por El Porteño
El Estado chileno, sus tribunales y sus Fuerzas Armadas han vuelto a demostrar que la impunidad es el último refugio del fascismo. El capitán de corbeta Sergio Patricio Chiffelle Kirby, oficial de la Armada y autor directo del homicidio calificado de Marcelo Barrios Andrade, militante comunista asesinado en Valparaíso el 15 de septiembre de 1989, fue condenado a 15 años y un día de presidio efectivo por la Corte Suprema. Sin embargo, el criminal se encuentra prófugo y en la más vergonzosa muestra de complicidad institucional, ningún órgano del Estado ha hecho nada por detenerlo.
El crimen: un acto de terrorismo de Estado
La sentencia judicial es categórica: Chiffelle fue el jefe operativo, planificador y ejecutor del asalto armado en el que resultó asesinado Marcelo Barrios, miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. No se trató de un exceso ni de un accidente. La propia resolución judicial acredita que fue él quien asignó tareas, planificó el operativo, entregó información secreta y dio las órdenes para detonar explosivos en la vivienda donde se encontraba la víctima.
El tribunal fue aún más claro: la subordinación militar y el carácter planificado de la operación prueban que Chiffelle no sólo participó en el crimen, sino que lo dirigió desde el inicio hasta el final. Por ello fue condenado como autor del delito consumado de homicidio calificado, tipificado en el artículo 391 N°1 del Código Penal.
Perfil del prófugo
- Nombre: Sergio Patricio Esteban Chiffelle Kirby
- Rango: Capitán de Corbeta (Armada de Chile)
- Profesión: abogado
- Condena: 15 años y 1 día de presidio mayor en su grado máximo
- Delito: Homicidio calificado con circunstancias agravantes
- Estado actual: Prófugo de la justicia chilena
Características físicas:
- Aproximadamente 1,80 metros de altura
- Complexión mediana
- Ojos claros, muy expresivo
- Pelo negro, entrecano (calvo); barba abundante y blanca
- Acento juvenil y movilidad ágil que refleja a alguien que hace deportes
- Originario del sur de Chile, donde es probable que se encuentre refugiado bajo la protección de la Armada y las fuerzas represivas desplegadas en la macrozona de la Araucanía.
- Atento a su formación militar puede enmascararse afeitándose, usando peluca y aún variando el acento a uno próximo como campesino o bien imitando uno hispano o argentino, los que usará de forma lacónica sin capacidad de sostener una conversación. Los abundantes recintos de la Armada, clubes sociales ligados a lo marítimo, especialmente de la zona sur del Golfo de Arauco a Puerto Montt, donde ha registrado domicilios son lugares donde puede ser pesquisado .
Impunidad pactada: la sombra del terrorismo de Estado
Mientras los ejecutores materiales —como los ex marinos Luis Ceballos y Óscar Aspée— recibieron penas sustitutivas con libertad vigilada intensiva, el principal responsable del asesinato sigue libre. Esta situación revela la continuidad de la doctrina de impunidad con que el Estado chileno ha protegido sistemáticamente a los violadores de derechos humanos, desde la dictadura hasta nuestros días.
Que un criminal condenado por un asesinato político pueda fugarse sin que las autoridades emitan una orden de captura efectiva es un escándalo nacional. Es también un mensaje de amedrentamiento: el aparato represivo que asesinó a Barrios sigue activo y protegido, y el pacto de silencio entre la Armada, el Poder Judicial y el gobierno permanece intacto. Debe destacarse que durante treinta años y hasta el 2024 se desempeñó como Procurador del Número de la Corte de Apelaciones de Santiago y hasta hoy figura como Asesor Legal del Club de Deportes Náuticos de Viña del Mar.
Llamado a la acción: ¡Que la impunidad no pase!
Desde El Porteño convocamos a una campaña nacional e internacional por la denuncia y captura inmediata de Sergio Chiffelle Kirby. No podemos permitir que este asesino, condenado por crímenes de lesa humanidad, siga escondido mientras sus víctimas y familiares esperan justicia desde hace más de tres décadas.
- Exijamos al Ministerio del Interior, al Ministerio Público y a Gendarmería que emitan y ejecuten una orden de captura inmediata.
- Denunciemos su paradero y presencia en espacios públicos o institucionales.
- Organicemos comités de memoria, justicia y denuncia en sindicatos, universidades, juntas de vecinos y organizaciones populares.
- Llevemos su nombre y rostro a cada marcha, a cada acto político, a cada espacio de lucha.
