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Cría cuervos…

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 … y la actual prensa canalla que siempre apoyaste te arrancará los ojos

Arturo Alejandro Muñoz

El período 1970-1973 fue de intenso debate político y también de claras confrontaciones. La prensa no estuvo ausente en esa realidad. Muy pocos medios en aquella época (en estricto rigor, ninguno) se mantuvieron al margen de la lucha ideológica que se extendió a lo largo del territorio abarcando todas las áreas en las que se desenvolvía la sociedad civil.

Todos esos medios contaron siempre con la más absoluta libertad para publicar lo que se les antojase, y fue así que en los tres años de gobierno de la Unidad Popular no hubo ninguna demanda –por parte de La Moneda- contra diarios, radioemisoras, revistas o canales de televisión que formaban parte de los grupos opositores.  

A este respecto, es dable señalar que la inmensa mayoría de los medios de comunicación estaban en manos de la derecha, e insistamos en algo de vital relevancia: fue a tal grado libre la decisión de publicar lo que cada quien deseaba, que se llegó a un libertinaje soez, tanto en medios opositores como oficialistas. 

Un rápido recorrido por los avatares de esos años entrega un listado de diarios y revistas, radios y canales televisivos que se encontraban en una franca y abierta lucha de trincheras. Son solamente los principales, no están todos, pues el listado recoge sólo aquellos que dictaban pauta a sus respectivos bloques ideológicos y que eran, además, los que contaban con mayor aprecio e interés del público.

DIARIOS

El Mercurio y su red: La Segunda, LUN y  12 diarios regionales (derechistas) – La Tercera y su red de 7 diarios regionales (derechistas) (el diario La Cuarta nació después del golpe militar) – Tribuna (derecha) – Clarín (izquierda) – Puro Chile (izquierda) – El Siglo (izquierda) – La Prensa (democristiana) – La Nación (del gobierno de turno) – Última Hora (izquierda)

REVISTAS

VEA (derecha) – SEPA (derecha) – Ercilla (derecha) – Hoy (democristiana) – P.E.C. (derecha) – Punto Final (izquierda)

RADIOEMISORAS

Portales (DC y derecha) – Balmaceda (derecha) – Minería (derecha) – Agricultura (derecha)  -Santiago (democristiana) – Cooperativa (democristiana) – Chilena (arzobispado iglesia católica) – Corporación (izquierda)  – Magallanes (izquierda)

CANALES DE TV

TVN (gobierno de turno) – Canal 13 (DC y derecha) – Canal 9 (Universidad de Chile)

En el período 1970-1973, la oposición a Allende poseía y administraba un total de 37 medios (recordar que el número está  referido nada más que a los principales), mientras que la izquierda administraba solamente 7 medios a nivel nacional.

<<Al producirse el golpe en 1973, los diarios de oposición sumaban un tiraje cotidiano de 541.000 ejemplares, con La Tercera (220.000), El Mercurio (126.000), Las Ultimas Noticias (81.000), La Segunda (55.000), Tribuna (40.000) y La Prensa (29.000). El vespertino Tribuna fue financiado directamente por la CIA, según el informe Church y fuentes desclasificadas. La opinión pública proclive a Allende contaba con 312.000 ejemplares diarios: Clarín (220.000), El Siglo (29.000), Puro Chile (25.000), La Nación (21.000) y Última Hora (17.000) [datos publicados por diario El Periodista, año 2, Nº 44, el 14 de septiembre de 2003]>>

¿De qué “ausencia de libertad de prensa entre 1970 y 1973 están entonces hablando hoy algunos derechistas, aprovechando la ignorancia que respecto a temas como este  caracteriza a muchos chilenos? A esas personas bueno es recordarles las palabras emitidas por el entonces integrante de la Junta Militar, el general (FACH) Gustavo Leigh Guzmán, en una entrevista realizada por periodistas de Canal 13, cuando afirmó que en Chile, durante el período de la Unidad Popular, había DEMASIADA (sic) libertad de prensa, asunto que según él era dañina para “la sana convivencia en el país”.

Raquel Correa, destacada comunicadora (Premio Nacional de Periodismo 1991) afirmó en una entrevista otorgada a educarachile.cl lo siguiente: “Durante el gobierno de la Unidad Popular la situación de la prensa era angustiante e interesante; las dos cosas: había libertad extrema, de eso yo no tengo ninguna duda; no me acuerdo jamás que haya habido censura, revisión de textos, ninguna de esas cosas que sí conocí en carne propia en el gobierno militar.  Vivir en el conflicto siempre ha sido dramático para las personas, el periodismo se nutre del conflicto, o sea, había noticias y había muchos temas, la gente se jugaba por lo que creía”.

Entonces, el asunto de la existencia o inexistencia de libertad de prensa durante la Unidad Popular es tema zanjado. Quien insista en que los derechos civiles fueron cercenados en ese período, simplemente permite asegurar que se está frente a un ignorante o un cretino.

Pero, si bien la dictadura cerró muchos diarios, revistas y radioemisoras cortando de un tajo la libertad de prensa en Chile, habrían de ser los gobiernos democráticos, los del duopolio, quienes consolidaran e incluso incrementaran la aberración anterior.

Desde hace veinte años aproximadamente el establishment respira  tranquilo porque ha sido capaz de asesinar a casi todos los medios escritos que no estaban bajo su absoluto control.  Análisis, Apsi, Hoy, La Época, Fortín Mapocho, Cauce, Página Abierta, Los Tiempos, Siete más Siete, Diario Siete, Plan B, Rocinante, son algunos de los diarios y revistas que el duopolio binominal <Alianza-Concertación> aniquiló por medio de la negación del avisaje estatal o, lisa y llanamente, mediante la persecución laboral y política desatada contra quienes dirigían y trabajaban en esos  medios.

La Concertación y la Alianza  privilegiaron siempre a dos grandes consorcios periodísticos –EMOL y COPESA- publicando en ellos más del 90% del avisaje estatal, con lo cual esos gobiernos se transformaron en coadyuvantes de la concentración de las informaciones, las que quedaron en manos de dos empresas que, como bien se sabe, fueron activas defensoras (e impulsoras) de la dictadura cívico-militar que conculcó derechos y libertades en el país durante 17 años. 

Así, con tamaña ayuda y protección oficial, la prensa actual se permite ocultar información, tergiversarla, recortarla, o tapar lo relevante destacando boberías con las cuales se obnubila al respetable. Hoy día, en los medios informativos chilenos toda puntada lleva suficiente hilo para zurcir cortinajes que escondan la entrada a la madriguera. En eso, diarios y canales de televisión se han transformado en expertos y podrían dictar cátedra en el extranjero (como de hecho lo están ya haciendo en Venezuela).

Digamos sin ambages que los gobiernos del duopolio efectuaron serios esfuerzos para evitar el nacimiento, existencia y crecimiento de una prensa que no estuviese bajo su control directo, o en manos de algunos de sus ‘patrocinadores’. Pero, ahí hay un evidente peligro también, pues de vez en cuando ocurre que el cazador resulte cazado por su propia trampa.

La mentada “libertad” de prensa actual, en sus distintos niveles, se encuentra en manos de un mismo sector de la sociedad, el cual se permite amañar lo que lo medios informan sin trepidar en el daño provocado ni en los efectos que causa la mentira explicitada. A ese respecto, hay dos casos emblemáticos que señalan cuán fuertemente arraigada se encuentra la idea de “propiedad absoluta de la verdad” en ese sector. Vamos a ellos.

El ex Presidente Sebastián Piñera, en su gobierno, cerró sin más ni más uno de los diarios de mayor antigüedad en el país, La Nación. No era necesario hacerlo. No había justificación alguna para ello. Lo hizo porque políticamente ese diario le había provocado más de un disgusto al sector que el especulador financiero apellidado Piñera representaba. Pasaron los años, y con una frescura que envidiaría cualquier marca de desodorante ambiental, don Sebastián aparece hoy pontificando sobre la libertad de prensa, dando a entender que es uno de sus más decididos defensores.

Y omitiré el vergonzoso comportamiento del señor Piñera el año 2012, cuando bruscamente dio por terminada una entrevista concedida a la BBC de Londres porque le preguntaron respecto de su apoyo a Pinochet años ha…ahí le indignó la ‘libertad de expresión’. En fin, todo ello es algo muy propio de sinvergüenzas metidos en afanes políticos.  Y como en realidad hoy no hay una verdadera libertad de prensa, los medios informativos principales omiten opinión y crítica al respecto.

En cuanto al otro caso – <Bachelet-revista “Qué Pasa”>- permítame querido lector un alcance que me parece significativo, pues apunta a confirmar el dicho aquel que reza: “cría cuervos, y te arrancarán los ojos”.

Es preocupante –e inaceptable- que las escuchas policiales (entiendo que se hicieron de acuerdo a la ley) se ‘filtren’ llegando a un medio dominado por un determinado sector político, y sean publicadas con el evidente objetivo de dañar la honra de una persona que desempeña un alto cargo público. No cabe duda que la ‘filtración’ es un asunto ilegal, cuestión que cae abiertamente en la inmoralidad cuando el medio informativo que la publica esconde (borra, tapa) los nombres de conocidos personajes pertenecientes a los mismos sectores políticos afines a la revista y que aparecen también mencionados en la citada filtración. 

Sea como sea, lo que está claro es confirmar cuán seguros se sienten los directores de esos medios (que han estado siempre bajo la protección y amparo de las cofradías políticas gobernantes), para amañar las informaciones de acuerdo a sus intereses y objetivos particulares, sin interesarles la verdad, la objetividad ni la dignidad.

A ese tipo de individuos que manejan a placer la prensa chilena, políticos como Michelle Bachelet, Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, le entregaron irrestricto apoyo. Pero, ya lo dijimos, de vez en cuando el cuervo voltea y… lanza un picotazo.     

 

 

 

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