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Chile – ¿Quién es Juan Carlos Moraga Duque? el defensor de los intereses del reino de Marruecos en Chile

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prensa Werken Rojo
Juan Carlos Moraga ahora preside una fundación para atacar desde «la izquierda» a los partidarios del derecho a la independencia del pueblo Saharaui, que con el Frente Polisario a la cabeza, proclamó la República Araba Saharui Democrática en el territorio del Sahara Occidental, ex colonia de España, ocupada luego por la monarquía feudal de Marruecos, y mantiene liberado un tercio del país.

El más peligroso maquinador del travestismo político se llama Juan Carlos Moraga Duque

Publicado originalmente por Kaos en la Red el 02 de noviembre de 2009

Del Allendismo al exilio europeo, de allí al socialismo renovado, de este al pinochetismo y hoy en el inefable tiovivo político llamado PRI… todo de un sólo golpe.

UN VIEJO Y SABIO  PROFESOR nos aseguraba en la emblemática Universidad de Chile, hace ya largas décadas, que la publicidad podía lograr que la gente comiera bosta humana…y la encontrara deliciosa. Años más tarde comprobaríamos la exactitud del aserto, especialmente si se trataba de asuntos políticos. En este punto, me atrevo a declarar que si la información es poder, la desinformación dirigida también lo es.
El currículo político de Juan Carlos Moraga Duque confirma lo anterior y sirve como  base para un estudio sociológico sobre el zigzagueante sendero que existe   en Chile  –en materias públicas- desde los últimos años de la dictadura hasta el presente.
A Moraga le conocimos primero con el nombre de Alejandro Velasco. Era su ‘chapa’ y corría el año 1983. Recuerdo haberle visto llegar a ese tercer piso del deslavado edificio santiaguino ubicado en calle Teatino Nº 727, donde funcionaba la CEPCH (Confederación de Empleados Particulares de Chile) y solicitar una entrevista con los ‘capos’ de la Confederación, en ese entonces, Federico Mujica, Jorge Millán, Jorge Varela  y Walter Antognini.
Su interés    (eso afirmó en aquel momento) era conseguir una especie de ‘abuenamiento’ con la directiva de un sindicato afiliado a CEPCH, con el cual mantenía ‘Velasco’ un pleito judicial por asuntos de deslindes entre la colonia de veraneo de ese sindicato y una propiedad de su padre, en el puerto de San Antonio.    El proceso judicial fue finalmente favorable para el sindicato, pero eso no acoquinó a Moraga pues, después de todo, el asunto deslindes era sólo una fórmula para ‘entrar’ al mundo sindical que había alcanzado gran notoriedad e importancia luego de las “Protestas Sociales” de ese mismo año 1983.
UN PLAN DE “INTELIGENCIA MILITAR”  PARA EMBORRACHAR LA PERDIZ
La idea u objetivo fundamental debió haber sido ganar la confianza de los máximos dirigentes de la CEPCH para, desde el interior de esa Confederación, influir en el resto del conglomerado sindical nacional y arrastrar a muchas organizaciones de trabajadores hacia una postura abiertamente anti-democracia representativa.
Sin embargo, las dudas respecto de la autenticidad ideológica de Moraga superaban con creces a la  voluntad de trabajar con él. Por ello, desde la CNI pudo haber surgido un plan desesperado: un golpe a la cátedra…un ‘arresto’ a plena luz del día y frente a la sede misma de la CEPCH…el encarcelamiento de Moraga por parte de la CNI colocando la noticia en las portadas de diarios y noticieros de televisión.
Una tarde de viernes, al abandonar la sede sindical, fue “atrapado” por agentes de la CNI en plena calle Teatinos mediante un ostentoso operativo que detuvo el tránsito en esa vía mientras un helicóptero sobrevolaba el sector.
El gobierno de Pinochet solicitó cadena perpetua para el tal Velasco por haber ingresado clandestinamente al país.  Y Velasco  ya no era Velasco, pues a partir de esa  mediática y peliculesca detención decidió utilizar su nombre verdadero: Juan Carlos Moraga Duque. Fue defendido por uno de los abogados ‘estrellas’ de la época: el famoso ‘Tonguito’ Ovalle, un derechista liberal que era muy amigui del general Gustavo Leigh –en ese entonces autodeclarado (supuestamente) enemigo de Pinochet y de Manuel Contreras- quien le sacó de la cárcel luego de un cortísimo proceso judicial que fue profusamente informado por la prensa oficial de aquellos años.
Al regresar a la sede de la CEPCH,   Moraga se presentó como un “socialita que había ingresado clandestinamente a Chile desde el exilio”. Dijo que su centro de operaciones políticas se encontraba en Alemania Oriental y en Italia donde, según afirmó, había trabajado asesorando a Bettino Craxi hasta poco tiempo antes de que este fuese elegido Primer Ministro del gobierno italiano. Manifestó que su interés principal era dar vida a un referente político que él bautizó como “Frente Socialista”, prolegómeno de lo que –se suponía- debería ser el renacimiento del viejo Partido Socialista que, al menos en Europa, se encontraba escindido en mil partes y fracciones, tales como ‘La Chispa’, ‘Los Suizos’, etc.
Sin embargo ya nadie le creía, pues según los dirigentes sindicales de entonces, todo lo que hacía Moraga olía a  “planes de ‘inteligencia militar’ estructurados y acordados con la CNI”. De un día para otro, el maquinador “llegado del exilio” fue abandonado (y rechazado) por el mundo sindical y el  mundo de la izquierda;  con mayor razón se le repudió cuando comenzó a vérsele acompañado de extraños personajes que pronto fueron individualizados  como “jóvenes oficiales de la  marina en misiones civiles”, con los que Moraga arrendó e implementó un cuartucho en el segundo piso de un viejo inmueble ubicado en la avenida  Ricardo Cumming, donde instaló una especie de mini-imprenta desde la cual fluían panfletos, librillos, volantes y similares.
Más rápido que lento,  comenzó a fraguar las estructuras de un grupo político que a poco andar se inclinó definitivamente hacia el sector encabezado entonces por Francisco Javier Errázuriz, “Frafrá”, personaje relevante en materias  comerciales y financieras, pero salido de las tiras cómicas en lo referido a la política en serio con su partido llamado UCC, Unión de Centro-Centro.
Sabedor de las (in)capacidades de Frafrá en asuntos públicos,   Moraga se erigió rápidamente en una especie de “jefe de campaña” de la candidatura presidencial del millonario aristócrata, el que fue francamente vapuleado y casi ridiculizado por Patricio Aylwin y la Concertación el año 1990. Errázuriz vivió una  aventura presidencial loca y sin  destino en verdad, pero esta fue rentable comercial y económicamente para Moraga Duque, ya que ella le permitió encontrar puertas abiertas en cofradías de viejos militares y opulentos financistas pertenecientes al pinochetismo nostálgico, donde se le recordaba como “agente del gobierno militar en el mundo sindical”, tal como lo reconoció un viejo capitán de fragata que hoy se dedica a la comercialización de frutas.
Es posible que Moraga no haya sido un “agente del pinochetismo”, pero la duda es razonable, y él lo sabe, pues su zigzagueante comportamiento político de los años 1983-84-85-86 así lo indica. Recordemos que por 1988 inventó finalmente un ‘frankenstein’ político llamado «Partido Socialista Chileno», que pretendió aglutinar a todos los verdaderos socialistas bajo la bandera y símbolos del PS de Salvador Allende.
Pero al año siguiente (1989) se descubrió cómo era, efectivamente, esa monstruosidad partidista cuando proclamó al líder del ultramontano y pronazi movimiento Patria y Libertad, Pablo Rodríguez Grez, como su precandidato a la Presidencia de la República. Muy pronto se sospechó que tras la maquinación por crear ese aberrante producto dictatorial, pretendidamente socialista, habría estado la colusión de Moraga con el mismísimo general Manuel Contreras. Lo cierto es que fracasado tal increíble y pueril intento, nuestro personaje se acercó a Francisco Frafrá Errázuriz.
OTROS AVATARES DE MALA ESPINA
El 29 de mayo de 2002, el diario electrónico Primera Línea (de La Nación), publicó -bajo el título «Detenido ex colaborador del régimen militar», la siguiente nota:
«Funcionarios de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos (Bridec) de la Policía de Investigaciones detuvo a quien fuera presidente del controvertido Partido Socialista Chileno, Juan Carlos Moraga. Fuentes policiales precisaron que la diligencia se concretó a raíz de tres órdenes de arresto pendientes por estafas, las cuales habría cometido el dirigente en diversas ocasiones. Juan Carlos Moraga creó el llamado Partido Socialista Chileno para defender al general (r) Augusto Pinochet y fue además ex militante de la Juventud Socialista de San Antonio hasta 1973, para luego huir a Francia. A su regreso de Europa se integró a los servicios secretos del régimen militar. La última vez que el nombre de Juan Carlos Moraga apareció en la prensa fue a raíz de la salida de Edgardo Lienlaf de la dirección de la Conadi, debido a una venta irregular de terrenos a comunidades indígenas».
En tanto, el periodista André Jouffe, en artículo «Perfil del nuevo voto de oro» publicado en «El Periodista», menciona a Moraga al referirse al senador independiente de la Región de Magallanes, Carlos Bianchi: «Personaje contradictorio, Bianchi habla de nacionalismo pero se opuso a la creación del partido regionalista, e incluso lo boicoteó al saber que su líder era Juan Carlos Moraga, antiguo socialista renegado, que luego de ser autorizado en 1987 por la dictadura para formar un conglomerado PS-PR junto a Carlos Morales con el fin de votar por el ‘no’, hizo un escandaloso llamado a última hora a sus adherentes a optar por el ‘sí'».
NACE EL PRI CON LA IMPRONTA DE MORAGA
Una vez retornada la democracia al país, Juan Carlos Moraga se sacó sus múltiples caretas y finalmente mostró el rostro verdadero, lo que por cierto es políticamente sano y plausible.
El año 2001 nació a la vida el Partido Regionalista Independiente (PRI), cuyo fundador –Alberto Rabi Sabal- logró estructurar ese nuevo referente mediante la fusión de la Alianza Nacional de los Independientes (ANI) y el Partido de Acción Regional (PAR).
Aquí aparece una vez más nuestro conocido Juan Carlos Moraga, quien desde las sombras –como es su estilo- coordinó las acciones y se transformó en el verdadero gestor de esa alianza llamada PRI, en la que durante algún tiempo ejerció como Presidente, pero chocó de manera frontal con el ex democristiano Jaime Mulet y, de rebote, con el mismísimo ‘colorín’ Adolfo Zaldívar, de quienes Moraga opina que “más temprano que tarde esos volverán a la DC”.

Actualmente, el Partido Regionalista Independiente (PRI) está inscrito en todas las regiones del país y posee 53.780 militantes registrados ante el Servel. Entre éstos se cuentan los ex diputados colorines Jaime Mulet, Eduardo Díaz y Carlos Olivares…aunque en este momento existen fundadas sospechas de que podrían abandonar esa ‘madriguera’ y regresar a su tienda de origen. Se desconoce, hasta el momento de redactar estas líneas, cuál será el destino de aquella otra creación inefable llamada “Chile Primero” que también se ha asociado al PRI en alguna importante medida, pues tanto el senador Fernando Flores como Jorge Schaulsohn y el diputado Esteban Valenzuela hoy se destacan por la total opacidad política y pública.

Pepe Auth , presidente del PPD y afamado operador político, parece un niño de pecho al lado de Moraga Duque, así como el ‘colorín’ Zaldívar tampoco le llega  a los talones pues se asemeja a un provinciano de la década de 1950 frente a un individuo que trae en sus zapatos tierra de  muchos países, lustres de  muchos organismos de inteligencia militar y cordones de distintas tiendas.

Temido, odiado, aplaudido, repudiado, respetado, insultado, etc., Juan Carlos Moraga Duque es uno de los personajes más insólitos de nuestra historia política de los últimos 30 años. Si usted se topa con él por ahí frente a un local donde venden café express, tenga cuidado y avive el seso y despierte, pues si lo pilla mal parado lo cazará para meterlo en un engendro político que, de seguro, tendrá como himno partidista alguna marcha militar.

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