Imagen: Estudiantes se enfrentan a la policía durante una protesta para exigir un sistema basado en los méritos para los puestos de funcionario en Dhaka, Bangladesh, el 11 de julio de 2024. (Munir Uz Zaman / AFP vía Getty Images)
JACOBIN
Entrevista de Promise Li
En las últimas semanas, Bangladés ha sido testigo del desarrollo de un importante movimiento de protesta contra el gobierno de la Liga Awami de Sheikh Hasina. Las protestas comenzaron en oposición a un sistema de cuotas que restringe el acceso a los puestos de la función pública. Las autoridades respondieron con una represión que se ha cobrado más de doscientas vidas, y miles más siguen detenidos.
Para Jacobin, Promise Li habló con Lydia Silva, activista bangladeshí de la Bangladesh Krishok Federation y la Bangladesh Chhatra Shava, sobre los orígenes del movimiento de protesta, su probable impacto en la política de Bangladesh y el estado de las fuerzas de izquierda en el país.
PL
¿Puede describir por qué estallaron las protestas masivas contra el gobierno de Sheikh Hasina? ¿Cuál fue la respuesta del gobierno?
LS
Las protestas comenzaron cuando el Tribunal Supremo de Bangladés resucitó una cuota que reservaba el 30 por ciento de los empleos públicos para los descendientes de los luchadores por la libertad que participaron en la guerra de independencia del país, revirtiendo así una reforma del sistema de cuotas que consiguió el pueblo en 2018.
Este sistema de cuotas comenzó en 1972, cuando Sheikh Mujibur Rahman, líder clave del movimiento independentista, lo introdujo en un país devastado por la guerra para reconocer a quienes lucharon en la lucha por la independencia. Sin embargo, desde el principio la gente está descontenta con él, y desde entonces se han dado movimientos contra el sistema de cuotas de forma intermitente, como las protestas masivas de 2008 y 2013, que no tuvieron éxito.
En 2018, la cuota se mantuvo en el 56% (30% para descendientes de luchadores por la libertad, 10% para las mujeres, 5% para las minorías étnicas, 10% para distritos específicos y 1% para personas con discapacidad), dejando el 44% restante para las y los candidatos por méritos. Esto significaba que los estudiantes de clase trabajadora con altas puntuaciones podían verse privados de empleos y oportunidades por los privilegiados por la cuota.
Ese año, las y los estudiantes lideraron un movimiento masivo contra las cuotas y obtuvieron un importante apoyo público. Consiguieron obligar al gobierno a reducir la cuota para los empleos públicos. Pero seguía habiendo problemas en cuanto a la aplicación justa del sistema de cuotas.
En junio de este año 2024, el Tribunal Supremo revocó las reformas de 2018, lo que renovó el movimiento estudiantil contra el mecanismo. Inicialmente, el movimiento se limitó a las universidades públicas. El gobierno de Sheikh Hasina respondió con mucha violencia y se negó a dialogar con los líderes estudiantiles, lo que podría haberle evitado al país las atrocidades que hemos visto en las últimas semanas. En lugar de ello, el gobierno esperó en silencio el veredicto del tribunal e ignoró al movimiento universitario.
Además, Hasina indignó aún más a las y los manifestantes estudiantiles al preguntar en la televisión nacional: «Si los nietos de los luchadores por la libertad no obtienen los beneficios de las cuotas, ¿deberían obtenerlos los nietos de los Razakar?». Razakar es un término despectivo que se refiere a quienes ayudaron al ejército paquistaní en la represión asesina de los luchadores por la libertad de Bangladés durante la guerra de 1971.
Las y los estudiantes consideraron que Hasina difamaba a su movimiento como traidor y respondieron con el lema: «¿Ami ke? ¿Tumi ke? ¡Razakar! ¡Razakar! Ke bolechhe? Ke bolechhe? ¡Shwoirachar! Shwoirachar!» (¿Quién soy yo? ¿Quién eres tú? ¡Razakar! ¡Razakar! ¿Quién lo dice? ¿Quién lo dice? ¿Quién lo dice? ¡Dictador! Dictador!). Aunque, en mi opinión, el movimiento podría haber utilizado eslóganes más estratégicos que nos distanciaran de aquellos traidores de 1971 y dieran menos espacio a la crítica; las fuerzas progubernamentales se armaron de esto para degradar aún más sus reivindicaciones.
La Liga Chhatra, el ala estudiantil de la gobernante Liga Awami de Hasina, tiene un largo historial de ataques a críticos y movimientos. Un ministro de la Liga Awami dio luz verde a sus miembros en la televisión nacional para “silenciar a los manifestantes”. Vimos a muchos estudiantes muertos a tiros en vídeos que circularon por las redes sociales, aunque el mismo ministro negó que se hubieran producido tales asesinatos.
Aún está por confirmar si los asesinatos fueron obra de la Liga Chhatra o de otros grupos de la oposición que aprovecharon estas provocaciones en tiempos de desesperación. Lo único que sabemos ahora es que hay mucha gente muerta y herida y que las protestas se intensificaran rápidamente y se extendieran por todo el país, desde estudiantes de universidades privadas a otras públicas.
En un primer momento, el gobierno intentó reprimir las protestas cerrando todos los centros educativos y torturando y maltratando a quienes se manifestaban. Se desplegaron guardias militares y fronterizos, se declaró el toque de queda nacional y se cortaron las comunicaciones telefónicas y por Internet en todo el país. El gobierno registra ahora más de doscientos manifestantes muertos y miles de heridos.
PL
¿Qué tienen de particular las protestas de este año contra el sistema de cuotas? ¿Puedes decirnos algo más sobre la relación de los líderes estudiantiles con otros grupos de la oposición? ¿Cómo caracterizarías la composición política de la amplia oposición contra Hasina?
LS
Esta vez, las protestas por la reforma de las cuotas expresan la prolongada frustración que la juventud y otras clases trabajadoras sienten hacia el gobierno. Las elecciones nacionales son cada vez más injustas y el gobierno se está volviendo más autocrático que nunca.
Cada año, decenas de miles de licenciados y licenciadas vagan por las calles en paro a la espera de conseguir un empleo en la función pública. También hay una corrupción generalizada en todos los sectores gubernamentales posibles. Además, Bangladés tiene otros agravios económicos, como el aumento de la inflación y el costo de la vida, junto con la mala gestión del gobierno y la violación sistemática de los derechos humanos.
Todos estos factores contribuyeron a las protestas por la reforma de las cuotas. Puede que en los últimos años haya habido nuevos proyectos de desarrollo, como el puente Padma, el túnel Karnaphuli y el metro de Dhaka, pero se necesita más para compensar la explotación cotidiana a la que se enfrentan las clases más bajas, que luchan por mantener un nivel de vida mínimo. Lo que en 2018 fue un movimiento para luchar por una oportunidad justa para que las y los trabajadores obtuvieran empleos públicos sin discriminación, se convirtió en una movilización más amplia que habla de problemas sistémicos generalizados.
Desde la independencia de Bangladés, los movimientos juveniles y estudiantiles fueron la columna vertebral de las luchas de masas contra las clases gobernantes. Una amplia coalición de partidos de la oposición y organizaciones de la sociedad civil, incluidos grupos de izquierda y progresistas, apoyan hoy a las y los estudiantes. Los líderes estudiantiles tuvieron claro desde el principio que se debe dar prioridad a la participación de los estudiantes en el movimiento, independientemente del ala política estudiantil a la que pertenezcan. Se alienta a quienes participan a dejar de lado sus diferencias políticas en este amplio movimiento.
Sin embargo, los principales partidos de la oposición y sus alas estudiantiles —el derechista Partido Nacionalista de Bangladés (BNP) y el islamista Jamaat-e-Islami (también conocido como Jamaat-Shibircuando se refiere junto con su ala estudiantil, Islami Chhatra Shibir)— están instrumentalizando el amplio movimiento estudiantil, beneficiándose de la inestabilidad política para movilizar sus propios programas contra la Liga Awami.
Las políticas del BNP no fueron favorables a la clase trabajadora, al igual que su ala juvenil no abordó las necesidades de la juventud en torno al desempleo y la reforma educativa. Se centran en apoyar grandes proyectos de infraestructura pero le prestan poca atención al desarrollo económico de base. En el pasado, su gobierno también fue testigo de corrupción e inestabilidad generalizadas.
Por su parte, Jamaat-Shibir intentó impulsar políticas islámicas fundamentalistas, con ministros que comparan a las mujeres con bienes de consumo y amenazan su derecho a trabajar por no llevar burka. Sus fundadores fueron los auténticos Razakars, que se opusieron a la lucha por la independencia de Bangladés y cometieron muchos crímenes durante la guerra.
En el pasado, el BNP se alió con Jamaat-Shibir e incluso nombró ministros a algunos de estos criminales de guerra. Jamaat-Shibir se infiltró en el movimiento para llevar a cabo ataques armados irresponsables contra bienes y personal del Estado con el fin de crear más malentendidos entre el gobierno y los manifestantes estudiantiles. Participé en las protestas masivas de 2013 como estudiante de secundaria exigiendo justicia contra Abdul Quader Mollah y otros criminales de guerra de Jamaat-Shibir no procesados y fui testigo de la violencia y los estragos que causaron los partidarios de Jamaat-Shibir en sus contramovilizaciones.
PL
¿Cuál es la situación de la izquierda en Bangladés y qué papel desempeñan las organizaciones socialistas y de izquierda en la oposición y en este movimiento dirigido por estudiantes?
LS
Por desgracia, la izquierda bangladésí perdió fuerza en los últimos años debido a divisiones ideológicas o a las alianzas de ciertos grupos con el partido gobernante. Los dos mayores partidos de izquierda —el Partido de los Trabajadores y el Jatiya Samajtantrik Dal (JASAD)— se afiliaron a la Liga Awami, lo que contribuyó a dividir a la izquierda.
El Partido de los Trabajadores es una formación marxista-leninista que se formó a partir de una amplia coalición de grupos de izquierda en la década de 1980 y que aún mantiene vínculos con algunas luchas obreras, campesinas y de grupos marginados. JASAD es un partido socialdemócrata que aboga por reformas dentro del sistema burgués, haciendo hincapié en su promoción de políticas de bienestar y otras causas de justicia social.
Aunque la Liga Awami siempre fue ideológicamente centrista y nacionalista, intentó aliarse estratégicamente con sectores de la izquierda para abordar cuestiones como el fundamentalismo de derecha, especialmente con el crecimiento de las actividades terroristas vinculadas a Al Qaeda. Como ha habido pocas perspectivas de construir una alternativa popular de izquierda, el Partido de los Trabajadores y el JASAD han establecido alianzas con la Liga Awami para contrarrestar al BNP y a los grupos fundamentalistas.
Fuera de la izquierda parlamentaria, otras organizaciones de izquierda añaden una voz crítica en la oposición centrándose en cuestiones de desigualdad económica y derechos del campesinado y de los trabajadores. La Alianza Democrática de Izquierda es una coalición de algunos grupos de izquierda más pequeños. Aunque cada uno de ellos participa activamente en movimientos sociales, como el Partido Socialista de Bangladés, no está clara la eficacia de la coalición en términos generales. El partido de izquierda más antiguo de Bangladés, el Partido Comunista de Bangladés (PCB), sigue oponiéndose activamente al gobierno, pero tiene un liderazgo débil y divisiones internas.
La izquierda de Bangladés se debilitó con el tiempo, ya que los partidos siguen produciendo divisiones en lugar de unificarse. Es una lástima, porque la izquierda de Bangladés demostró que, unida, puede ser una voz fundamental. Los grupos de izquierda se unieron a movimientos sindicales, campesinos y de minorías para conseguir aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo. Muchos de nosotros hemos colaborado para ejercer presión contra el arrendamiento por parte del gobierno de nuestros recursos naturales, como el petróleo y el gas, a países extranjeros.
Bangladés depende económicamente en gran medida de la industria de la confección, y los partidos de izquierda tuvieron una presencia vital entre los trabajadores y sindicatos de ese sector. Junto con líderes y organizaciones sindicales, los grupos de izquierda le exigieron al gobierno que aumente los salarios de los trabajadores de la confección. El año pasado, se consiguió un aumento del salario mínimo de 8.000 a 12.500 BDT (de todos modos, una cifra muy inferior a la demanda original).
PL
Tu organización, la Federación Krishok de Bangladés, ha sido una fuerza clave en la organización de campesinos sin tierra y otros grupos marginados durante décadas. ¿Podrías explicarnos en qué consiste su trabajo y cómo se relaciona con la organización de jóvenes y estudiantes?
LS
La Bangladés Krishok Federation (BKF) cuenta con 1,6 millones de miembros en 49 distritos de Bangladés. Nuestro programa a medio plazo consiste en movilizar a los campesinos y campesinas y a los sin tierra para que luchen por una reforma agraria auténtica y global en el país, de modo que puedan acceder a tierras cultivables y a la soberanía alimentaria para vivir con dignidad.
También apoyamos a las y los pequeños agricultores en sus esfuerzos por obtener precios más justos por sus productos agrícolas, organizamos bancos de semillas de calidad para el intercambio entre campesinos y conectamos a los campesinos pobres con los servicios públicos. La BKF también presta servicios jurídicos y médicos a nuestros miembros, especialmente a quienes se ven atacados por pequeños burgueses acaparadores de tierras y a quienes se enfrentan a acusaciones por su participación en movimientos de ocupación de tierras khas (no utilizadas, propiedad del gobierno). Gracias a la agitación, conseguimos la redistribución de tierras en todo el país entre los campesinos sin tierra.
La BKF está afiliada a otras organizaciones de masas, como Bangladés Kishani Sabha (de campesinas), Bangladés Adivasi Samity (de minorías étnicas) y Bangladés Chhatra Shava (de estudiantes). Pertenezco a los comités centrales de BKF y Bangladés Chhatra Shava. Este último se originó a partir de un gran foro de unidad estudiantil surgido del BKF, que ahora se organiza independientemente de nosotros.
En 2022 se formó Chhatra Shava, que ahora cuenta con casi tres mil miembros en todo el país, activos sobre todo en los distritos de Dhaka, Barishal y Dinajpur. Ha hecho campaña sobre cuestiones como la igualdad de género y la reforma educativa: por ejemplo, exigiendo responsabilidades al gobierno por no haber cumplido su promesa de hacer gratuita una escuela pública en cada distrito, y abogando por el suministro de libros de texto accesibles para los estudiantes desfavorecidos de las zonas rurales. También pretende promover la educación política mediante conferencias y clubes de lectura, incluida la lectura de textos marxistas.
También pertenezco al Partido Comunista de Bangladés (marxista-leninista), junto con otros cuadros del partido que son miembros activos del BKF. Nuestro grupo respalda la creencia de León Trotsky en la revolución permanente, es decir, la idea de que la revolución socialista debe ser internacional y que la clase obrera debe dirigirla en un proceso continuo. Esto contrasta con otros grupos de izquierda de Bangladés que proceden de un enfoque estalinista o marxista-leninista más tradicional, como el Partido de los Trabajadores.
También nos adherimos al principio de Antonio Gramsci de que los marxistas deben establecer una contrahegemonía de obreros, campesinos y otras masas trabajadoras en toda la sociedad, desde la esfera económica a la cultural, contra la hegemonía burguesa. Crear esta contrahegemonía es una condición previa para la revolución, que podemos lograr reforzando las luchas de las clases subalternas en todo el país, al tiempo que desarrollamos intelectuales orgánicos entre las comunidades indígenas rurales.
La mayoría de las y los jóvenes de Chhatra Shava y del PCB (ML) son hijos de agricultores y trabajadores del sector informal que también se organizan en torno a reivindicaciones por los derechos de las y los campesinos, la reforma agraria, el acceso a las tierras baldías, la justicia climática, la agricultura agroecológica, etc. Ya estamos recibiendo noticias y apoyando a los hijos de nuestros miembros campesinos que han resultado heridos mientras participaban en el movimiento en sus distritos.
PL
¿Cuáles crees que serán las próximas etapas de la lucha?
LS
La lucha no ha terminado. El gobierno voilvió a reformar el sistema de cuotas, pero todavía hay más de seis mil manifestantes detenidos por la represión nacional. Los líderes estudiantiles siguen siendo detenidos y sacados de sus casas y hospitales. Algunos son perseguidos por su afiliación a partidos de la oposición, mientras que muchos son civiles inocentes que pueden permanecer encarcelados indefinidamente.
La policía está realizando registros aleatorios en la calle en los teléfonos de la gente para buscar cualquier afiliación con el movimiento. Sé de un joven de diecisiete años al que se le impuso una condena de siete días, que sólo fue anulada por la presión de las masas. No obstante, fue enviado a un correccional de menores hasta que se realicen nuevas investigaciones.
De la lista de reivindicaciones de las y los estudiantes, sólo se conseguió la de la reforma de las cuotas. El gobierno todavía no asumió ninguna responsabilidad por los asesinatos y torturas, ni llevó a los culpables ante la justicia, ni pidió disculpas públicamente a las familias cuyos hijos fueron masacrados sólo por intentar encontrar un trabajo decente para acabar con la pobreza generacional que padecen, ni a la niña pequeña que ha recibido un disparo en la cabeza en el balcón de su propia casa.
También hubo quien fue asesinado a tiros simplemente por repartir comida y agua en solidaridad con los manifestantes; estas imágenes se hicieron virales. Aunque las y los estudiantes detenidos suspendieron las protestas en una declaración pública, otros líderes estudiantiles que no fueron detenidos siguen intentando continuarlas. Debemos seguir impulsando y llamando a la solidaridad internacional. Esperamos que prevalezca la justicia para los estudiantes mientras presionan por nuevas reformas.