POR ROBERTO AVILA TOLEDO
El día que debutó Transantiago publiqué la columna “Transantiago: el Titanic ha zarpado”; antes de la elección publiqué “La derrota de Eduardo Frei es inevitable”, y un mes ante de la lectura del fallo, “Incompetentes: perdieron el juicio en La Haya”.
No tengo facultades premonitorias, pero la realidad social y política chilena se nos presenta tan nítida en su corrupción, devaluación moral, incompetencia e inmoralidad de los “apitutados” que abarrotan el aparato del estado, en la debilidad de su institucionalidad democrática, el sentido de clase de su funcionamiento, la pasividad de sus ciudadanos y la voracidad impúdica de sus castas empresarial, política y militar, que su devenir se hace muy predecible.
Lo afirmo desde ya; ningún político importante irá a la cárcel. Puede que suelten a uno de segunda como Pablo Wagner, pero don Pablo Longueira, don Jovino Novoa, don Carlos Bombal, don Iván Moreira (por picante podría correr algún riesgo, pero está en la misma colada; salva) doña Ena Von Baer, don Andrés Velasco y don Alberto Undurraga no pasarán un minuto en una cárcel.
¿Cómo llego a esta tesis?
Ayer el presidente de la UDI ofreció una conferencia de prensa acompañado de una serie de dirigentes medios que no ocultaban su alegría por salir en la tele, aunque fuera, en situación tan deplorable, lo cual da cuenta de sus capacidades políticas minúsculas. Pero lo acompañaban también Andrés Chadwick, Juan Antonio Coloma y Patricio Melero, fundadores de la organización que heredó políticamente la dictadura defendiendo sus crímenes y enriqueciéndose con el modelo económico. Estaba también, y muy sonriente, la diputada Claudia Nogueira, con experiencia exitosa en estos temas: inventó gastos por treinta millones para defraudar al Fisco y el Ministerio Público se conformó con que devolviera el dinero mal habido. Y ahí está, ahí está.
En esta conferencia el “honorable Silva” (también con facturas de una empresa suya en el baile), partió buscando que la ciudadanía se trague una rueda de carreta monumental al señalar “que «estamos ciertos que ninguno de nuestros dirigentes ha utilizado recursos de campaña para su beneficio personal y no ha existido una intención ilícita en ello”.
Silva cree que los ciudadanos somos estúpidos. Sus correligionarios pretendían, y lo consiguieron, hacerse de cargos parlamentarios que en los ocho años de los senadores implican, sólo en remuneraciones directas y lícitas, 360 mil dólares anuales y 2.800.000 (dos millones ochocientos mil) dólares en todo el periodo y otros 2.800.000 dólares por la vía de las asignaciones. El pillo de Silva no alcanza a ver allí ningún interés personal.
Sabe que en Chile la prensa alternativa está ahogada por la falta de avisaje que imponen los empresarios y el gobierno por lo cual esto se seguirá repitiendo sin ser contradicho por ningún periodista con la pregunta obvia. ¿Pretender recibir 5.600.000 (cinco millones seiscientos mil) dólares del erario nacional es o no es un interés personal?
Luego vino la amenaza a la Nueva Mayoría, en dos misiles, uno de corto y otro de largo alcance. «Asumimos con humildad y responsabilidad política las irregularidades que se han cometido. Con la misma seriedad y convicción expresamos que resulta injusto que se ponga el foco solamente en un sector político y se pretenda ignorar que existen prácticas generalizadas en esta materia».
En lo inmediato, la situación de Andrés Velasco, competidor presidencial de Bachelet en la interna concertacionista, y la del actual ministro Alberto Undurraga (de cuya “honestidad” salieron a dar fe Gutemberg Martínez, “El Potoco”, y Andrés Zaldivar. Mejor riámonos compatriotas, para qué amargar un fin de semana) que le pagaron millones por un informe que ni leyeron, pero que permitió descontar impuestos para que al fin paguemos nosotros, los giles, los entupidos, la gente. ¿Cómo no nos duele el ojo?
En lo mediato. Casi se lee en letras de molde, le están recordando el acuerdo MOP- Gate, por el cual la UDI le perdonó la vida al gobierno de Lagos en aras de la estabilidad del modelo neoliberal y recibiendo a cambio el Ministerio Público y la Contraloría General de la República. Sino cómo se explica a dos derechistas a la cabeza de estas instituciones?
La UDI no olvida que una mano lava la otra y las dos lavan la cara.
La expresión contubernio significa que dos fuerzas que están en pública contradicción se ponen de acuerdo para perjudicar a un tercero. En la jerga popular se conoce como la “cachetada del payaso”, uno le da una bofetada al otro sin pegarle, que hace sonar fuertes esos guantes enormes y parece que le estuviera pegando, pero no lo hace, es sólo para que crean los giles.
Don Ricardo Lagos Escobar salió a darle a la UDI, asqueado por la corrupción, como no. “El tema dinero y política es muy antiguo», dijo en conversación con el programa «Cadena Nacional» de Vía X. Si lo sabrá él.
Respecto a las sanciones y responsabilidades sentenció: “Pedir perdón es mejor que nada. Pero es preferible cumplir la ley. Dejar un cargo depende de cada parlamentario».
Ósea; no habrá sanción política, queda a criterio de cada parlamentario inculpado si se sanciona a si mismo o no. Con la devaluación moral absoluta de la casta política chilena el NO se va a escuchar hasta en la Antártica.
Cachetada del payaso, por donde se mire.
Vamos a la Justicia, ¡oh las instituciones!
Atenuantes: irreprochable conducta anterior, como muy calificada se cuenta por dos (11 número 6 del Código Penal), colaboración substancial (11 número 9), como muy calificada se cuenta por dos, devuelven el dinero mal habido (reparar con celo el mal causado). Les van a queda debiendo tiempo a los “honorables imputados”.
Nadie pone un pié en la cárcel. Se dicta una nueva ley que los proteja más y a seguir gozando la papeleta a cuenta de los giles.
La cárcel es para los que roban poco.
ROBERTO AVILA TOLEDO
ABOGADO.
Publicado el el 10 Enero 2015, El Clarín de Chile.