por Felipe Portales
Que nuestro país ha llegado a ser institucionalmente corrupto ya casi nadie lo discute. Pero ahora estamos llegando al absurdo. Esperemos que sólo parcial y no total. Es lo que se constata al ver que la Cámara de Diputados ha llegado a votar conjuntamente dos acusaciones constitucionales a dos ministros de Corte por razones completamente distintas una de otra. Es decir, independientemente de que uno podría merecer ser declarado culpable y otro inocente de abandonar sus deberes (posibilidad obvia), ¡¡ambos han sido finalmente suspendidos conjuntamente de sus cargos, sin posibilidad de evaluar sus distintas acusaciones en su mérito específico!!
Esto no sólo repugna al más elemental sentido de justicia, sino además al más elemental sentido común. Constituye un absurdo; un comportamiento privado completamente de razón.
¡Esperemos que esta «lógica» no se aplique también al pronunciamiento final del Senado! Es decir, a que no suceda que los dos necesariamente tengan conjuntamente que ser condenados o absueltos. O sea, que no transformemos nuestro país en un virtual manicomio…
Con la perplejidad de
Felipe Portales
No entiendo por qué salvar un país que corrupto? No entiendo por qué salvar una democracia burguesa? Eso es un absurdo.