El 14 de mayo el Ayuntamiento de la ciudad de Seattle aprobó un impuesto histórico a Amazon y otras grandes empresas para financiar de manera permanente viviendas públicas dignas. Esta victoria ha sido posible gracias a la fuerza de nuestro movimiento #TaxAmazon.
Bajo la dirección de activistas en lucha por la vivienda pública, Socialist Alternative, Socialistas Democráticos de América (DSA) y la concejala miembro de Socialist Alternative, Kshama Sawant, nuestro movimiento puso sobre la mesa este tema el otoño pasado, cuando ocupamos durante toda una noche el ayuntamiento. Con esta acción conseguimos llevar la propuesta de imponer este impuesto al gigante Amazon a la discusión de los presupuestos municipales en el mes de noviembre, lo que supuso un primer gran logro.
La semana antes de la votación, las grandes empresas y sus políticos a sueldo como la alcaldesa Jenny Durkan, dedicaron todas sus energías a suavizar la legislación y llenarla de vacíos legales. Durkan hizo una contrapropuesta que reducía a casi la mitad los 75 millones de dólares que se pedían; lo dejaban en 40 millones de dólares anuales y la mayoría destinado a servicios temporales, que incluían extender las instalaciones infrahumanas que ya hay para los sin techo, en lugar de construir viviendas adecuadas permanentes.
La lucha consiguió que el comité económico municipal rechazara la propuesta de la alcaldesa. Sin embargo, los concejales afines a la alcaldesa maniobraron en los siguientes días para llegar a un acuerdo con las grandes empresas. Este sólo mejoraba marginalmente el presentado por Durkan, dejándolo en 48 millones de dólares en nuevos ingresos. A pesar de esto debemos ser conscientes de que este dinero es una transferencia de riqueza de las manos de las grandes empresas a los trabajadores y que no se habrían ganado sin luchar.
Como sucedió con el salario mínimo de 15 dólares la hora, la victoria ha sido posible gracias a la fuerza de nuestro movimiento, haber conseguido generar el apoyo general y movilizarlo y nuestra capacidad de derrotar políticamente los argumentos de las grandes empresas. Amazon luchó ferozmente contra este impuesto y aun así hemos arrancado decenas de millones de sus manos para financiar viviendas dignas.
La extorsión de Amazon
En el período previo a la votación Amazon intentó extorsionar a los trabajadores de Seattle. Amenazó con detener la construcción de sus oficinas en Seattle si se aprobaba el impuesto, jugando así con 7.000 empleos de la construcción.
Objetivamente para Amazon 48 o 75 millones no son gran cosa pero no querían que se sentara un peligroso precedente. Fue un acto de intimidación vergonzoso, que tenía como objetivo dividir a los trabajadores de Seattle y mantener un control férreo sobre las decisiones políticas en la ciudad.
También fue un mensaje destinado a intimidar a los trabajadores de otras ciudades del país donde Amazon tiene oficinas y centros de distribución.
Como socialistas no somos ingenuos acerca del enorme poder de Amazon y de la cantidad de empleos que proporciona, pero rechazamos completamente los intentos del capitalismo de contraponer viviendas a empleos y a enfrentar entre sí a ciudades o trabajadores.
Esa amenaza demuestra gráficamente el carácter brutal inherente al sistema capitalista. Grandes empresas como Amazon a la menor oportunidad intentan reducir los costes y los trabajadores siempre son los perjudicados de estos ataques. Es la norma de un sistema que sitúa el beneficio y la riqueza de unos cuantos por encima de las necesidades de la gran mayoría de la sociedad.
Necesitamos una sociedad fundamentalmente diferente, una sociedad socialista, donde en lugar de inclinarnos ante la extorsión corporativa, convirtamos grandes empresas como Amazon en propiedad pública y que sean gestionadas democráticamente por los propios trabajadores. Victorias como esta o como la del salario mínimo de 15 dólares la hora, son los primeros pasos y nuestro movimiento no se puede detener ahí.
La necesidad de vivienda social
El capitalismo es incapaz de proporcionar vivienda de calidad adecuada para todos, necesitamos luchar por una alternativa para romper el mercado privado de vivienda y por el control de los alquileres. Necesitamos la creación de decenas de miles de viviendas públicas y sociales para ofertarlas en alquiler y que no estén a merced de los caprichos del mercado. Debemos también asegurarnos de que todo el dinero generado a través de esos alquileres se invierta directamente en el mantenimiento y el crecimiento del número de viviendas de propiedad pública. Finalmente, debemos exigir que las viviendas se construyan con un 100% de mano de obra sindicalizada, con prioridad otorgada a las empresas de construcción pequeñas y locales, garantizando el máximo beneficio para los trabajadores de Seattle.
¡Estamos dispuestos a luchar! Otro mundo es posible
La victoria de nuestro movimiento en Seattle podría extenderse a todo el país. No hemos conseguido el 100% de lo que perseguíamos pero ha sido un gran paso adelante. Organizando un movimiento decidido hemos conseguido imponer uno de los impuestos más progresistas del país para las grandes empresas. Desde Socialist Alternative, con la concejala Kshama Sawant en primera línea, participando en el Ayuntamiento pero basándonos en el poder de los trabajadores como es nuestra forma de actuar, hemos forzado a todo el establishment político y empresarial de Seattle a capitular ante nuestro movimiento. Pensamos que la lucha no puede quedar aquí. Debemos pelear por un futuro donde nadie pueda morir solo en la calle, que nadie se vea obligado a elegir entre no tener vivienda o un casero depredador, y que nadie tenga que abandonar la ciudad donde trabaja.
Estamos luchando por una ciudad y un mundo basado en la solidaridad, la igualdad y la democracia, para que los enormes recursos existentes sirvan para satisfacer las necesidades y aspiraciones de toda la clase trabajadora, comunidades oprimidas y la mayoría. Estamos luchando por un tipo diferente de sociedad. Tenemos un mundo que ganar.