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“La derecha está débil y sin embargo nada cambia en Chile” por Luis Mesina

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Columna de Luis Mesina
“La derecha está débil y sin embargo nada cambia en Chile”

Los efectos de los audios de Hermosilla han generado estragos en la derecha.  Sacó a luz al siniestro personaje que es Andrés Pio Bernardino Chadwick Piñera, miembro histórico y fundador de la UDI, partido concebido bajo la inmoral filosofía de Jaime Guzmán que terminó convirtiéndolo en una cofradía, integrada mayoritariamente por abusadores y violadores de Derechos Humanos.

Chadwick, forma parte de esos jóvenes que tempranamente se arrimaron al dictador con el fin de beneficiarse de los réditos que daba el omnímodo poder del que gozaban durante la tiranía. Era la época del saqueo del estado, del acaparamiento, de la expropiación, de las privatizaciones de los derechos sociales. Todo lo público, construido tras décadas de esfuerzos tenía que ser destruido, se trataba de asaltar al Estado y reducirlo a su mínima expresión.

Tras esa cruzada se enarbolaron principios morales, como la libertad; el derecho de propiedad; la familia como núcleo central de la sociedad, en fin, una retórica, “mezcla rara” de liberalismo en lo económico, con conservadurismo en lo valórico.

Solo era una fachada.

Detrás de todo ese relato, armoniosamente construido, estuvo Jaime Guzmán Errázuriz, cuya cualidad más sobresaliente, era que podía defender con una asombrosa grandilocuencia los valores tradicionales de la familia y la propiedad y, al mismo tiempo, obviar y justificar con sofismas y otras veces con el silencio, las sistemáticas violaciones a los derechos humanos y el saqueo que se efectuaba al Estado.

Era la doble moral de la época, que la UDI mantiene intacta hasta ahora.

Hoy, Chadwick sale a la palestra, junto con él, un sequito de delincuentes e inmorales que han desfalcado de manera directa e indirecta el tesoro público.

Exsubsecretarios, exministros, exalcaldes y alcaldesas, excongresistas, todos y todas ejerciendo labores políticas, han transgredido las leyes y se han apropiado ilegitima y mañosamente de recursos de todos los chilenos. El caso más reciente y grotesco lo constituye Marcela Cubillos, rostro emblemático de la tiranía que en 1989 llamaba a votar por Pinochet, hoy, queda al descubierto con ese inmoral discurso que sostienen contra el Estado; pero que no trepidan en apropiarse y servirse de los recursos que éste dispone.

El instrumento delictual usado por la derecha, en este caso, ha sido una Universidad Privada, que no por ser privada está exenta de cumplir con un principio esencial de la educación, cual es no perseguir el lucro. Lo ocurrido en esta casa de estudios son inconmensurables y las consecuencias las pagan los padres, los alumnos y los profesores honestos que confiaron en la Universidad
San Sebastián. Poco importa el daño que provocan, importa más capturar  recursos del Estado para sus fechorías. Más del 45% de sus ingresos  provienen directa e indirectamente del Estado y terminan distribuyéndolos, no  en beneficio de la academia, de la investigación o de los alumnos, sino, para  distribuirlas en sus sociedades afines y utilizarlos espuriamente como caja  pagadora de la política. Algo completamente pornográfico. Esa es la derecha  chilena.


Sin embargo, a pesar de la descomposición y el descredito que ganan ante la ciudadanía, no se observa una ofensiva contundente de los sectores políticos autodefinidos como progresistas, salvo excepciones. Si bien es cierto, los partidos y los políticos están completamente desacreditados y con justa razón por el pueblo, no hay razones que justifiquen su pasividad en este momento de
deterioro de la política al que nos está arrastrando la UDI y la extrema derecha.

El problema es que escenarios corruptos son ideales para la aparición de  caudillos populistas y demagógicos que, instalando discursos críticos se alzan  como salvadores y no son más que la nueva expresión de la extrema derecha,  que viene por todo, o por lo poco que le queda al Estado. Es la lógica del lucro, del negocio, de la meritocracia conseguida con dineros ajenos, es la filosofía de  la derecha chilena.

El problema del predominio que la derecha ha tenido en todos estos años sobre la política –siendo o no gobierno- es que sus fundamentos se mantienen intactos y el país sufre las consecuencias, pues los problemas estructurales instalados por ellos en dictadura continúan plenamente vigentes.

El Estado que transfiere recursos permanentes al sector privado en casi todas las áreas de la sociedad es lo que ha podrido al país. Es el Estado Subsidiario, el que defendieron con todas sus mentiras y recursos para que se abortará el proceso constituyente que buscaba acabar con el adefesio de constitución política que aún nos rige. La negativa de la derecha, que a veces encuentra eco en sectores llamados de “izquierda”, de impedir que el Estado recupere para sí, la labor publica en ciertas áreas estratégicas de la economía y en la
garantía en el otorgamiento de los derechos sociales, es lo que permite que la política siga horadándose y ponga cada día más en peligro la propia democracia.

En efecto, mientras más crece la desafección hacia la política, más crecen las posibilidades de regímenes populistas autoritarios.

Urge, por tanto, apelar a la ciudadanía, que a pesar de estar abrumada y perpleja por lo que observa, debe ser capaz de volver a ponerse de pie como se puso en octubre de 2019. Y por mucha agresividad y descalificación que los poderosos hagan sobre la revuelta de octubre, el pueblo debe ser capaz de reivindicar la legitimidad de esas demandas que, a pesar de cinco años, continúan completamente vigente y son la causa de la desigualdad que afecta y divide a nuestro país.

No hacerlo, pone en peligro la paz social que siempre, lamentablemente bajo las actuales condiciones, perjudica con mayor rigor a los sectores populares, es la hora entonces de no dejar amilanarse y conmemorar en las próximas semanas, con más fuerzas las causas de la revuelta de octubre, moleste o no moleste a la derecha y a la extrema derecha.

7 de octubre de 2024

 

1 COMENTARIO

  1. Chao con el progresismo, la verdadera izquierda es la única que vale, y está reducida porque la mayoría se ha enderechado, como los que están en el gobierno. Y la paz social, ¿ Cuál paz?. Y «esa es la derecha chilena», ¿Acaso esperan que la derecha chilena actúe con justicia para con las clases de menos recursos? Esa misma derecha le lavó el cerebro a la gente, con un discurso anticomunista. Y la famosa democracia, ideología ateniense que nunca en la historia le ha solucionado los problemas a los trabajadores. La democracia como tal no es efectiva en un sistema capitalista, no funciona. En un sistema capitalista manda la plata, y las cárceles están hechas solo para los pobres. Por miedo al surgimiento de algún caudillo y al populismo, entonces sigamos con el modelo neoliberal que tenemos. Va a sonar un poco raro, pero necesitamos un gobierno de ultraderecha, porque es necesario un motivo para volverse loco, una justificación, así se comienzan las verdaderas revoluciones. En cambio una revuelta termina con hartos apaleados, gaseados, y guanaqueados; mutilados, violados, heridos y muertos. Sin victoria. Mejor guardar las energías para dos años más. Aprovechen de estudiar, y no fumen más esa porquería, que los debilita, así en esas condiciones no son capaces con un paco fornido.

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