Angela Davis
(26 de enero de 1944, Alabama, EE.UU.)
por Alfredo Rubio Bazán <alfredorubiobazan@gmail.com>
Filósofa, política marxista, activista afroamericana y profesora emérita de la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos. Angela Davis no solo es un símbolo del afrofeminismo y la lucha antirracista en todo el planeta, también es un icono cultural estadounidense, un personaje histórico y una pensadora de primera línea.
Mujer, negra, revolucionaria, comunista, filósofa y lesbiana. Así se podría definir a una de las cabezas más visibles del movimiento por la igualdad racial en los Estados Unidos y del feminismo. Una figura que luchó incansable contra la opresión de una sociedad racista y heteropatriarcal que se caracterizó, desde siempre, por su carisma, una pasmosa facilidad para transmitir y un enorme afro que lleva como seña de identidad.
Angela Yvonne Davis, hija de un mecánico automotriz y una profesora de escuela, nació en Birmingham, Alabama, el 26 de enero de 1944. El lugar donde vivía la familia fue llamada Colina Dinamita (Dynamite Hill) por el gran número de casas de Afroamericanos dinamitadas por el Ku Klux Klan. Su madre fue una activista a favor de los derechos civiles y había estado activo en el NAACP, antes de que dicha organización fuera proscrita en Birmingham.
Davis asistió a escuelas segregadas en Birmingham antes de mudarse a Nueva York con su madre, que había decidido estudiar para obtener una maestría en arte (M.A.) en la Universidad de Nueva York. Davis asistió a una escuela progresista en Greenwich Village, donde varios de los profesores estaban en la lista negra durante la era Mc Carthy.
En 1961 Davis fue a la universidad Brandeis en Waltham, Massachusetts a estudiar francés. Su carrera incluía un año en la Sorbona, en París. Poco después de volver a los Estados Unidos pudo acordarse de la lucha por los derechos civiles que se estaba llevando a cabo en Birmingham cuando cuatro muchachas que conocía fueron asesinadas en la explosión de la Iglesia Bautista en setiembre de 1963.
Después de graduarse de la Universidad Brandeis pasó dos años en la facultad de filosofía en la Universidad J.W. Goethe de Frankfurt, en Alemania (Occidental) antes de estudiar bajo la tutela de Herbert Marcuse en la Universidad de California. Davis recibió una gran influencia de Marcuse, especialmente su idea de que era un deber del individuo rebelarse en contra del sistema.
En 1967 Davis se unió al Comité Coordinador No violento Estudiantil (SNCC) y al Partido de las Panteras Negras. Al año siguiente se involucró con el Partido Comunista Estadunidense.
Davis empezó a trabajar como catedrática de filosofía en la Universidad de California en Los Angeles. Cuando el FBI, en 1970, les informó a los jefes de Davis, el Consejo de Regentes de California, que ella era miembro del Partido Comunista Estadunidense, terminaron su contrato.
Davis participó en la campaña para mejorar las condiciones en las cárceles. Se interesó especialmente en el caso de Jorge Jackson y W.L. Nolen, dos afroamericanos que establecieron una sucursal de las Panteras Negras mientras estaban en la prisión Soledad en California. El 13 de enero de 1970, Nolen y otros dos prisioneros negros fueron asesinados por uno de los carceleros. Unos días después el Jurado del Condado de Monterrey determinó que el guarda había cometido un «homicidio justificable».
Cuando después, un guarda fue encontrado asesinado, Jackson y otros dos prisioneros, John Cluchette y Fleeta Drumgo, fueron acusados de su muerte. Se argumentó que Jackson buscaba vengarse de la muerte de su amigo, W.L. Nolen.
El 7 de agosto de 1970, el hermano de Jorge Jackson, Jonathan, de 17 años, irrumpió en la corte del Condado Marin con una ametralladora y tras tomar como rehén al juez Harold Haley, demandó que Jorge Jackson, Juan Cluchette y Fleeta Drumgo fueran liberados. Jonathan Jackson fue herido de bala y asesinado cuando se alejaba de la corte en automóvil.
En los meses siguientes, Jackson publicó dos libros Cartas desde la prisión (Letters from Prison ) y Soledad Brother. El 21 de agosto de 1971, Jorge Jackson fue ametrallado en el patio de la prisión de San Quintín. Llevaba una pistola automática 9mm y los oficiales dijeron que trataba de fugarse. También se dijo que la pistola había sido metida de contrabando en la prisión por Davis.
Davis se dio a la fuga y el FBI la nombró como una de las «criminales más buscados». Fue arrestada dos meses después en un motel neoyorquino, pero en el juicio fue absuelta de todos los cargos. Sin embargo, debido a sus actividades de militancia, el gobernador de California, Ronald Reagan, pidió que a Davis no se le debería permitir dar clases en ninguna de las universidades estatales.
Davis trabajó como conferencista de estudios Afroamericanos en el Colegio de Claremont, de 1975 a 1977, antes de convertirse en catedrática en estudios de etnia y de la mujer en la Universidad Estatal de San Francisco. En 1979, Davis visitó la Unión Soviética donde recibió el Premio Lenin de la Paz e hizo un profesorado honorario en la Universidad Estatal de Moscú. En 1980 y 1984, Davis fue candidata a la vicepresidencia del Partido Comunista.
Los libros que ha publicado incluyen: If They Come in the Morning: Voices of Resistance (1971), Angela Davis: An Autobiography (1974), Women, Race and Class (1981) y Women, Culture, and Politics (1989).
En 1997, en una entrevista para OUT, Angela Davis salía del armario y reconoció que, si había mantenido esa parte de ella guardada del público, había sido para evitar los estereotipos asociados al hecho de ser lesbiana y ser negra. Una vez su orientación sexual no fue un secreto, se convirtió en una de las cabezas más visibles, sino la que más, del movimientoqueer negro.
Hoy en día Angela Davis se mantiene luchando por la erradicación del racismo, y también del machismo y la homofobia. Entiende que se trata todo de la misma lucha y no cejará en su empeño de conseguir la igualdad para los colectivos oprimidos y la destrucción del heteropatriarcado, continuando su labor a favor de los colectivos discriminados, pacifistas y feministas. Recorre el mundo dando conferencias y talleres, utilizando su fama mundial para mejorar nuestro mundo. Una vez dijo: «No, no soy feminista, soy una revolucionaria negra». Hoy en día su pensamiento ha evolucionado y desde luego se nombra feminista.
Autobiografía: Publicada en 1974 y escrita cuando tenía 28 años, la autobiografía de Angela Davis es una radiografía fundamental de las luchas sociales en Estados Unidos durante los años sesenta y setenta, periodo en el que se convirtió en un icono del Movimiento de Liberación Negro. En sus páginas, Davis expone el punto de vista de una militante afroamericana y su particular visión del movimiento negro y el feminismo, en uno de los momentos más efervescentes de la historia política reciente, cuando el imperialismo norteamericano estaba a la defensiva tanto en el exterior (Vietnam, frentes de liberación, etc.) como en el interior. Fue en este periodo cuando fue perseguida y encarcelada por diversas autoridades, falsamente acusada de secuestro, conspiración y asesinato. Más que ideas abstractas, teorías o ejercicios intelectuales triviales, lo que encontramos en este volumen es una profunda preocupación por la dignidad de la gente, en un momento histórico en el que la lucha por estos valores se libraba a vida o muerte. Y Davis luchó por la vida de muchos como si fuera por la suya propia.
Mujeres, raza y clase: El presente libro trata de desvelar las causas que llevaron a que las reivindicaciones de las mujeres negras fueran sistemáticamente invisibilizadas a pesar del potencial revolucionario que encerraba un movimiento semejante. En sus distintos capítulos, Angela Davis ofrece un análisis riguroso y esclarecedor que no sólo pone de manifiesto las estrategias de lucha de las mujeres negras, sino los problemas de composición de las diferencias que siguen desgarrando los movimientos políticos actuales. ¿Cómo es posible, se pregunta Angela Davis, que habiéndose gestado el feminismo americano, como movimiento y teoría política, en el seno de las luchas abolicionistas y obreras de finales del siglo XIX, la voz y las reivindicaciones de las mujeres negras hayan sido sistemáticamente invisibilizadas por el feminismo blanco liberal? Esta pregunta la impulsa a trazar una nueva genealogía de los movimientos radicales de liberación norteamericanos en la que desvela las raíces comunes de las luchas antiesclavistas y de los movimientos de defensa de los derechos de las mujeres. Davis aprovecha la ocasión no para señalar la discriminación racial operada por el feminismo dominante, sino para afirmar un nuevo programa feminista, basado en una alianza transversal que critica las exclusiones de raza, género, clase y sexualidad, que se plantea como proyecto de emancipación colectiva. El feminismo se convierte en un vector de crítica y desmantelamiento radical de las estructuras transversales de control político y social que van desde el espacio doméstico hasta las cárceles, pasando por los estatutos que confieren ciudadanía, trabajo, identidad o pertenencia.
«No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar.» – Angela Davis