La Rebelión de los Zánganos
“No voy a cambiar la medida, que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería”
Lenin Moreno
Cuando la noche del lunes 1 de octubre el ya desprestigiado Presidente Lenin Moreno anuncia las medidas económicas que incluían quitar el subsidio a la gasolina, el gobierno venía ya bastante desgastado por la huelga de los futuros médicos internistas, les habían bajado sus estipendios, la huelga de los maestros jubilados por el pago de sus pensiones y la huelga provincial del Carchi que había durado más de una semana en el norte del país. En todas estas huelgas previas se obtuvieron éxitos de parte de los reclamantes.
Inmediatamente a horas del anuncio, los transportistas respondieron con una paralización total a nivel nacional que logró detener el país, para negociarla al segundo día. El movimiento indígena que había anunciado sus acciones en caso del paquetazo tomó enseguida la posta y comenzó a paralizar las carreteras en todas las zonas de su influencia territorial y el país entró en una huelga general hasta el domingo 14.
Grandes marchas, concentraciones, enfrentamientos con la policía y militares, bloqueos de carreteras, tomas de gobernaciones e instalaciones estatales rodearon las manifestaciones populares de este octubre indígena en Ecuador, el conjunto de una infinidad de protestas y hechos dieron forma a una huelga general de 12 días que estremeció hasta los más profundo las estructuras de este país, donde persiste un fuerte componente racista que quedó develado por las declaraciones del ex alcalde de Guayaquil y virtual candidato social cristiano a la presidencia de la República Jaime Nebot quien ante la presunta presencia indígena en Guayaquil le contestó a un periodista: “…recomiéndeles que se queden en el páramo”. Toda la carga de significaciones y amenazas que contiene esta frase logró generar un efecto de repudio generalizado en la sierra ecuatoriana que hace que su candidatura haya quedado prácticamente sin opción en esta importante región del país.
La movilización indígena comenzó a desplegarse en dos sentidos una parte de ellos, miles, se empezaron a desplazar hacia la capital y los otros comenzaron a hacer manifestaciones y tomas de las gobernaciones en las principales cabeceras provinciales de la mayoría de las provincias de la sierra ecuatoriana, junto con el bloqueo a las principales carreteras.
Los indígenas cuando hacen sus movilizaciones a Quito suelen asentarse en el parque del “Arbolito” al lado de la Casa de la Cultura Ecuatoriana donde, esta vez, fueron acogidos en ella, recibieron la solidaridad del pueblo quiteño que comenzó a manifestar su adhesión, incluso antes de su llegada donando víveres, cobijas, alimentos y otros elementos que sostuvieran la presencia indígena en la capital. Las universidades: Salesiana, Católica, Politécnica Nacional, y la Universidad Central se declararon centros de acogida y zonas de paz donde instalaron atención médica y otros servicios para ayudar a los heridos, a las mujeres, los niños y los ancianos ya que los indígenas se movilizan con toda su familia. Se formaron brigadas médicas de los estudiantes de medicina, profesionales médicos y centenares de jóvenes se ofrecieron como voluntarios en estos centros de acogida para todo tipo de labores, la fraternidad fue conmovedora. La noche del viernes 12 estos estudiantes formaron un cerco impresionante, tomados de la mano alrededor de la Casa de la Cultura para impedir que la policía entrara al recinto de la Casa a atacar a los indígenas, no tenían otra arma que su firme voluntad de protegerlos. Eran gestos simbólicos de un valor moral incalculable.
El 8 octubre la movilización indígena logró entrar al edificio de la Asamblea Nacional y fueron desalojados violentamente por la policía y los militares, todos los demás días los indígenas se movilizaron hacia el Palacio de Carondelet centro de gobierno y lo rodearon, el Presidente Moreno decidió cambiar su sede de ejercicio del poder a la ciudad de Guayaquil. A las movilizaciones indígenas se plegaban estudiantes, desempleados y otros grupos donde se establecían zonas de enfrentamiento alrededor del cerco policiaco militar que rodeaba al palacio de gobierno.
Ante la masiva concurrencia a los desfiles y manifestaciones que contaban con el apoyo del Frente Unitario de los trabajadores (FUT) y otras centrales sindicales, el gobierno declaró Estado de Excepción, estas movilizaciones tuvieron su nivel más alto el día Sábado 13, en que el pueblo de Quito masivamente se levantó y salió a las calles a prestar su apoyo a los indígenas, eran ríos de gente que bajaba de sus barrios a mostrar su apoyo, el movimiento de mujeres hizo lo mismo y realizó una potente manifestación multitudinaria con y en apoyo a las mujeres indígenas. En un confuso incidente se produjo el incendio del edificio de la Contraloría, que las investigaciones tendrán que aclarar, el gobierno y sus órganos de represión se vieron sobrepasados y se declaró toque de queda a las 3 de la tarde con el propósito de amedrentar la protesta, se convocó entonces a un “caceroleo” por la noche de ese sábado y el cielo se pobló de un horizonte interminable de ruido liberador que rompió el toque de queda, ya que la gente de los barrios populares de Quito salió de sus casas y marchó por las calles de sus barrios golpeando cacerolas.
En el intertanto la Conferencia episcopal ecuatoriana y la oficina de las Naciones Unidas realizaban una mediación que dio sus frutos, se acordó para el domingo 14 de octubre un diálogo del gobierno con los indígenas, estos exigieron que el diálogo sea público y es así como millones de ecuatorianos pudieron observar en sus casas el diálogo a través de la televisión. El presidente de la República una vez que trató de explicar las razones de las medidas y los indígenas hicieron claramente sus planteamientos centrados básicamente en un punto, la derogatoria del decreto 883 que quitaba el subsidio a la gasolina. El Presidente quiso formar comisiones para buscar un acuerdo a los que la representación indígena de negó y exigió la derogatoria del decreto. Se acordó entonces un receso de 15 minutos que se prolongó por más de una hora y finalmente el presidente accedió a derogar el decreto a cambio del levantamiento del paro. Se acordó además una comisión entre indígenas y gobierno para redactar otro decreto que focalizara el subsidio de tal manera de no beneficiar con este a los sectores más pudientes.
Se ha obtenido una importante victoria, Jaime Vargas Presidente de la Conaie declaró: “No lo hicimos solo por los indígenas sino por todo el Ecuador”. Ahora el costo ha sido alto: de entre 8 a 10 muertos según distintas fuentes, 1340 heridos, 1152 detenidos dentro de estos últimos hay un adolecente de 14 años que está acusado de terrorismo. Como puede apreciarse la represión que se ejerció fue brutal y si hay algún terrorismo, es el terrorismo de Estado que hace uso desmedido de su fuerza. El movimiento indígena pidió explícitamente en el diálogo con el Presidente, la renuncia de los ministros de defensa y de gobierno responsables de la feroz represión desatada en la cual atropellaron en forma bestial los derechos humanos.
Es cierto que el expresidente Rafael Correa dejó quebrada la economía, que toda la obra pública que realizó está enlodada en la corrupción y que se cometieron una serie de abusos autoritarios como enjuiciar y en algunos casos encarcelar a más de un centenar de dirigentes indígenas, pero eso no justifica la deriva derechista del Presidente Moreno que fue elegido como sucesor del correísmo, una vez que rompe con el expresidente Correa se da una voltereta espectacular hacia la derecha y hace una alianza tácita con las dos fuerzas políticas de la oligarquía ecuatoriana representadas por los partidos Socialcristiano y Creo, el primero liderado por Jaime Nebot ex alcalde de Guayaquil y dos veces candidato a la presidencia de la república y el segundo un banquero, Guillermo Lasso que también ha sido dos veces candidato a la presidencia, pero sobre todo ha hecho una sólida alianza con los empresarios a uno de cuyos representantes gremiales nombró ministro de economía. En efecto en la última crisis política el gobierno estuvo respaldado por las fuerzas más retardatarias del país que en nombre de la paz salieron a respaldarlo medio oblicuamente. El vuelco hacia la derecha llevó a Moreno a mantener una política internacional acorde con los intereses y la política del gobierno norteamericano, además firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Esto precisamente lo llevó a tomar las medidas económicas en contra de los más vulnerables, los más pobres, los desempleados, para dar cumplimiento a dichos acuerdos. En el diálogo público con el Presidente los dirigentes del movimiento indígena le han pedido en forma clara que dé a conocer públicamente los alcances del acuerdo con el FMI. Además solicitan la salida del Fondo Monetario del Ecuador.
De tal manera tenemos al movimiento popular ecuatoriano asestándole un duro golpe a las políticas fondomonetaristas y neoliberales que han llevado solo sufrimiento y hambre a los sectores populares. La Conaie como organización de los indígenas sale fortalecida de estos acontecimientos y ha convocado a un Parlamento de los Pueblos compuesto por indígenas, los trabajadores y otras organizaciones populares. Los trabajadores representados en el FUT junto a otras centrales sindicales se han movilizado activamente en solidaridad con las demandas del movimiento indígena, pero podían haber hecho más, de este Parlamento de los Pueblos saldrá una propuesta de política económica alternativa a la política neoliberal que se encuentra implementando el gobierno.
Recordaremos en la bandera multicolor de los indígenas el temblor del aire de este octubre.
Fuente: https://www.alainet.org/