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Brasil – El mensaje de los actos del 11 de agosto: ¡la democracia queda, Bolsonaro se va!

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Fernando Silva (Tostão) *

Correio da Cidadania, 16-8-2022

https://www.correiocidadania.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa

El 11 de agosto estuvo marcado por amplios y plurales actos en defensa de la democracia en al menos las 26 capitales del país, más el Distrito Federal y en innumerables ciudades y universidades de todo el país. En todo el país, decenas de miles de personas se reunieron en actos callejeros, universidades y lugares públicos para repudiar la escalada golpista del gobierno de Bolsonaro.

Cabe destacar los actos realizados en São Paulo a lo largo del día, donde la principal manifestación unitaria tuvo lugar en la Facultad de Derecho de la USP (Universidad de São Paulo), en el Largo São Francisco. Además de concentrar a miles de personas en los patios y calles de Largo, se leyeron las cartas en defensa del Estado de Derecho, la principal y más amplia de ellas producida por profesores y estudiantes de Derecho de la USP, también inspirada en la Carta a los Brasileños del 77, documento que fue uno de los hitos de la resistencia democrática a la dictadura militar vigente.

La carta democrática de la Facultad de Derecho de la USP, “Estado de Derecho Siempre”, tiene un carácter muy nacional y popular, y ya ha sido firmada por más de un millón de personas y más de 500 entidades. No es la misma carta articulada por la Fiesp (Federación de Industrias del Estado de São Paulo) y la Febraban, (Federación Brasileña de Bancos) que prefirieron su propio documento, sin los movimientos sociales, pero que de todos modos también expresa un importante distanciamiento de la patronal y el capital financiero de las ansias golpistas de Bolsonaro.

El 11 de agosto puede convertirse en un hito en la lucha contra el golpismo, contra cualquier intento de invalidar las elecciones y sus resultados, si este movimiento tiene sentido de continuidad, de movilización y de entender que la lucha contra el fascismo de Bolsonaro no terminará en las elecciones, incluso con su derrota.

Este movimiento y sus actos son la expresión de una táctica necesaria para los momentos defensivos en particular: la más amplia unidad de acción entre todos los que tienen un único objetivo, que es derrotar los intentos de instaurar golpes y regímenes autoritarios o impulsar la lucha democrática contra las dictaduras. Entiende y acepta desde este punto de vista la unidad policlasista, porque el objetivo es exclusivamente democrático.

En otros momentos de la historia política del país en los últimos 40 años ya hemos vivido situaciones de este tipo, como el movimiento Directas Ya!! bajo la dictadura militar en los años 80 y el movimiento Fuera Collor a principios de los 90. En estas ocasiones en torno a un objetivo democrático, fueron comunes, muy correctos, los actos masivos en la calle, las cartas, las plataformas compartidas entre entidades patronales y obreras y estudiantiles, entre partidos obreros, socialistas y burgueses, y fueron muy importantes, decisivos para el extraordinario avance en la lucha por el fin del régimen militar y, años después, en el derrocamiento del gobierno de Collor.

Un nuevo ciclo en la diversidad y fuerza de los movimientos

Sin embargo, no se trata sólo de recordar las similitudes de este movimiento con los de los años 80 y 90. Hay que destacar las novedades y potencialidades que se evidenciaron en los actos democráticos, con un rostro más negro, femenino y joven expresado en el discurso y la participación de diversos movimientos sociales, y también en la representación de profesoras y personalidades universitarias.

Tan importante como la unidad de acción que confiere una amplia mayoría de sectores sociales en defensa de la democracia, los actos del 11 de agosto expresaron este nuevo momento de protagonismo de los sectores de nuestra clase históricamente más explotados: los negros y las mujeres.

El rescate del racismo estructural en el país es un componente inseparable de la lucha democrática y, como en un ajuste de cuentas simbólico con el pasado y el presente esclavócrata y genocida de Brasil, el rostro de la lucha antifascista y golpista en el país también se mostró más periférico, negro, joven y femenino en los actos del 11 de agosto. Una diversidad que también se expresa en las representaciones de los sin techo, los sin tierra y los movimientos sindicales.

Y no lo hicieron de forma diluida. En el marco de la unidad en torno a la carta de la defensa de la democracia, muchos de los discursos de los movimientos sociales fueron lecciones para mantener su propio perfil, sus banderas, su identidad como clase explotada.

Sólo para citar dos ejemplos vistos en los actos del Largo São Francisco, el discurso de Beatriz Santos, de la Coalición Negra por los Derechos, destacó la interconexión estructural de la democracia con la lucha antirracista, es decir, no hay verdadera democracia en el país mientras haya racismo. La representante del Centro Académico 11 de Agosto, de la Facultad de Derecho de la USP, Manuela Morais, leyó la carta de la entidad y destacó que necesitamos una «democracia que sea la antítesis de la que tenemos hoy, una democracia de la diversidad, una democracia de los trabajadores»; también denunció el genocidio, el hambre y la desigualdad social como obstáculos para lograr una verdadera democracia.

El mensaje práctico y las tareas pendientes

El peligro de una aventura golpista o de un chantaje sobre el sistema electoral no debe despreciarse en absoluto. Las provocaciones de Bolsonaro son diarias. Bolsonaro no deja de atacar las urnas electrónicas en sus redes y discursos mentirosos, el Ministerio de Defensa hace cuestionamientos y pedidos inaceptables al TSE, queriendo ejercer un rol de inspector de elecciones que de ninguna manera y en ninguna parte de la Constitución está previsto.

La próxima provocación vendrá seguramente de la mano de los actos golpistas del 7 de septiembre, a pesar de la poca capacidad de expansión de estos actos que viene encontrando el bolsonarismo.

Y la respuesta del movimiento democrático debería seguir con una poderosa jornada de actos el 11 de septiembre. Aunque Bolsonaro no tiene la mayoría social para dar un golpe, esta disputa no está ganada. En un escenario en el que las elecciones se confirmen en la dirección de la victoria de Lula, seguramente nos enfrentaremos a alguna gran provocación, que requerirá la más amplia unidad y capacidad de movilización.

* Militante de Insurgencia, corriente del PSOL.

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