OLCA 06 de Febrero de 2017
Durante los últimos años los llamados conflictos ambientales se han tomado el territorio nacional y es que la arremetida del modelo extractivista ha generado su rápida proliferación, lamentablemente. Cada día es más recurrente los llamados de distintas organizaciones a difundir alguna problemática en particular. Y es que estas problemáticas dejaron de ser meros llamados a salvar un algo, sino que han evolucionado y se han tornado hacia oportunidades para plantear críticas al modelo, cual movimiento estudiantil. Porque desde el “ambientalismo” también tenemos mucho que decir.
Hablamos, vale la pena aclarar, del ambientalismo de base, no del financiado. Hablamos de personas que de pura voluntad y convicción se involucran y son capaces de mover montañas. De esos hablamos. Esos que a partir de su trabajo desinteresado le demuestran a la institucionalidad cómo trabajar en pro de nuestra naturaleza.
Esta semana el SuperIntendente de Medio Ambiente, Cristian Franz, se dignó a abrir un proceso de sanción a Alto Maipo. La ley 20.417 le otorga a él la atribución de fiscalizar, sancionar e incluso aplicar la máxima pena que es revocar un permiso ambiental. Esto ocurre poco días después de la salida del grupo Luksic del proyecto. Quizás lo sabía y por eso arrancó como una rata del barco que se hunde.
Más allá de lo que pueda decir Aes Gener, jactándose de sus 2.500 compromisos ambientales en su RCA, esta sanción viene a reafirmar lo que desde la calle hemos venido afirmando: Alto Maipo es un proyecto inviable, innecesario y que destruye nuestro territorio. Hoy es la institucionalidad la que lo dice con sus 14 infracciones, 9 de ellas graves. En todo caso, la SuperIntendencia se queda corta en su categorización de las infracciones y nada más muestra su postura conservadora.
Quienes defendemos el territorio no somos ignorantes y hasta podemos decirle a la autoridad cómo hacer el trabajo, tal es el caso, pues el mismo Franz ignoraba muchas de las situaciones que estaban ocurriendo en el Cajón del Maipo a consecuencia de Alto Maipo, algunas muy graves como la contaminación de agua para consumo humano o la intervención de los glaciares del Monumento Natural el Morado producto de las tronaduras del túnel de Gener. Decir que las ignoraba realmente puede ser un poco ingenuo ya que este proyecto ha sido blindado desde la Bachelet hacia abajo.
Pero las autoridades políticas tendrán que comerse sus declaraciones de que “Alto Maipo cumple”, y tendrán que asumir las consecuencias de haber apoyado a este proyecto y con la cara llena de vergüenza deberán paralizarlo, pues el territorio y el país no dan para más. Los territorios no tenemos por qué ser zonas de sacrificio porque a los empresarios y a los políticos se les ocurrió tener más y más.
Alto Maipo es un claro ejemplo de las políticas ambientales de nuestro país. Tenemos una legislación en materia ambiental basada en la legalización de la destrucción de la naturaleza, mal llamada recurso natural. También es el ejemplo de la corrupción y mal actuar de los servicios públicos.
Y bueno, como es de esperar, sabemos bien que la empresa tomará la opción que la ley le entrega; presentar un “programa de cumplimiento” en donde armará todo un cuento para decir que no volverá a pecar. Ahí estaremos nosotros para, nuevamente, develar la mentira y exigir a la autoridad que aplique la ley pensando en las comunidades y ecosistemas y no en las empresas y el billete.
Por María Jesús Martínez
Red Metropolitana No Alto Maipo