso, en una situación de virtual empate entre las fuerzas de gobierno y oposición de derecha, llegaron rápidamente a acuerdo para diseñar un nuevo proceso constitucional, limitado, restringido y marcado a fuego por la derrota de la convención constitucional. El 12 de diciembre de 2022, a solo tres meses de su derrota, los presidentes de ambas Cámaras parlamentarias, representantes del Partido Socialista y del Partido Liberal (ex frente amplio), dieron a conocer el «Acuerdo por Chile», también conocido como bases constitucionales o “bordes”. Allí se establecieron, con acuerdo de los partidos con representación parlamentaria, excepto la nueva ultraderecha de Republicanos, las líneas rojas que la derecha establecía e imponía a un oficialismo completamente entregado y sin rumbo ideológico.
Es ese acuerdo el que estableció un proceso y mecanismos antidemocráticos para elaborar la nueva propuesta constitucional. Allí se estableció un Consejo Constitucional electo con las mismas reglas del senado; la comisión de expertos designados por los partidos para elaborar el texto base y para visar si los debates del consejo constitucional se ajustan a los “bordes” acordados antes de comenzar el proceso; y el comité técnico de admisibilidad también designado por el Senado.
Pero más grave aún: es ese acuerdo el que estableció cuestiones que hoy el oficialismo reclama como excesos.
«Chile es un Estado social y Democrático de Derecho, cuya finalidad es promover el bien común; que reconoce derechos y libertades fundamentales; y que promueve el desarrollo progresivo de los derechos sociales, con sujeción al principio de responsabilidad fiscal; y a través de instituciones estatales y privadas«.
Esta formulación, donde los derechos sociales (salud, pensiones, vivienda, trabajo) se subordinan al principio neoliberal de “responsabilidad fiscal” y que obliga al Estado a otorgarlos garantizando la existencia de “instituciones privadas”, es el punto 5 del Acuerdo por Chile, suscrito en diciembre pasado desde la derecha (sin Republicanos en ese momento) hasta el oficialismo.
Aprovechando este ambiente triunfalista en la derecha, en el empresariado y entre quienes buscan disputarse su representación política, especialmente Amarillos y Demócratas, Kast y sus acólitos Republicanos consiguieron instalarse como primera mayoría en el Consejo Constitucional y comenzaron a ejercer muy rápidamente su liderazgo. Su estrategia es simple: defender el núcleo central del modelo económico-social neoliberal, ya garantizado en los “bordes”, y avanzar en todos aquellos extremos ideológicos en que el oficialismo no ofrezca mayor resistencia.
De esta forma, el texto elaborado por la comisión de expertos, que respeta cien por ciento y desarrolla los “bordes”, se constituye en el piso desde el cual Republicanos despliega una táctica que consiste en poner en el debate más de mil enmiendas, que luego han ido flexibilizando o simplemente retirando, en función del armado de una correlación de fuerzas al interior del Consejo Constitucional que les permita aprobar un proyecto constitucional con el más amplio consenso político; consenso basado en la subordinación total a su propio proyecto ideológico.
Mientras la prensa intencionada y la mayor parte de los comentaristas han centrado el debate en la constitucionalización de la cueca y el rodeo (nótese que los bordes ya consagraron a la bandera, el escudo y himno como emblemas nacionales), así como en otras excentricidades, el núcleo duro del modelo económico social neoliberal parece acomodarles a todos, incluyendo a los partidos políticos oficialistas que hacen alarde de su posición antineoliberal.
Lo que se juega en diciembre no es solo bloquear el camino de Kast y sus acólitos criptofascistas para su despliegue en las próximas municipales y regionales, ni siquiera en las siguientes parlamentarias y presidenciales. Se trata de generar condiciones para que el próximo camino constituyente, quizá más lento y trabajoso, se vuelva a abrir de la mano de la construcción de un proyecto político popular que dispute y confronte, en todas las coyunturas y en todos los niveles de gobierno, el proyecto neoliberal que hoy busca refundarse y que parece haber penetrado el ADN de partidos de “izquierda” que permanentemente disocian el discurso comunicacional de sus prácticas políticas reales.
Cada vez que leo un articulo, o comentario me convenzo mas del extraño pais en el que vivo. Es mirar un poco para el lado, y vemos que está lleno de arribistas, todos los pobres se creen clase media. Salen pintados para la calle, pero viven en un rancho que ya se viene abajo. Se ponen del lado del patrón, como si éste se pusiera del lado de ellos. La mayoría se conforma con tener trabajo, aunque el sueldo les alcance solo para comer. Hablan de marcas y se visten en la ropa americana. Hablan de los delincuentes, y se preguntan que van a hacer si se les acaba la pega. Vivimos en un pais donde roban los que tienen buenos sueldos, y no van a robar los que están sin pega. Roban los pacos, roban los milicos. roban los guardias, roban las viejitas, y las no tan viejas. Todo el mundo roba, cualqier cosa pero roban. Lo que pasa es que a algunos los pillan, y a los mas vivos no. Hay muchas maneras de robar, se ven cosas en mas de sesenta años. Pero esto no es lo peor, lo mas malo es que mucha gente cree que si vota por un candidato de derecha, éste le va a arreglar la situacion, pero pasan años y están iguales como empezaron. Se candidatea otro de derecha y vuelven a votar por él. Es para la risa. Como no van a entender que su patrón no los quiere, y solo los necesita para mantener su status. Pone su foto en un cartel porque anda buscando hacer carrera politica y así hecharse unos cuantos millones de pesos al bolsillo cada mes sentado en un sillón sin hacer nada. Porque eso es lo que hacen los politicos, nada. Me refiero a los politicos que ofrecen de todo. Mas que un galán lacho. Porque en definitiva eso es lo que se pretende, mantener el status quo: los ricos, ricos y los pobres, pobres. Y la gente wey les cree. Los verdaderos luchadores, esta muertos, estan presos o no han nacido, pero esta gente que está hoy en la politica son un montón de mentirosos que buscan su propio bienestar, y nada más. Es cuestión de recordar lo que pasó después del noventa, habiamos esperado 17 años para que se fueran los milicos y el viejo dijo muy suelto de cuerpo. » si señor, civiles y militares». Nos dieron por las nalgas. ¿Para qué derramamos nuestra sangre entonces?. Por esto los invito a rechazar todo lo que huela privatización, todo lo que huela a desigualdad, todo lo que huela a represión, y cualquier cosa que huela a pinochet. viva la izquierda revoluconaria.