28 de marzo de 2025
Organización Socialista de los Trabajadores, Argentina

La asunción del gobierno de Milei vino a confirmar que la dinámica de la lucha de clases y la situación política de la argentina ingresa en una nueva etapa a tono con los desarrollos más generales que se viven a nivel internacional. Donde la polarización social y política son una manifestación del descontento de las masas en general al creciente deterioro del nivel de vida, y de un capitalismo mucho más a la ofensiva que no para de acrecentar la explotación y la miseria social.
En el marco de esta polarización, ocurre que el cuestionamiento a los viejos partidos del régimen e incluso la propia democracia capitalista en algunos casos, es capitalizado por la extrema derecha. Así, vuelve Trump en EEUU, duplica sus votos el partido de ultraderecha Alemán Fda, el FN de Marine Le Pen sigue siendo un partido que moviliza a un amplio sector de Francia, y en nuestro país, Milei lleva casi un año y medio de mandato, entre otros casos.
Este es el marco general, que en este país obliga al conjunto de la izquierda y una vanguardia amplia a tener que analizar detenidamente cuales son las tácticas y métodos que sirven para enfrentar de la mejor manera a la política de este tipo de gobiernos.
A lo largo de este año y medio, una parte importante de la clase trabajadora y sectores populares han demostrado una gran capacidad de resistencia a un ajuste y un plan de guerra contra las conquistas y derechos adquiridos como no se veía en años. En poco más de un año de mandato de Milei, ya contamos varios episodios de movilizaciones masivas contra el gobierno: las históricas marchas estudiantiles en defensa de la Universidad Pública, con oleada de toma de facultades mediante; el multitudinario 1F en respuesta al discurso fascista de Milei en Davos; grandes movilizaciones de trabajadores, como el paro general de la CGT del 24 de enero de 2024; y más recientemente el 8 de marzo y la masiva movilización en defensa de los jubilados del 12 de marzo, ferozmente reprimida por el gobierno, marcha que se replicó una semana después. La última movilización del 24, en el 49 aniversario del golpe genocida del ‘76, viene a sumarse a esta lista de hechos clave en la experiencia de lucha contra este gobierno, con la particularidad de que la jornada dejó planteada como cuestión de primer orden en la izquierda y la vanguardia el debate sobre cómo enfrentar a Milei y el papel central de la táctica de la unidad de acción, debido a que se trató de la primer marcha unitaria un 24 de marzo en más de una década y media. Lo que tienen en común todas estas jornadas de lucha, que fueron las que más golpearon al gobierno, es que se trató de eventos marcados por una gran masividad.
La pelea por un acto masivo y de lucha contra el gobierno
El reciente acto del 24 de marzo ilustra de manera categórica este elemento. Se trató de una jornada masiva e histórica de lucha pero también opositora a Milei. Así lo vivió un amplio sector que se congregó, no sólo como una fecha obligada en homenaje a los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos y por el juicio y castigo a todos los culpables de la dictadura, sino para manifestarse contra este gobierno reaccionario en general y su política represiva en particular. Justamente en la plaza no se paró de escuchar los gritos de “Fuera Bullrich”, “Paro general”, “Milei vos sos la dictadura”, etc. Y todo esto culminó con la lectura de un documento consensuado que se manifestó contra los crímenes de la triple A, la dictadura, el FMI, el plan de gobierno nacional y la exigencia a las centrales sindicales que convoquen a un paro general y plan de lucha, entre otras consignas que siempre levantamos desde la izquierda.
Sin embargo, el triunfo que significó ese acto fue resultado de una dura pelea en el seno del Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVyJ) en el que, desde comienzo del año, la mayoría de las organizaciones nos pronunciamos por llevar adelante un acto unificado con todos los organismos de DDHH y lograr lo que efectivamente terminó ocurriendo: Una plaza masiva contra Milei. Sólo una minoría constituidas por el PTS, el PO, IS y el Nuevo MAS mantuvieron una posición sectaria llegando a romper los acuerdos del espacio alcanzados, lo que resultó en que este bloque marchó por fuera de la gran masa de gente que participó de la jornada, terminando en un acto auto marginal con la lectura del documento del Encuentro Memoria Verdad y Justicia del cual todas las organizaciones conformantes fuimos parte en su elaboración.
Desde la OST fuimos parte de dar la pelea para imponer a la “mesa de organismos”, cuyos dirigentes son afines al kirchnerismo, un documento consecuente con un programa de denuncia al gobierno y de lucha que nada tiene que ver con la política colaboracionista característica de estas organizaciones. Y al mismo tiempo tuvo el valor de poder influir con estas ideas a los sectores más amplios de la sociedad que se movilizan en esta fecha y a la que la izquierda todavía no dirige. Este elemento sin duda reviste un triunfo importante. Hemos visto cómo muchos compañeros como el PTS y cia. olvidan que uno de los principales objetivos de esta táctica unitaria es imponer al adversario, -en este caso el peronismo-, un programa y una lucha lo más contundente posible contra el enemigo de clase, algo que está en las antípodas de su estrategia. Y en simultáneo, mantener una posición de independencia de clase. La unidad de acción no implica diluir nuestras banderas con la del peronismo, sino solo acordar en golpear unificadamente.
Este logro no se puede explicar sin el EMVyJ. Allí donde la izquierda tiene menos influencia, las acciones unitarias fueron más limitadas como en el caso de las movilizaciones previas del 1F y el 8 de marzo, donde el kirchnerismo se negó no solo a leer un documento, sino también directamente a llegar a la plaza de mayo sin acto.
Desde la Organización Socialista de los Trabajadores estamos orgullosos de la pelea que dimos por lograr una acción masiva para el 24 de marzo, a la cual, además, marchamos por primera vez como organización con una columna muy militante de más de cien compañeros y compañeras.
Cómo luchar y cómo ganar contra Milei
La pelea por poner en pie grandes luchas masivas es indispensable para abrir una perspectiva real de derrotar al gobierno. Pero, como la dirección del movimiento de masas no es la izquierda sino las distintas variantes del peronismo, esta perspectiva no puede desarrollarse sin una política clara y decidida hacia impulsar la unidad de acción como táctica central de la actual situación política.
Esto requiere, en primer lugar, un abordaje serio del papel que están cumpliendo las burocracias sindicales y el peronismo. Se trata de un sector político que atraviesa una profunda crisis que se extiende en varias direcciones: hacia atrás, continúa presente la honda frustración de millones de trabajadores con el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, un gobierno que vivió de crisis en crisis mientras llevó adelante un ajuste, se le descontrolaba la inflación y continuó el sometimiento al FMI, todo esto mientras de la boca para afuera intentaba sostener de manera patética un discurso “progresista”. Tras este fracaso, sobre el cual se montó Milei, el peronismo no logra salir de su encerrona política mirando hacia adelante, en primer lugar porque es incapaz de ofrecer un verdadero plan alternativo al ajuste, al pago de la deuda y a los planes del Fondo Monetario. Es esto lo que está detrás de la crisis política de ese sector, a pesar de que, en la superficie, se expresa como un problema de recambio dirigencial. Además, diversos sectores del peronismo -sobre todo del interior, ligados a los gobernadores- han colaborado con Milei en el Congreso en varias oportunidades, permitiendo la aprobación de la funesta Ley Bases, los vetos a la ley de jubilaciones y a la universidad pública, entre otros.
A la burocracia sindical también le toca su cuota de desprestigio, no sólo por haber mantenido a la clase obrera en la parálisis durante el gobierno anterior mientras se erosionaban los salarios, sino también por su decisión de sentarse a negociar durante largos meses con el gobierno antiobrero de Milei, negociación que recién ahora está cuestionada gracias a la presión que vino desde la calle en las marchas por los jubilados.
Sin embargo, aun con todos estos elementos de crisis, el peronismo, la burocracia y los sectores conciliadores afines continúan siendo la dirección objetiva del movimiento de masas. Están al frente de las centrales obreras y de los más grandes sindicatos, de los centros de estudiantes y federaciones universitarias, así como, en términos de representación política, en la conciencia de millones -de manera más o menos difusa- el peronismo-kirchnerismo, continúa siendo el principal espacio opositor a Milei. No partir de la constatación de este hecho fundamental para intervenir en la situación política conduce a la distorsión de los alcances políticos de la acción de la izquierda, a la confusión de los deseos con la realidad y, finalmente, a una política sectaria y auto marginal, como sucedió el 24 de marzo con el PTS, PO, IS y Nuevo MAS.
El otro rasgo fundamental de la situación es la dureza de este gobierno, que no tiene comparación, precisamente, con ningún otro desde la caída de la última dictadura. Es cierto que desde el punto de vista institucional es débil (sin bloques importantes en ambas cámaras, sin gobernadores ni intendentes, sin peso específico en el Poder Judicial como sí tienen desde hace décadas partidos como el peronismo o el radicalismo), pero esta debilidad está compensada con un consenso general del régimen político en darle el sostén que necesita para gobernar, y también un acuerdo en muchas de sus políticas, como la reforma laboral y el ajuste fiscal. Los partidos del régimen (Pro, UCR, PJ), la burocracia sindical y la justicia, desde la Corte Suprema para abajo, todos están por la gobernabilidad de Milei, como se demuestra frente al hecho de que un gobierno con una pequeña cantidad de diputados y senadores se anotó ya varios triunfos legislativos. Por supuesto, otro pilar importante de Milei es el apoyo del imperialismo, sobre todo desde la llegada de Trump al poder, lo que en parte facilitó la inminente firma de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, que también pretende darle aire al gobierno.
Todo estos factores que juegan a favor de Milei están al servicio de un plan de gobierno que es una declaración de guerra contra la clase trabajadora, un plan ultrarreaccionario desde lo económico, lo social, lo ideológico y desde el punto de vista del régimen político del país, que Milei pretende transformar en un sentido más antidemocrático. Toda esta caracterización conduce a la conclusión fundamental de que es imposible derrotar a un gobierno tan duro y tan reaccionario sin el involucramiento de sectores de masas en la lucha, sin la construcción de grandes jornadas masivas de lucha contra el gobierno, sin un llamado de la vanguardia a agrupar tras de sí a todos los sectores más amplios que quieren luchar contra Milei, que es a su vez la única forma de quebrar la voluntad de quienes le buscan garantizar la gobernabilidad. Es por esto que la búsqueda por masificar la lucha, desenmascarar a las direcciones traidoras y torcer el brazo al gobierno no son tareas separadas: Son aspectos que se relacionan recíprocamente al calor de la lucha.
Es notorio como muchas organizaciones de izquierda han quemado todos los papeles cuando sostienen que pelear por la unidad de acción implicaría “diluirse tras las direcciones peronistas” y que así “seríamos todos lo mismo”, como afirma el Nuevo MAS en una reciente nota1. Lo mismo dejan ver el PTS y el PO cuando ponen el énfasis en la diferenciación con el kirchnerismo en detrimento de la acción unitaria, como afirma el PTS cuando sostiene que lo determinante es “delimitarse claramente de quienes sostienen por acción u omisión a Milei”2 o que “no se puede enfrentar seriamente al Gobierno y a sus políticas sin denunciar a quienes lo sostienen”3, algo que es correcto pero que no se lleva adelante en abstracto, por fuera del desarrollo real de la lucha y de la experiencia de las masas. En la tradición del socialismo revolucionario, no se trata solo de la diferenciación, sino de la superación de las direcciones conciliadoras. Esta tarea es imposible sin que medie la experiencia de las masas con esas direcciones. Y esa experiencia se realiza solo al calor de la lucha, de ahí la importancia de imponerse frente al adversario al cual se lo llama a la unidad, que no es el curso que vienen sosteniendo estos sectores, sino el que mejor movilice a la vanguardia y sectores más amplios.
En este sentido, las definiciones tremendistas del PTS, el PO y el Nuevo MAS que hablan de la “liquidación” del EMVyJ como espacio independiente son a todas luces falsas, y confunden mucho más de lo que aclaran a la vanguardia que está interpelada por el debate sobre cómo enfrentar a Milei. Al afirmar este tipo de cosas, para intentar darle una justificación a su política sectaria, mezclan elementos de la unidad de acción con el frente único, tácticas emparentadas pero diferentes. Como ejemplo está la nota antes citada del Nuevo MAS, donde la confusión no puede ser mayor. En referencia a los debates previos al 24 de marzo, se afirma que el frente único “es la política que impulsamos las organizaciones revolucionarias siempre que la condición para tal orientación táctica es realizable, de lo cual depende en primer lugar que el otro componente quiera luchar. Por el contrario, un Frente que no tiene como objetivo la lucha por parte del componente tradicional (el peronismo en este caso) no es un Frente Único sino un engaño completo”. En realidad, el verdadero engaño consiste en traficar una orientación para coincidir en una acción común, por un lado, con un frente único que, en cambio, tiene como principal característica un conjunto de acuerdos programáticos que permiten a esa forma organizativa perdurar en el tiempo hasta al menos cumplir alguno de sus objetivos. En la situación política argentina, no están dadas las condiciones para desarrollar la táctica del frente único con el peronismo y el kirchnerismo, ni mucho menos con la burocracia sindical. Pero sí está planteado en los hechos, y como venimos desarrollando, la necesidad de la unidad en la acción para potenciar la lucha. Por supuesto que pueden existir excepciones puntuales (por ejemplo en el marco de algún conflicto, etc.). Pero aquí el debate concreto era si iba a haber una o dos marchas el 24 de marzo, es decir si sería una jornada de unidad de acción contra Milei o no. Al mezclar las dos cosas, el FITU y el Nuevo MAS empantanan falazmente el debate.
Por un paro activo nacional y un plan de lucha
Se avecina la convocatoria a un paro nacional llamado el jueves 10 por la CGT y con una movilización el 9, lo que significa que este debate mantiene toda su centralidad.
Es claro que el llamado a paro responde al objetivo de administrar la bronca creciente de un sector de los trabajadores para evitar el desborde, como se vivió el miércoles 12 en Congreso. Por eso el paro nuevamente será sin movilización cuando todo el mundo podría ir, y la movilización un día antes sin paro para que solo se manifieste un sector. Pero el hecho de que exista una tendencia al desborde por el desprestigio de la burocracia por un lado, y la colaboración con el gobierno por el otro, no hacen más que reforzar la necesidad de aportar a que la vanguardia de los trabajadores supere a estas conducciones y pase al frente en la lucha contra el gobierno planteando un programa alternativo al plan motosierra y a la política del FMI. En ese sentido, argumentar que no se podría marchar con la burocracia de la CGT por ser burocracia y traidora, siguiendo el esquema argumentativo de muchos partidos de izquierda, sería cometer un grave error que flaco favor le haría a los trabajadores. Por el contrario, es necesario llevar a adelante la exigencia de en cada lugar de trabajo que sea posible, la consigna de paro activo de 36 horas con movilización en plaza de mayo y un plan de lucha para tirar abajo las políticas de este gobierno. Solo de esta manera podemos garantizar que el paro sea lo más masivo y contundente posible para cambiar la dinámica de lucha y poner a Milei a la defensiva.
Agustín F. y Renzo Fabb
- En defensa del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia – Izquierda Web
↩︎ - La Izquierda Diario: Debate. ¿El MST vuelve a las andadas?
↩︎ - La Izquierda Diario: 24 de Marzo. Una multitud contra el Gobierno: urge un plan de lucha hasta derrotar a Milei y su plan de ajuste salvaje
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