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Breve historia de los judíos antisionistas

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Se nos dice que la guerra en Gaza es la consecuencia de un conflicto milenario entre judíos y palestinos, pero hay una larga historia de judíos socialistas peleando contra el sionismo que nos puede ofrecer lecciones para la lucha actual.

La Izquierda Diario, publicado el 23 de diciembre de 2023

Nathaniel Flakin

En las últimas semanas, más de mil israelíes y más del triple de palestinos han perdido la vida. ¿Cuál es la causa de este conflicto? Éste es por lo general presentado como una pelea antigua entre religiones. Benjamin Netanyahu, por ejemplo, habló de una lucha “entre los hijos de la luz y los hijos de la obscuridad”, mientras que Hamas considera que esta es una lucha entre musulmanes y judíos.

En realidad, los musulmanes, judíos y cristianos vivieron relativamente en paz en Palestina por siglos. Solamente en la era del capitalismo imperialista, y en especial con el inicio de la colonización sionista a fines del siglo XIX, que este supuestamente conflicto “eterno” inció.

Se nos dice con frecuencia que todos los judíos son sionistas y que cualquiera que se oponga a Israel es antisemita. Pero esto nunca ha sido verdad. Siempre han habido judíos antisionistas tanto en la diáspora como en Israel y se unieron junto a los palestinos por una coexistencia pacífica.

Los primeros socialistas antisionistas

Mientras las ideas del sionismo se conformaban a fines del siglo XIX, la mayoría de los judíos concebían la idea de colonizar Palestina como una ridiculez. Los judíos proletarios en Europa del este cantaban canciones de burla como “Oy, Ir Narishe Tsionistn” (“Pequeños tontos sionistas”). La más famosa de las organizaciones obreras antisionistas era la Liga General de Trabajadores Judíos, conocida simplemente como el Bund. En vez de buscar un fin a la opresión en una tierra lejana, querían pelear por ella junto a todos los trabajadores donde quiera que estuvieran viviendo. Concebían la colonización como “doikayt” o “herejía.”

Rosa Luxemburgo, una de las revolucionarias judías más famosas de la historia, explicaba por qué le interesaba todo el sufrimiento humano y no solamente el sufrimiento de los judíos: “Me preocupan tanto las pobres víctimas de los plantíos de hule en Putumayo como los negros en África con cuyos cadáveres los europeos juegan a atraparse”, le escribía a una amiga. “No tengo un lugar especial en mi corazón por el gueto. Me siento en casa en el mundo entero donde sea que hayan nubes y pájaros y lágrimas humanas”.

El Bund no era una excepción. Los socialistas y comunistas de distinto tipo se oponían al sionismo. León Trotsky calificó al congreso sionista de 1903 como un evento “patético y vacío” dirigido por un “aventurero sinvergüenza”. Además de sionistas burgueses como Herzl, había otros “sionistas socialistas” que prooponian la colonización en Palestina, pero sobre una base socialista. El sionismo socialista era la base para organizaciones como Poale Zion y la Hashomer Hatzair. Ya a inicios del siglo XX, los judíos marxistas señalaban que este “sionismo socialista” significado colaboración de clases con la burguesía judía y apoyo al colonialismo y al imperialismo, ya que solamente llevaría a crear nuevos conflictos nacionales con el pueblo de Palestina, así como a un nuevo antisemitismo. Karl Kautsky, por ejemplo, escribió que los trabajadores judíos debían aspirar a la «revolución en Rusia» en lugar de emigrar a Palestina. [1]

El Partido Comunista Palestino

La primera organización comunista de Palestina fue fundada en 1919 por inmigrantes judíos. El Partido Socialista de los Trabajadores (MPS en hebreo) se creó tras una escisión en la organización sionista socialista mundial Poale Zion. El ala izquierda de Poale Zion, inspirada por la Revolución de Octubre en Rusia, se hizo comunista. Algunos proletarios judíos, tras llegar a Palestina, se dieron cuenta de que el objetivo de una patria exclusivamente judía en Palestina, incluso «socialista», era una utopía reaccionaria. Asumieron la lucha contra el imperialismo británico y llamaron a la unidad de los trabajadores judíos y palestinos: su objetivo era una «Palestina soviética» para todos los pueblos. Tras una serie de escisiones y fusiones, en 1923 se fundó el Partido Comunista Palestino. Su nombre oficial era en yiddish («Palestinische Komunistische Partei«) no en hebreo, ya que preferían la lengua de la diáspora a la del nuevo Estado en formación.

A pesar de sus prometedores comienzos, el PKP fue destruido por el estalinismo, no sólo políticamente, sino también físicamente. La Comintern estalinizada impuso constantes zigzags, y el PKP recibió instrucciones de prestar un apoyo acrítico al nacionalismo árabe burgués. En la segunda mitad de la década de 1930, Stalin reavivó el antisemitismo en la Unión Soviética con los Juicios de Moscú. Antiguos líderes de la Revolución de Octubre, muchos de ellos judíos, fueron acusados de ser espías y traidores que habían ocultado sus nombres judíos. En el transcurso del Gran Terror, la mayoría de los líderes del PKP fueron aniquilados, junto con muchos otros comunistas judíos. [2]

Más tarde, Stalin decidió apoyar la creación del Estado de Israel. No se trataba sólo de una maniobra diplomática: la Checoslovaquia estalinista proporcionó armas a las milicias sionistas para llevar a cabo la limpieza étnica. Al mismo tiempo, en la Unión Soviética y sus estados satélites, Stalin llevó a cabo [terribles campañas antisemitas-https://en.wikipedia.org/wiki/Anti-cosmopolitan_campaign] y juicios amañados. En el nuevo Estado de Israel, el partido comunista estalinizado, ahora llamado Maki, no sólo apoyó al sionismo, sino que desempeñó un papel clave en la adquisición de armas para cometer la Nakba [3]

La Liga Comunista Revolucionaria de Palestina

Los comunistas palestinos que se oponían al estalinismo se reagruparon en la Liga Comunista Revolucionaria. Estaba formada principalmente por trabajadores judíos, algunos nacidos en Palestina y otros que habían huido del fascismo en Alemania. La LCR se opuso a los planes imperialistas de repartirse Palestina y reclamó una patria socialista para árabes y judíos. Activistas de la LCR como Jakob Moneta organizaron sindicatos conjuntos para trabajadores árabes y judíos, y por este «crimen» fueron internados por las autoridades coloniales británicas.

Sin embargo, la LCR no era una organización puramente judía. Tras el pacto Hitler-Stalin de 1939, el comunista palestino Jabra Nicola se unió a la LCR y siguió siendo trotskista el resto de su vida. Tras la Segunda Guerra Mundial, varios activistas de la LCR regresaron a Europa y se convirtieron en líderes del movimiento socialista revolucionario. Yigael Gluckstein adoptó el seudónimo de Tony Cliff y dirigió el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) en Gran Bretaña. Jakob Moneta y Rudi Segall se convirtieron en miembros destacados del Grupo Marxista Internacional (GIM) en Alemania. Sin embargo, tras los horrores de la Nakba, la LCR se hundió en gran medida, aunque algunos activistas mantuvieron sus convicciones socialistas.

Matzpen: la organización socialista israelí

En 1962 nació la Nueva Izquierda en Israel, cuando unos jóvenes activistas críticos fueron expulsados de Maki, el partido comunista prosoviético. Fundaron la Organización Socialista Israelí, más conocida por el nombre de su revista, Matzpen (brújula en hebreo). Matzpen unió a jóvenes politizados en 1967-68 con los veteranos trotskistas en Palestina, los ya mencionados Jabra Nicola y Jakob Taut.

Taut merece una breve biografía: creció como obrero en Berlín y tuvo que huir a Palestina en 1934 – Nunca había apoyado el sionismo, pero no pudo conseguir un visado de ningún otro lugar. Taut trabajaba en la refinería de petróleo de Haifa y, en 1948, un grupo terrorista sionista colocó allí una bomba que mató a media docena de trabajadores árabes. En respuesta, una turba enfurecida empezó a masacrar judíos. Taut sobrevivió, gravemente herido, enterrado bajo los cadáveres de sus compañeros. Este horrible trauma no destruyó el espíritu internacionalista de Taut, que seguía convencido de que, luchando contra el sionismo, los trabajadores judíos y palestinos podrían construir juntos un futuro. [4].

Matzpen siempre fue un grupo minúsculo, pero se pronunciaron claramente contra la ocupación de más territorios palestinos en 1967, por lo que todo el mundo en Israel -incluido el Primer Ministro- hablaba de ellos. También ayudaron a crear los Panteras Negras israelíes, un grupo de jóvenes mizrahi -judíos de ascendencia norteafricana o de Oriente Medio- activistas que luchaban contra la discriminación.

Los activistas de Matzpen hicieron giras de conferencias por Europa y Estados Unidos, y así ayudaron a la izquierda internacional a entender las contradicciones dentro de Israel. Matzpen colaboró con la Organización por la Liberación de Palestina (OLP) y especialmente con grupos palestinos de izquierda como el Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FDLP), esforzándose por crear alianzas entre el movimiento de liberación palestino y los sectores oprimidos de Israel.

A mediados de la década de 1970, el grupo se dividió en dos secciones: la rama de Tel Aviv siguió un camino «no dogmático», mientras que la rama de Jerusalén se alineó más estrechamente con el trotskismo. Aunque ambas se llamaban Matzpen, esta última adoptó también el antiguo nombre de LCR. Durante la Primera Intifada, el dirigente de la LCR, Michael Warschawski fue condenado a tres años de prisión por su labor de apoyo a los activistas palestinos. [5]

El activismo judío antisionista hoy

Hoy en día sigue habiendo muchos antisionistas en Israel y en todo el mundo. Durante las masivas protestas por la «democracia» del año pasado (que en su mayoría nunca cuestionaron el carácter etnonacionalista de Israel), siempre hubo un «Bloque Antiapartheid» de docenas o incluso cientos de activistas que exigían democracia también para los palestinos.

Muchos de los grupos de izquierda de Israel, sin embargo, no son realmente antisionistas. Maki, el Partido Comunista, se reformó en la década de 1960, pero no es antisionista, sino no sionista. Ma’avak, el Movimiento de Lucha Socialista, se fundó en los años 90 y reivindica la tradición trotskista, pero tiene el mismo problema. Estos grupos piensan que algún tipo de «solución de dos Estados» podría resolver el conflicto causado por el imperialismo.

Tenemos importantes diferencias políticas y estratégicas con muchas de las organizaciones socialistas de Israel. Pero es importante demostrar que siempre ha habido judíos antisionistas. Las afirmaciones de que todos los israelíes o incluso todos los judíos apoyan el sionismo nunca han sido ciertas, y no lo son hoy. Creemos que la única solución al «eterno» conflicto es crear una Palestina socialista, con derechos democráticos para todos sus habitantes, como parte de una federación socialista de Oriente Medio. Como ya decían los trotskistas palestinos en 1948:

Para resolver el problema judío, para liberarnos del peso del imperialismo, sólo hay un camino: la guerra de clases común con nuestros hermanos árabes; una guerra que es un eslabón inseparable de la guerra antiimperialista de las masas oprimidas de todo el Oriente árabe y del mundo entero.

[1] Para conocer la historia de un militante joven del sionismo socialista que se pasó al trotskismo, véase: Nathaniel Flakin, Martin Monath, un trotskista judío entre soldados alemanes (Buenos Aires: Ediciones IPS, 2021), presentado acá.

[2] Leopold Trepper fue uno de los pocos dirigentes del PKP que sobrevivió a las purgas y llegó a ser un heroico espía contra los nazis. Véase: Leopold Trepper, The Great Game – Memoirs of the Spy Hitler Couldn’t Silence [El Gran Juego: memorias de un espía a quien Hitler no pudo silenciar] (Nueva York: McGraw-Hill, 1977).

[3] Joel Beinin, Was the Red Flag Flying There? Marxist Politics and the Arab-Israeli Conflict in Egypt and Israel 1948-1965 (¿La bandera roja ondeaba ahí? Política marxista y el conflícto árabe-israelí en Egipto e Israel (1948-1965)) (Oakland, University of California Press, 1990).

[4] Para más información sobre Taut, véase: Alain Brossat y Sylvie Klingberg, Revolutionary Yiddishland: Una historia del radicalismo judío (Londres: Verso, 2016)

[5] Aún está por escribirse la historia de Matzpen. Además del espectacular documental “Matzpen: Israelíes antisionistas” de 2003, existe un enorme archivo digital multilingüe en matzpen.org. Warschawki publicó su autobiografía hace 20 años —Michael Warschawki, On the Border (Cambridge, MA: South End Press, 2005)—, pero en ella escasean detalles sobre Matzpen. Un erudito alemán escribió un extenso libro: Lutz Fiedler, Matzpen: Historia de la disidencia israelí (Edimburgo: University of Edinburgh Press, 2020). Aunque contiene muchos detalles interesantes, como señala Matan Kaminer en la Tel Aviv Review of Books, y yo señalo en mi reseña en Klasse Gegen Klasse, Fiedler emplea un análisis cínico y paternalista en el que los revolucionarios socialistas acaban ayudando a consolidar un Estado-nación israelí.

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