La lucha de clases tras el estallido social y la pandemia en curso.
Perspectivas para Chile
Por Juan Alberto Medina (*)
Los hechos desde octubre se han tornado esperanzadores para la derrota del modelo neoliberal chileno. Conforme la clase trabajadora avanza en su conciencia de control de la realidad, aquello que Marx denominó la conciencia para sí del Proletariado, se presenta el problema de la dirección para articular y mover en forma política este colosal cambio dialéctico en la lucha de clases.
Las condiciones objetivas están claras para que la conciencia del Proletariado avance y pueda generar un control organizado de la sociedad. La transformación de la sociedad en el dominio de clase está planteada luego de sucesivas crisis imperialistas burguesas. A la crisis del 2008, se suma la actual caída en depresión del imperialismo, donde el eje neoliberal es el destinado a sucumbir.
- El contexto internacional
Mientras en el neoliberalismo sólo se juega más y más deuda, en el resto del orbe, las bases para acomodar el orden mundial hacia el Socialismo se ubican con enorme agenda.
La idea fuerza del capital no logra controlar la colisión de clases mundial, donde las masas proletarias juegan creciente rol, sólo detenido por una pandemia viral de impreciso origen.
El poder militar neoliberal, básicamente la OTAN, está superado por Rusia, quien dejó atrás el pacto de no agresión de Reagan y Gorbachov en 1987, que sellaba el dominio estadounidense.
La derrota militar se ve con claridad en Cuba, Venezuela, Irán y Korea del N. En Cuba, donde está la mayor tensión del imperialismo anglosajón, bastó un destructor atómico, mientras en Venezuela dos bombarderos atómicos, y el desembarco de sus mercenarios de opereta, dejaron en ridículo a Trump y sus fracasados ataques a estos países.
Mientras Irán propinó dura derrota militar a USA atacando con 13 misiles la embajada de Irak, matando a centenares de soldados americanos como respuesta al asesinato del general Suleimani. Korea del Norte a su turno, ha aclarado al gigante del norte, que de ser atacado, enviará una bomba de hidrógeno en respuesta.
Pero todo ello sería casi un juego, sino fuera por la crisis en las relaciones de producción capitalista.
Actualmente, la hegemonía ruso-china desplaza aceleradamente lo que hasta hace pocos años fue un poderío casi incontestado de EEUU en la esfera mundial. El desarrollo de la conciencia en base a las economías sociales de derechos y socialistas en el mundo, es clara. Se suma a ello el despertar en los países bajo hegemonía neoliberal, que ya no sólo resisten, sino pasan a la ofensiva definitiva contra sus opresores, lo que determina un escenario de tensión dialéctica severa en la correlación de fuerzas mundiales, en favor del Socialismo, donde la realidad chilena, como experimento clave del neoliberalismo, se transforma en elemento estructural de esta correlación de fuerzas.
- La tensión dialéctica en Chile
La tensión dialéctica en la lucha de clases en nuestro país, avanza a un punto de inflexión definitiva, lo cual se evidencia en tanto el régimen busca una desesperada salida a la crisis institucional. Tras el estallido del 18 de octubre, la burguesía puso arriba de la mesa su Constitución en noviembre 15/2019, para salvar de la acción directa de las masas proletarias.
Sin salidas para el régimen, con un ejecutivo deambulante sin timón, el 12 de marzo muere en Chile la primera víctima de la pandemia global, que permitió a Piñera decretar Estado de Emergencia y toque de queda, que detuvo este proceso de violencia estructural sobre el gobierno.
El pueblo trabajador explotado y agobiado, hasta ese minuto, mantuvo la lucha frontal pese a la oferta de salida institucional, siendo el estadio que seguimos viviendo en la trastienda del Covid19.
En este mes y medio de confinamiento con Estado de Emergencia y militares en las calles, el gobierno intenta una aislada reconversión de apoyo y aprobación de gestión, que sin embargo como es la lógica neoliberal, con criterio cortoplacista, ligero en el manejo de las comunas proletarias. A estas alturas, mediados de mayo, nuevamente se hunde en sus devaneos inútiles, golpeados definitivamente por la crisis estructural del modelo de explotación neoliberal.
Tampoco las asambleas parlamentarias de la burguesía, sus cámaras legislativas, dan cuenta del proceso de las relaciones de producción bajo el supuesto de la apropiación del plus valor del trabajo asalariado. Funcionan como perfectas cámaras a sueldo de los empresarios, permitiendo vía leyes express, despidos masivos por COVID19, con un subsidio estatal de cesantía equivalente a la canasta familiar (47 mil pesos). Mientras que por todo apoyo social de subsistencia, otorgan un bono del mismo monto por carga familiar al 60% más pobre del país, y a las pensiones de los mayores de 80 años.
En este tema de las pensiones, el ejecutivo mantiene todo el poder de control, por reserva de facultades constitucionales de iniciativa legal. Esto implica que mientras haya gobiernos burgueses en el ejecutivo, habrá sistema de pensiones privado[1].
Dos son los sentidos de control necesarios para vencer este obstáculo, el primero, es estar en control del ejecutivo, y el segundo, con una política de la clase trabajadora. No hay otra posibilidad de cambiar el sistema de pensiones y las leyes de abuso contra los trabajadores.
En este contexto la política de autolimitación a la denuncia y politización de esta contradicción en el Movimiento No Más AFP, dentro de la institucionalidad burguesa, es inútil.
Así las cosas, la dirección de este movimiento perdió credibilidad en las masas, especialmente por la renuncia a liderar una lucha sistémica contra el neoliberalismo, que implicaba apostar al reemplazo del modo de producción, mismo que se expresó del todo en Octubre18, contando desde entonces 194 días, que remecieron al mundo.
Desde ese momento, en que la lucha de clases en su etapa más aguda se desencadenó en Chile, sin cuartel, la opción de poder estuvo tan planteada como que el régimen decidió someter a escrutinio el cambio de la carta fundamental.
La vanguardia combinada de resistencia poblacional, desobediencia ciudadana y protesta en lugares eje de todo el país, tumbaron un estado de emergencia con militares y luego un gabinete completo de Piñera, quien junto al Congreso optó por jugarse el todo con un cambio de la Constitución de Pinochet.
La enorme embestida del pueblo trabajador, logró constituir un breve embrión de doble poder, Unidad Social, que en el largo feriado de primero de noviembre, convocó asambleas territoriales para formar una Asamblea Constituyente Popular, lo cual llevó a la burguesía a optar por la radical solución de plebiscitar un cambio de Constitución Política.
Esta maniobra desmovilizadora, logró llevar el choque estructural a una lucha por la opción “apruebo” en el plebiscito para cambiar la Constitución de Pinochet, donde los partidos burgueses tomaron nuevamente cierto control de la agenda. El cambio de toda la institucionalidad, hizo sentido a una parte importante de la conciencia de clase, como vehículo para cambios estructurales[2].
Sin embargo, la vanguardia obrera en lucha física contra el sistema, mantuvo la posición de fuerza en el centro de Santiago rebautizando la plaza Italia como Plaza de la Dignidad, que junto a emblemáticas poblaciones del gran Santiago y numerosos focos de resistencia en regiones (Antofagasta, San Antonio, Valparaíso, Concepción y otros) pasaron por arriba de esta agenda burguesa, manteniendo la protesta durante todo el verano, hasta el día de la mujer, que nuevamente puso de rodillas al régimen, que sin embargo logró zafar por el efecto de la pandemia global el 12 de marzo tras el régimen de excepción.
El gobierno tras un breve respiro por el inicio de las cuarentenas, enfrenta un escenario aún más grave que desencadenado tras el estallido del 18 de octubre, estadio que aún no logran cuantificar.
Las cifras de la realidad de la clase trabajadora son de total crisis. En Chile la fuerza de trabajo según el INE a febrero de 2020 es de 9.850.360 trabajadores[3]. El desempleo, sumaba con 8,3% a marzo de este año; los 560 mil despidos de abril, aumenta en 3% en abril de este año, llegando a 11,3% de cesantes.
El trabajador informal suma 3.399.130 trabajadores, un 37,3% de la fuerza de trabajo (dato extraído de 5.719.050 cotizantes[4], sobre 9.118.180 de trabajadores como Fuerza de trabajo ocupada).
Si sumamos este 37,3% de los ocupados informales, precarios, con el 11,3% de cesantía tenemos que en Chile un 48,6% de los chilenos tiene trabajo precario o no tiene trabajo. Uno de cada dos trabajadores en Chile tiene trabajo precario o está cesante.
Esta realidad estructural del empleo, determina que a 2017 el 20,7% de la población vive en situación de pobreza situacional, amén del 10,9% que vive en pobreza y pobreza extrema[5].
Vale decir un 31,6%, un tercio de población en Chile es pobre[6].
A su turno, las pensiones se pagan en estricto cálculo monetarista en los segmentos de línea de pobreza y extrema pobreza, lo que agrega una masa jubilada extremadamente paupeurizada. Un total de 2.139.491 trabajadores están jubilados por el sistema privado de pensiones[7]. Donde los montos son elocuentes. En la modalidad de Renta Vitalicia (29,5% jubilados) se paga en promedio de 11.18 UF, siendo el monto del salario mínimo actual de 11,2 UF ($320.500). Mientras que en la modalidad Retiro Programado (60,5% jubilados), pagado por las AFP, el promedio alcanza 5.11 UF ($ 147. 679)[8]. Se suman 553.524 personas que reciben pensión básica solidaria, vale decir, para quienes nunca cotizaron a un sistema previsional, ascendente a $ 137.751.-[9] Por último, subsisten 611.112 pensionados subsistentes del régimen de reparto antiguo, la mayoría de viudez y orfandad, pagadas en promedio $ 303.544.-[10]
Frente a esta realidad, la burguesía insiste en más precarización, y en burdas maniobras de retorno a una falsa “nueva normalidad”, sin ninguna protección de seguridad social, que ha llevado a un colapso del control de la pandemia, con el sistema de salud totalmente sobrepasado antes de la entrada del invierno.
El escenario actual es que a las condiciones laborales de la clase trabajadora, de extrema explotación en Chile, se suma una pandemia ya descontrolada.
El país está sumido en la pobreza, y siendo esa la razón por la que se produce el estallido social, tras siete meses del mismo, y tras un fallido repunte inicial de la burguesía asilada en la crisis de la pandemia, la enorme profundidad del fracaso del neoliberalismo en Chile, vuelve cierta la posibilidad de una Revolución en Chile.
- Relación estructura económica y crisis de la superestructura burguesa. La necesidad del gobierno de los trabajadores.
La relación estructural de clase avanza a un estadio superior de control. Esencialmente se trata de la administrar la plusvalía del sistema. Las relaciones de producción están en juego. Hasta acá, ese plusvalor lo administran los burgueses, un 6% del país que mantiene la propiedad de los medios de producción. Hacia abajo los deciles no mienten, y tras una delgada capa de pequeña burguesía altamente calificada en el sistema, dos tercios del país viven en precariedad y miseria.
Se trata pues de pasar esa plusvalía, que controla el 80% del poder financiero del país, a los trabajadores.
El proletariado sabe que no tiene opción en sus próximas generaciones bajo este sistema. Sabe que uno de cada dos trabajadores está condenado a la miseria y el otro a un trabajo de alta explotación.
La clase trabajadora chilena ha llegado a un estadio de madurez donde da cuenta de que el capitalismo en pensiones, agua, educación, vivienda salud, se lleva gran parte del pobre salario, quedando el saldo para locomoción y comer. El resto es deuda privada eterna.
No es posible para los de abajo seguir viviendo en estas condiciones de hambre y necesidades manipuladas por un perverso sistema de hambre y deuda.
El pueblo trabajador ahora sabe que lo único que tiene, es su pertenencia de clase, sus semejantes, que día a día escalan la procesión que los lleva a las mansiones de los ricos, a sus fábricas o medios de producción.
El sueño de alcanzar una educación digna, o medios de desarrollo adecuados ya no existen para los trabajadores. Durante tres décadas vencieron uno a uno las demandas de trabajadores, bajo el estigma de llegar al desarrollo.
Pues a lo único que se llegó es a la pobreza y miseria, tras colosales crisis mundiales capitalistas, siempre revestidas de guerra, mentiras y/o, ahora, pandemia.
No obstante, los sofisticados mecanismos de dominación de masas, usados para someter una y otra vez a los pueblos, una y otra vez se alzan los pueblos para luchar por sus derechos. Y ha tocado que Chile, deba dar el golpe de gracia al capitalismo neoliberal del S XXI.
La colosal movilización del proletariado chileno, se forma desde una vanguardia que se identifica por diversos sentidos en el socialismo, por lo que protagoniza la actualización del programa del pueblo trabajador, donde las corrientes troskistas estamos jugando un rol activo.
En los próximos días se realizará el Congreso de la Corriente Sindical Obrera, donde frente a la crisis de la economía burguesa nacional e internacional, desde el proletariado en Chile, opondremos un programa para enfrentar esta crisis, con independencia de nuestra clase, para enfrentar la resolución del sistema neoliberal en Chile.
En la contingencia, avanzando mayo de 2020, es claro que con la falta de camas y equipos en la red municipal y pública de salud, la colisión definitiva del proletariado contra el gobierno y la clase capitalista es cosa de semanas.
La acelerada cortina de humo, tendida para escapar de las masas proletarias y asumir frente a la pandemia, ha llegado a su fin. Tras 45 días de pandemia en Chile, China asestó un duro golpe al gobierno chileno, que se aprestaba a una ofensiva contra la clase trabajadora, normalizando el país en el primer peak de la enfermedad. El embajador chino desmintió al gobierno chileno con una supuesta donación de 1500 ventiladores, dejando al gobierno en jaque frente al mundo entero.
A su turno, la carestía de vida entra al segundo mes con un población pobre, endeudada, agobiada y cansada de poner el trabajo para terminar en la miseria mientras una mal llamada elite vive en condiciones de país desarrollado.
Este estadio social va entonces en la dirección de un choque aún más colosal que el ya vivido en octubre, de la clase trabajadora contra la clase dominante.
Las masas agruparon en su memoria su capacidad de pasar por encima de los militares y arrinconar al gobierno. Faltaron en marzo pocos días para una renuncia de Piñera, que había sido pedida el 11 de noviembre de 2019 por Guillier y Navarro[11], y que fue detenida por el acuerdo para cambiar la Constitución del 15 de noviembre[12].
El 12 de marzo Guillier reiteró la solicitud de elecciones anticipadas, mientras un diputado pidió exámenes de salud de Piñera para verificar su aptitud para mandatar al país[13].
Por ende, de verificarse el engaño en la salud de la población en plena pandemia, no es de extrañar que, en pocos días, vuelva espontáneamente el estallido social y los hechos superen rápidamente al gobierno.
Cuando esto ocurra, la salida institucional de Guillier u otro factótum pequeño burgués, no será ya viable, producto de que la desesperación del pueblo trabajador agudiza una respuesta definitiva e inmediata.
Donde la única posibilidad para salir de inmediato del estadio de pauperización, anarquía institucional, y descontrol de las finanzas públicas y privadas es un gobierno de los trabajadores.
Lo que parezca de ridículo a un subgrupo de fanáticos derechistas como expresión de museo de los socialistas -el gobierno del proletariado-, es pues la condición que sacó de la miseria al pueblo chino, y lo llevó en 50 años, a ser la primera potencia mundial.
Misma base social que legó la tecnología y poder industrial ruso, que hoy junto a China conforman la más poderosa hegemonía militar mundial.
Los derrotados esta vez y para siempre, son los que insisten en el capitalismo, que ha quedado como un sistema ineficiente y desgarbado en esta pandemia, con una bochornosa verborrea inútil, sin ser capaces de articular soluciones institucionales adecuadas.
No es este tipo de gobierno el que requiere la humanidad, sino otro de control social de los factores productivos, lejos del sistema basado en el capital dinero capitalista. Por el contrario, en el modo de producción socialista, la tenencia social de los medios de producción permite la circulación de mercancías según las necesidades reales de consumo, y no según la tenencia de capital dinero.
Marx avizoró (últimos escritos) que las crisis mundiales producto de la constante necesidad de volver a crear especulación del capital dinero privado, era finita, y tendría que haber sí o sí una última crisis, donde la colisión de clase sería definitiva y pura. Y sería colosal pues significa el cambio del modo de producción como ley de la historia, objetiva.
Tampoco es un misterio que tras el estallido en Chile las masas del mundo comenzaban de manera desigual pero combinada, a manifestar con fuerza la muerte del neoliberalismo, o lo que es igual, la forma de dictadura del gobierno burgués en la actualidad.
Muchas corrientes en Chile van tras este cometido. De allí que sea imposible encuadrarlas y controlarlas para el régimen burgués. En todos los segmentos imaginables de producción, de estudio, profesionales, y de trabajo en cualquier área del país, se suceden los grupos políticos o no, jurados en remecer el armatoste neoliberal y hacerlo caer.
Ello es perfectamente posible y el pueblo trabajador lo sabe.
Tanto es la lucha social, como en buena parte la propia crisis de la burguesía, la que lleva a un estadio de caída del gobierno burgués, para lo cual desde la iniciativa del congreso sindical de trabajadores en curso, puedan promoverse condiciones de orden con los grupos y corrientes revolucionarias que juegan roles en este proceso, siempre con el telón de fondo de la reorganización social de los medios de producción nacionales para enfrentar y superar la crisis del capitalismo neoliberal en Chile, en contexto de pandemia global.
[1] Es importante destacar que varias iniciativas intentadas en sede parlamentaria han fracasado por esta limitación legal, evidenciando esta limitación. En este minuto
[2] https://www.eldesconcierto.cl/2019/12/17/a-dos-meses-del-estallido-pese-a-alto-costo-humanitario-pinera-no-hace-cambios-estructurales/
[3] https://www.ine.cl/docs/default-source/ocupacion-y-desocupacion/boletines/2019/pais/bolet%C3%ADn-empleo-nacional-trimestre-m%C3%B3vil-noviembre-enero-2020.pdf
[4] https://www.spensiones.cl/portal/institucional/594/articles-13888_recurso_1.pdf
[5]http://www.desarrollosocialyfamilia.gob.cl/storage/docs/Informe_de_Desarrollo_Social_2019.pdf
[6] Debe recordarse que la línea de pobreza en Chile es de $ 170.581 pesos a marzo de 2020. La extrema pobreza asciende a $ 113.720 pesos. En tanto la pobreza situacional se calcula sobre el ingreso de un hogar de cuatro miembros en $ 368.380.-
[7] En la modalidad de Renta Vitalicia pagada por Compañías de Seguros 631.277 jubilados: http://www.spensiones.cl//inf_estadistica/afipen/mensual/2020/03/m30.html En la modalidad de Retiro Programado, 1.508.214 trabajadores. http://www.spensiones.cl//inf_estadistica/afipen/mensual/2020/03/t032.html
[8] Ver: https://www.spensiones.cl/apps/centroEstadisticas/paginaCuadrosCCEE.php?menu=sest&menuN1=sistpens&menuN2=pens
Para Retiro Programado: OPCION 3. Número y monto promedio en U.F. de las pensiones pagadas por Retiros Programados en el Sistema Previsional (a diciembre de cada año)
Para Renta Vitalicia: OPCION 4. Número y monto promedio en U.F. de las pensiones pagadas por Rentas Vitalicias en el Sistema Previsional (a diciembre de cada año)
[9] https://www.ips.gob.cl/servlet/internet/content/1421810853538/montos-de-pensiones-minimas-y-basicas-solidarias
[10] https://www.ips.gob.cl/servlet/internet/ips/1421810853968/reparto-estadisticas-por-region-comuna-sexo-y-tipo-de-pension
[11] https://www.publimetro.cl/cl/noticias/2019/11/11/crisis-social-alejandro-guillier-peticion-pinera-elecciones-anticipadas-presidente-congreso.html
[12] https://www.cnnchile.com/pais/acuerdo-por-una-nueva-constitucion-hoja-en-blanco-quorum-de-2-3-y-plebiscito-de-entrada-en-abril-2020_20191115/
[13] https://www.theclinic.cl/2020/03/13/pinera-responde-a-quienes-quieren-inhabilitarlo-como-presidente-por-impedimentos-fisicos-y-mentales
(*) Juan Alberto Medina
Socialismo Revolucionario, CIT en Chile.
Miembro del Movimiento del Socialismo Allendista
Excelente articulo, me parece que tiene mucho sentido este contenido. Pienso que si puede ser un nuevo comienzo, emprender nuestros proyectos y hacer realidad lo que alguna vez se soñó.
Estudia cursos que te puedan servir para emprender, para crear tu propio negocio.