Arturo Alejandro Muñoz
La ‘Copa América’ es el torneo futbolístico, a nivel de selecciones nacionales, más antiguo del mundo. Uruguay, Argentina y Brasil son los países que han ganado el trofeo muchas veces.
Uruguay ha ganado esa copa en 14 oportunidades; Argentina en 12, Brasil en 9; Paraguay, Perú y Chile en 2 oportunidades cada una de esas selecciones, a la vez que Bolivia y Colombia también obtuvieron el trofeo en una oportunidad.
La versión 2021-2022 debería haberse realizado en Argentina y en Colombia, según lo establecido por CONMEBOL, ente rector, dependiente de FIFA, encargado del fútbol en América. La fecha de inicio es el 13 de junio del presente año 2021, pero dos hechos singularmente relevantes entrabaron no sólo el programa del torneo, sino, además, la localía del mismo.
El fuerte y violento estallido social que aún convulsiona a Colombia, obligó a los dirigentes de CONMEBOL a buscar un país de alternativa, y para ello miraron hacia Paraguay, Chile y Estados Unidos.
Por otra parte, en Argentina también surgieron problemas –y graves- que tornaron dificultoso concretar el deseo de ser anfitrión único del torneo. La pandemia (Covid-19) está haciendo estragos en la bella tierra de San Martín.
Pero, hoy lunes 31 de mayo, la noticia ha sacudido al fútbol del continente. De forma impensada, CONMEBOL oficializó a Brasil como país anfitrión de la nueva versión de Copa América 2021.
La sorpresa es total, no sólo porque el país del samba no estaba siquiera en la lista de los posibles ejecutores de la nueva versión copera, sino también porque en esa nación se viven momentos de gravísimas situaciones sanitarias y políticas, circunstancias ambas que la propia CONMEBOL esgrimió para quitarles la localía a Colombia y Argentina.
El alza de contagio Covid-19 en Brasil resulta alarmante, como lo es también el mal manejo que su presidente, Jair Bolsonaro, ha tenido sobre el tema, lo cual está provocando la realización de masivas movilizaciones y manifestaciones en muchas ciudades. El ambiente allí es políticamente tenso, y el cuadro sanitario es extremadamente grave.
Vendrá ahora una saga de preguntas y contra preguntas realizadas por las federaciones de fútbol de los distintos países, así como también apurados análisis de la conveniencia de enviar o no a sus selecciones a un lugar donde los contagios Covid están desatados, y las calles tomadas por millones de brasileños que protestan a viva voz contra la política sanitaria de su presidente.
Pero hay dos aristas de este asunto que de seguro también deberían ser consideradas en los análisis periodísticos: la arista económica y la política.
¿Por qué la económica? Si CONMEBOL suspendía la versión de la Copa América hasta el año 2022, se vería enfrentada a pagos millonarios por incumplimientos de contratos con cadenas internacionales de televisión, sponsors varios, inversionistas, bancos, etcétera. Ello, por cierto, CONMEBOL puede pagarlo (tiene suficiente capacidad financiera), pero corría el riesgo de que salieran a la luz pública las “formas y maneras” que esa Confederación (o algunos de sus dirigentes) utilizan para hacer negocios que no siempre van en exclusivo beneficio del fútbol propiamente tal. .
¿Y en lo político? Llevar el torneo a Brasil en un momento donde el contagio por Covid alcanza cifras diarias alarmantes no tiene explicación. Ni sanitaria ni deportiva…sólo politica…es decir, CONMEBOL va en ayuda de un mandatario que en este momento se encuentra resistido masivamente por el pueblo, pero que posee una ideología política y económica muy del gusto (tal vez del pleno gusto) de los principales mandamases de la Confederación futbolera. Todos sabemos que el pueblo brasileño es apasionadamente hincha del fútbol, y trasladar el torneo continental hasta esas tierras significa entregarle un salvavidas político a Bolsonaro, mandatario cuya administración ha sido lamentable y altamente irresponsable cuando se trata de cuidar la sanidad del país y las vidas de su pueblo.
En fin, ya vendrán las criticas, los cuestionamientos, las defensas y todo aquello a lo que futbol, economía y política nos tienen acostumbrados.
No obstante, es un hecho que esta larga historia no futbolera de la Copa América 2021 aún no termina…y tal vez recién comienza.