por OST | Organización Socialista de los Trabajadores, Argentina

La situación política de Argentina vuelve a estar marcada por una fuerte convulsión en la lucha de clases. Si el año político comenzó con la masiva movilización feminista y LGBT del 1 de febrero, la fuerza del movimiento de masas para enfrentar a Milei se ratificó con la enorme convocatoria del pasado 8M, en la antesala de lo que sería uno de los eventos de mayor confrontación callejera entre las fuerzas represivas del gobierno y la movilización popular, en la marcha en apoyo a los jubilados convocada por las hinchadas del fútbol argentino, a la que se plegaron la izquierda, organizaciones sociales y un gran contingente de trabajadores autoconvocados.
Una jornada de lucha que dejó planteado un escenario de fuerte enfrentamiento político en el país, con el gobierno de Milei dispuesto a pisar el acelerador en su deriva autoritaria y ajustadora, pero con una clase trabajadora con creciente bronca con el gobierno y fuerzas para salir a enfrentarlo. Una semana de alto voltaje político donde el gobierno firmó el DNU que lo habilita a cerrar un nuevo acuerdo con el FMI. La coyuntura entra en momentos decisivos que signarán la situación política de acá a los próximos meses.
El fuego de Trump y la nafta de Milei
En la previa a esta doble jornada de movilizaciones del 8 y el 12 de marzo, la coyuntura política ya venía marcada por un creciente peso de los elementos desestabilizadores de la economía. No es de extrañar, ya que el mundo donde se ubica la Argentina de Milei es el de Trump, en los papeles un aliado de Milei, pero que todo lo que hace alimenta a una situación de tendencial desestabilización internacional.
La guerra comercial, que parecía haber entrado en una tregua luego de que Trump negociara con Sheinbaum y Trudeau, volvió a escalar con todo esta semana, con Washington relanzando y aumentando los aranceles para las importaciones de Estados Unidos, con México, China y Canadá como los principales dardos hacia los que apunta el mandatario norteamericano. A su vez, insistió con las provocaciones imperialistas, afirmando que “Canadá debería ser el Estado N° 52 de los Estados Unidos”. Simultáneamente, luego de humillarlo públicamente en el Salón Oval, obligó a Zelensky a tener que sentarse en una mesa de negociaciones para intentar cerrar un alto el fuego con Rusia, negociaciones que están en desarrollo a pesar de los reclamos de la Unión Europea, que Trump excluyó de la negociación. En respuesta, la UE aprobó un paquete de 800.000 millones de dólares en presupuesto de Defensa para los próximos años, parte de lo cual pretende ir hacia Ucrania, ya sea para reforzar al ejército ucraniano mientras continúa la guerra, ya sea para poner en pie una “fuerza de mantenimiento de la paz” si la guerra queda al menos en suspenso. En definitiva, entre Trump y Putin están tratando de poner de rodillas a la nación ucraniana para repartirse una parte de su territorio y sus recursos naturales.
Todos estos movimientos de alta intensidad ya están repercutiendo en las finanzas mundiales. Las bolsas vienen en caída libre hace semanas, las acciones se desploman, así como los bonos de los países emergentes caen y las monedas tienden a debilitarse frente al dólar. Ni siquiera se salva Elon Musk, el funcionario estrella del trumpismo: Tesla ya perdió un 45% de valor desde que Trump llegó a la presidencia.
En Argentina, estas tendencias a la inestabilidad se multiplican, por las inercias macroeconómicas no resueltas, la crisis social y un gobierno de guerra contra la clase trabajadora. La semana anterior comenzó con el gobierno preocupado por intentar despejar los cuestionamientos a su plan económico, que a la propia burguesía le despierta dudas sobre la posibilidad de mantener el esquema monetario y cambiario hasta las elecciones. Por eso, el gobierno se apuró a anunciar que ya tenía el acuerdo con el Fondo. Tanto fue el apuro que resultó en improvisación: aunque en la apertura de sesiones Milei anunció que enviaría la ley al Congreso, finalmente, apurado por los tiempos económicos (¡el BCRA está vendiendo U$S100 millones por día para contener a los dólares financieros!) y los políticos (los bonos y las acciones argentinas no pararon de caer en los últimos quince días, mientras la estela del escándalo Libra aún prevalece), finalmente se decidió a sacarlo vía DNU, a pesar de que no se conocen todavía prácticamente ningún detalle del acuerdo. Incluso revuela la hipótesis, más que probable, acerca de que el gobierno se adelantó al propio Fondo para anunciarlo, pero que en realidad continúan negociando muchos de los puntos del acuerdo. Sobre este terreno económico ya escabroso, se suma un posible rebrote inflacionario. En febrero la inflación fue del 2,4%, un 0,2% más que el mes anterior, impulsada sobre todo por los aumentos en los precios de los alimentos. Según la mayoría de las consultoras, se espera que en marzo el dato vuelva a ser al alza.
Si Milei quiere mostrar sostenibilidad para la burguesía, para los de abajo busca redoblar el ajuste. El gobierno se puso duro con paritarias de miseria, contando en la mayoría de los casos con la vergonzosa firma de la burocracia sindical, algo que está incrementando fuertemente el enojo entre las filas de la clase trabajadora, no sólo con el gobierno sino también con la dirigencia gremial. Asimismo, continúa negándose a atender el reclamo de los jubilados, que son quienes pagaron con sus jubilaciones la mayor parte del nefasto “superávit fiscal” que celebra el gobierno. Así, en un mundo prendido fuego por Trump, Milei está decidido a intentar apagarlo con nafta. Frente a semejante escenario, la traición de la burocracia y la crisis del peronismo, la bronca de una clase trabajadora que no ha sido derrotada busca abrirse paso de alguna manera. Así llegamos a la movilización del pasado 12 de marzo en defensa de los jubilados, donde miles se sintieron convocados en tanto hinchas ante la ausencia o la inacción de las estructuras políticas o sindicales que suelen representarlos. Una jornada que puede haber significado un antes y un después en la situación política y cuyos alcances aún están abiertos.
Desborde y represión
En la previa, la semana ya había comenzado con una enorme movilización por el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Una jornada que, al igual que el 1F, significa una nueva manifestación unitaria, aunque menos masiva, en rechazo activo al gobierno ultrarreaccionario de Milei. Lejos de expresar un clima de derrota (a pesar de que el gobierno afirma “estar ganando la batalla cultural”) lo que primó el 8M, además de la multitudinaria convocatoria, fue un clima de lucha donde el movimiento feminista volvió a demostrar que sus fuerzas continúan enteramente vivas, algo que ya había quedado en evidencia cuando la inmensa marcha del 1F puso a la defensiva al gobierno tras el discurso fascista de Milei en Davos.
Mientras tanto, a la convocatoria por los jubilados el día miércoles se sumaban cada vez más sectores. Ya no eran solamente las hinchadas: fueron decenas de miles de trabajadores, estudiantes y jubilados que quisieron sentirse convocados activamente ante la borrada del peronismo sindical y político de la escena. Mientras Cristina escribe todos los días un nuevo tweet contra Milei, los trabajadores buscan un canal donde salir a luchar. Por eso, la convocatoria en sí misma ya constituyó un elemento de desborde a la burocracia (borrada hace meses de la escena) y el peronismo, enmarañado en su propia crisis y sin poder ofrecer una alternativa.
La movilización en defensa de los jubilados fue masiva, y el gobierno desplegó un operativo represivo con dimensiones que no había utilizado hasta ahora. La represión comenzó incluso antes de la hora de la convocatoria, con el objetivo claro de evitar que la plaza se llene en defensa de los jubilados. Bullrich llevó adelante una salvaje y violentísima represión, que incluyó a Gendarmería, Prefectura y la Federal, disparó gases, balas de goma, palazos y utilizó camiones hidrantes, y lanzó una cacería donde detuvieron a unas 120 personas. Su policía le disparó a matar al fotógrafo Pablo Grillo, que continúa en grave estado peleando por su vida. Bullrich ordenó una represión violenta que el gobierno todavía no había ensayado frente a una movilización tan masiva; sí lo había hecho en reiteradas ocasiones contra convocatorias importantes, pero más reducidas, como en la Ley Bases, o todos los miércoles hace meses contra los jubilados y prácticamente contra cualquier sector que salga a manifestarse contra el ajuste. Pero, hasta ahora, Milei y Bullrich no habían querido meterse con las movilizaciones más masivas, como las marchas universitarias, el paro general de la CGT de enero de 2024 o el propio 1F.
Así, la salvaje represión de este miércoles constituye un paso más en el rasgo autoritario del gobierno, sobre todo considerando que, a pesar de las decenas de imágenes incontestables sobre cómo dispararon a matar a Pablo Grillo, cómo detuvieron gente a modo de cacería (¡llegaron a detener a un nene de 12 años durante seis horas!) y la evidente utilización de infiltrados y servicios (como el burdo panfleto apócrifo que buscaba atacar a la izquierda), Bullrich no paró de justificar su accionar y redoblar la apuesta, queriendo justificar el ataque a Pablo Grillo, instalar que la marcha estaba llena de barras bravas (aunque no pudo demostrar la presencia ni de uno) y, sin duda lo más grave, anunciar que impulsarán causas por sedición a quienes fueron detenidos. Milei salió a bancar todos estos ataques diciendo que Bullrich es “la mejor ministra de la historia”.
Con todo, la avanzada represiva del gobierno no parece que le sea gratis. Las terribles imágenes de los momentos más crudos de la represión circularon y repercutieron en más amplios sectores que los que se movilizaron o que simpatizaban de antemano con la convocatoria. Hubo cacerolazos en varios puntos de la capital e incluso varios centenares marcharon a la Plaza de Mayo ya bien entrada la noche, indignados por la brutalidad del operativo represivo del gobierno.
A pesar de que el gobierno logró dispersar la movilización y escalar el nivel represivo, la jornada dejó un escenario político abierto tendiente a nuevos y más duros enfrentamientos. Los sectores que quieren luchar no se fueron a su casa, atemorizados por la represión. Por el contrario, ganaron aún más rencor contra el gobierno y más convicción de que hay que derrotarlo. Esto pone en una encrucijada aun mayor a la burocracia, que luego del borrón de meses que habilitó el desborde del pasado miércoles, intenta ahora reubicarse de emergencia: la CGT salió rápidamente a anunciar un paro general sin fecha clara, aunque lo que sí se encargaron de dejar claro es que pretenden que sea sin movilización: esto último una evidente maniobra para intentar descomprimir la bronca y que se canalice de manera pasiva, ¡Sí, es más que nunca necesario el paro general, pero tiene que ser lo antes posible y con una masiva movilización a Plaza de Mayo! No hay otro camino: Bullrich y Milei demostraron que están dispuesto a todo con tal de hacer pasar el plan del gobierno. No se puede ir a medias tintas en este momento decisivo: Bullrich se tiene que ir.
Este 24 seamos millones en la Plaza al grito de Fuera Bullrich
Mientras el periodista Pablo Grillo pelea por su vida, la ministra Bullrich continúa con sus provocaciones. En la previa a un nuevo aniversario del golpe genocida de 1976, más que nunca es necesario organizar una histórica movilización para el próximo 24 de marzo, donde seamos millones exigiendo la renuncia de la Ministra de Seguridad.
La represión desatada el último miércoles no puede pasar sin más: es necesario una acción contundente de la clase trabajadora contra el ajuste, la represión y en defensa de los derechos democráticos. En esta coyuntura decisiva, más que nunca es necesaria una acción unitaria para agrupar a todos los que quieren enfrentar a este gobierno represor.
El 8M y el 1F demostraron que, manteniendo nuestra independencia y nuestro derecho a levantar nuestras consignas políticas, la unidad en la calle es condición para desarrollar una lucha en serio, no testimonial, contra Milei. Pero lamentablemente los sectores agrupados en el kirchnerismo están dando muestras de que no quieren impulsar esta unidad de cara al 24 de marzo. En La Plata, y luego de la salvaje represión en Congreso, vergonzosamente anunciaron que se niegan a una acción unitaria el 23 poniendo excusas ¡Denunciamos estas maniobras que buscan dividir la lucha contra Milei, precisamente en un momento donde miles quieren salir a expresar su repudio a Bullrich y mientras el gobierno profundiza su carácter ultrarreacionario!
Exigimos también a la CGT y CTA que impulsemos luchas en serio: paro general ya con movilización, así como que convoquen y movilicen el próximo 24 a la Plaza. A 49 años del golpe tenemos que construir una jornada histórica de lucha antirrepresiva, por los derechos democráticos, contra el ajuste y el sometimiento al FMI.
Por una marcha unitaria el próximo 24 de marzo
Ninguna causa a los detenidos del 13 de marzo
Justicia por la brutal agresión a Pablo Grillo
Abajo el acuerdo de Milei y el FMI
CGT y CTA: Paro general ya con movilización
¡Fuera Bullrich!