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Adios al peñi, al weipin, Luis Sepúlveda Calfucura

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por Pedro Cayuqueo

Le Monde Diplomatique, edición chilena

para mí

Al peñi Luis Sepúlveda lo conocí a comienzos de la década de los noventa. Yo era un liceano aprendiz de escritor y su novela «Un viejo que leía novelas de amor» (1988) me acompañaba por entonces a todos lados, la mayoría de las veces camuflada entre libros de Coupland, Fresan o Loriga, los apóstoles de mi generación. Eran tiempos de furiosa guerrilla literaria (los McOndo Vs Macondo) y algunos solo queríamos aprender a contar historias.

Fue leyendo a Sepúlveda que me alejé de Europa (y gringolandia) y redescubrí, por ejemplo, a Francisco Coloane y a narradores malditos como Mendez Carrasco y Luis Rivano, los «pacos escritores». Por fin había dado con verdaderos maestros del oficio.

Al peñi Luis Sepúlveda lo conocí a comienzos de los noventa pero él recién lo supo hace un par de años. Fue en FILSA donde tuvimos oportunidad de charlar de su carrera, sus libros y también de aquel reencuentro tardío suyo con los Calfucura, su linaje materno. «Usted es un verdadero weupife», le dije aquella vez en clave groupie interétnico. «No sé que chucha significa eso pero suena bonito», me respondió con una risotada. Y es verdad, narrar historias es la pega de un weupife y el peñi abrazó el oficio como ningún otro de su generación. Su obra es monumental y de allí un reconocimiento mundial que -como suele suceder con todos los grandes- le fue esquivo en su propio suelo.

Me piden destacar dos libros. Difícil. Hay un personaje entrañable para mi, el detective mapuche Washington Caucamán de su novela policial por entregas en el diario español El País, «Hot Line» (1998). Un segundo libro puede ser «Historia de un perro llamado leal» (2016), una bella fábula sobre la amistad y el honor, una excusa -me dijo aquella vez- para sumergirse en la cultura y cosmovisión de su gente mapuche. Es un bello libro, escrito con cariño y que cierto día, desde muy lejos, envió de regalo para mi hija Amankay.

Peñi, que sea una buena cabalgata donde sus ancestros

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