EL PORTEÑO
por Ibán de Rementería //
Desde que la ciudad puerto fue declarado sitio patrimonial de la humanidad por la UNESCO en 2003, la ciudad como tal ha padecido un constante proceso de cuchitrilamiento de su comercio minorista, de abaratillamiento de sus principales calles comerciales y amamarachamiento de sus paredes y monumentos [1], debido a la destrucción del comercio minorista por supermercados, malles y super tiendas. El peor es el cuchitrilamiento de “la noche porteña” plagada de inseguridades fantasmales, malos olores y, sobre todo, de incendios nocturnos de la zona patrimonial sometida, como dice Sebastián Sepúlveda, al “modelo extractivista bestial” de los recursos patrimoniales de la ciudad puerto, esos son los incendios intrapatrimoniales, los extrapatrimoniales provienen del cordón de combustible que la rodean.