9 de noviembre de 2022 Joe Fathallah, Comité por una Internacional de Trabajadores
Cuando sonó el silbato final, junto con otros 33.000 seguidores del fútbol de Gales en el Cardiff City Stadium en junio, salté de mi asiento en éxtasis. Gales había vencido a Ucrania 1-0 y se clasificó para nuestra primera Copa del Mundo en 64 años.
Si bien estoy ridículamente emocionado por animar al equipo en el torneo, no tengo planes de viajar a Catar.
Para empezar, probablemente no podría conseguir entradas para los partidos. A la barra de Gales, Y Wal Goch (el Muro Rojo), se le han asignado poco más de 2000 entradas para cada uno de nuestros tres partidos de la fase de grupos. Los seguidores de otros equipos tienen asignaciones similares, con la Asociación Inglesa de Fútbol anunciando 2.500 entradas.
¡Los estadios que albergan el torneo tienen una capacidad de asientos de entre 40 000 y 80 000! ¿Qué ha pasado con todas estas entradas? ¿No se nos permite ir a apoyar a nuestros equipos?
Incluso si pudiera participar en los partidos, el viaje no me atraería, una farsa realmente considerando que hemos estado esperando durante tanto tiempo.
Qatar tiene poca o ninguna tradición o cultura futbolística. La selección de Catar está clasificada como una de las más bajas del torneo y nunca antes había aparecido en una Copa del Mundo.
La FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, le otorgó los derechos de alojamiento para 2022 en 2010. Durante el proceso de selección, dos miembros del ejecutivo de la FIFA fueron suspendidos bajo sospecha de aceptar dinero a cambio de votos. Y no fueron las únicas denuncias.
La FIFA tiene una historia accidentada. En 2015, 14 personas relacionadas con la FIFA fueron acusadas por el FBI de fraude, extorsión y lavado de dinero.
Catar tiene un pobre historial de derechos humanos. La familia Al-Thani ha gobernado como una monarquía casi absoluta durante casi 200 años.
Siete de los ocho estadios de la Copa del Mundo han sido construidos o reconstruidos específicamente para este propósito, en un corto período de tiempo, en condiciones de esclavitud. Más de 6.500 trabajadores migrantes han muerto en Catar, según The Guardian.
La homosexualidad es ilegal y, sobre el papel, podría incluso conllevar la pena de muerte. Entonces, ¿cómo podemos simplemente aceptar la palabra del régimen de que los seguidores LGBTQ+ estarán a salvo durante la Copa del Mundo? E incluso si es cierto, no es aceptable simplemente dejar que las personas LGBTQ+ en Catar vivan con miedo nuevamente una vez que finalice el torneo.
El consumo de alcohol, una parte esencial de un viaje para muchos aficionados, está prohibido. Bajo presión, los funcionarios han declarado que esto estará permitido durante el torneo.
Soy medio árabe y siento una conexión emocional real con esta parte del mundo. Pero desafortunadamente para la clase trabajadora de la región, el imperialismo capitalista también tiene una conexión financiera real.
Petróleo
Muchos países árabes cuentan con abundantes suministros de petróleo. Esto significa que regímenes como el de Arabia Saudita, una de las dictaduras más brutales del mundo, existen en armonía con el capitalismo estadounidense, que suministra armamento para la brutal guerra en Yemen.
Para el imperialismo, los derechos humanos se van por la ventana donde hay ganancias. Pero las masas en el Medio Oriente y África del Norte tienen el poder para derrocar dictaduras y títeres imperialistas, sentando las bases para una confederación socialista democrática voluntaria del mundo árabe. El magnífico levantamiento de las masas en la ‘Primavera Árabe’ de 2010-11, mostró este enorme potencial, excepto por la ausencia de una dirección revolucionaria con un programa socialista.
Para cambiar la forma en que se lleva a cabo la Copa del Mundo, la FIFA debe democratizarse por completo y ponerse bajo el control de las asociaciones de aficionados y los sindicatos de futbolistas profesionales. Todos los funcionarios corruptos deben ser removidos inmediatamente. Las decisiones, como las ofertas para torneos, deben realizarse con un escrutinio público totalmente abierto de las ofertas recibidas y el proceso al que se llegó a una decisión.
Los clubes de aficionados deben mostrar la naturaleza brutal del régimen de Catar y apoyar la lucha por los derechos humanos, la democracia y los derechos de los trabajadores y las personas LGBTQ+. Necesitamos convertir la decisión corrupta de la FIFA en una oportunidad para contraatacar y apoyar a las masas árabes en sus luchas heroicas. La clase obrera árabe tiene un enorme poder para derrocar al capitalismo y al imperialismo, y la solidaridad socialista internacional es clave para que eso fructifique.
