La fracesita típica de la derecha: los pobres son pobres porque son flojos, se la están diciendo a su propia empleada doméstica, a su jardinero, a su chofer, a los que les cuidan a sus hijos, a los que pintan su casa, a los que hacen aseo en su oficina, a los indispensables obreros que trabajan en sus empresas, a los que retiran la basura de sus tachos, a los que levantan la cosecha de sus campos, a los que preparan su café calentito cada mañana, a los que se entumen cada noche para cuidar sus bienes, y a los etcs. que son muchos más. Ninguno de ellos es rico, son pobres porque viven de un sueldo que apenas les alcanza, un sueldo que los mantiene pobres de por vida, un sueldo que les pagan los mismos que los llaman flojos. Mi madre era una mujer floja que trabajó como empleada doméstica desde los catorce años, y mi padre un obrero agrícola flojo que entregó los pulmones a un patrono chupasangre por más de sesenta años.
La fracesita típica de la derecha: los pobres son pobres porque son flojos, se la están diciendo a su propia empleada doméstica, a su jardinero, a su chofer, a los que les cuidan a sus hijos, a los que pintan su casa, a los que hacen aseo en su oficina, a los indispensables obreros que trabajan en sus empresas, a los que retiran la basura de sus tachos, a los que levantan la cosecha de sus campos, a los que preparan su café calentito cada mañana, a los que se entumen cada noche para cuidar sus bienes, y a los etcs. que son muchos más. Ninguno de ellos es rico, son pobres porque viven de un sueldo que apenas les alcanza, un sueldo que los mantiene pobres de por vida, un sueldo que les pagan los mismos que los llaman flojos. Mi madre era una mujer floja que trabajó como empleada doméstica desde los catorce años, y mi padre un obrero agrícola flojo que entregó los pulmones a un patrono chupasangre por más de sesenta años.