Conocer la Historia depara sorpresas acaecidas en tiempos idos, cuando nuestros antepasados, tal vez, eran más bravíos que nosotros…o más ingenuos, vaya uno a saber.
Arturo Alejandro Muñoz
Pase, lea, entérese y, por cierto, sorpréndase (si es que ya no lo sabe), pues en 1891 Estados Unidos de Norteamérica estuvo en un tris de declararle la guerra a Chile. Sí, lo leyó bien…Estados Unidos estuvo muy cerca de declarar la guerra al lejano y austral país andino. ¿Las razones? De ello va esta nota.
Hacía escasos 50 días que la sangrienta guerra civil chilena había terminado. El presidente de la república, José Manuel Balmaceda, derrotado en esa conflagración, se asiló en la embajada de Argentina en Santiago, y el día 19 de septiembre se quitó la vida descerrajándose un tiro de revólver. La Armada había sido la gran triunfadora, apoyada por los miembros del conservadurismo local, del Congreso y de relevantes empresarios y políticos ingleses.
Estados Unidos, que había apoyado al presidente Balmaceda y al ejército leal al mandatario, envió al crucero USBaltimore para proteger los intereses de algunos de sus conciudadanos. El USBaltimore había arribado en el mes de abril, y su tripulación, en el mes de agosto de ese año 1891, surta la nave en la bahía de Valparaíso, fue testigo de los efectos de las batallas de Placilla y de Concón en las que la Armada derrotó al Ejército leal al mandatario Balmaceda.
Luego de esas batallas, el capitán de la nave estadounidense -Winifield Scott Schley- informó a sus superiores que en su opinión la presencia del buque en Valparaíso ya no era necesaria; no obstante, desde Washington le ordenaron mantenerse en ese lugar, pese a que el gobierno de los EEUU estaba informado que a los chilenos les disgustaba la presencia amenazadora del buque norteamericano, hecho que hacía fuerzas en la mente del capitán Scott Schley no permitiendo a sus marineros bajar a tierra, como sí lo hacían marineros de otras nacionalidades (Alemania, Francia, Inglaterra) con plena libertad. Sin embargo, el capitán norteamericano barruntaba que había sentimientos de hostilidad contra el buque y su tripulación por haber manifestado claro apoyo al depuesto mandatario Balmaceda.
El día 16 de octubre (de ese año 1891) se desencadenaron los hechos que desnudaron implicaciones geopolíticas, las cuales fueron escalando en peligrosidad hasta alcanzar un clímax cercano a la guerra entre ambas naciones. ¿Qué ocurrió ese día?
El capitán finalmente autorizó a 117 de sus tripulantes para bajar a tierra. Las dificultades comenzaron cuando dos marineros estadounidenses –Charles Riggin y John Talbot- ingresaron a una taberna llamada “True Blue Bar”.
Allí, entre s borrachera de risas y copas, Riggin habría escupido el retrato de Arturo Prat, héroe nacional chileno, lo que provocó la airada y violenta reacción de un marino chileno que de inmediato increpó a los norteamericanos y comenzó una pelea con Charles Riggin. Su compañero, Talbot, intentó detener la riña pero recibió un salivazo por parte de otros chilenos que había en la taberna y la pelea se generalizó con violencia en aumento.
Pronto salieron a relucir navajas y Riggin y Talbot fueron acuchillados, y cuando la policía de Valparaíso los trasladaba al hospital cercano, desde la turba que les perseguía, Riggin recibió un balazo en el cuello que le quitó la vida.
El violento altercado se había extendido por calles y plazas del puerto, y la marinería estadounidense sacó la peor parte, lamentando 17 heridos y dos marineros muertos (Riggin y Talbot).
La policía chilena logró sofocar el grave incidente y detuvo a 40 marinos norteamericanos y 10 chilenos, todos ellos enviados a la cárcel local.
Luego de una investigación ordenada a su gente por el Secretario de Marina de los EEUU, el embajador norteamericano en Chile, Patrick Egan, exigió de inmediato una disculpa pública e internacional del gobierno chileno, asegurando que los os marinos norteamericanos habían sido provocados por un ciudadano chileno, quien escupió sobre ellos desatando de este modo la reyerta callejera.
El incidente escala hacia una cuasi guerra
El Ministro de Relaciones Exteriores de Chile Manuel Antonio Matta, tras estudiar los resultados de la investigación judicial decretada por el juez E. Foster Recabarren de la corte de Valparaíso, concluyó por su parte que la pelea sólo había sido una vulgar reyerta callejera, por lo que declaró que el gobierno chileno no tenía nada de qué disculparse. El 10 de diciembre de 1891, en tanto, el USS Baltimore recibía instrucciones de levar anclas y regresar a San Francisco, California.
En su discurso sobre el estado de la nación del 8 de diciembre de 1891, el presidente de los Estados Unidos, Benjamin Harrison, se refirió al caso del USS Baltimore calificando todo el asunto como una gran afrenta a los Estados Unidos.
El ministro chileno Manuel Antonio Matta le echó más leña al fuego al pedir en duros términos al gobierno norteamericano que se desdijera de las incriminaciones que el mandatario norteamericano había endilgado a Chile, además de pedir la renuncia del embajador Patrick Egan, que ya había sido declarado por el gobierno chileno “persona non grata”.
El 4 de enero de 1892 un alto funcionario de Ministerio de Relaciones Exteriores británico le comunicó al gobierno chileno que, de acuerdo a información confidencial recibida desde sus fuentes en Washington, a no ser que Chile se disculpara prontamente, los Estados Unidos habían decidido declararle la guerra a Chile, ocupando las ricas salitreras del desierto nortino como indemnización.
Oportunamente, el vecino gobierno de Argentina intentó de inmediato sacar partido de la situación. El canciller argentino, Estanislao Zeballos, ofreció ayuda material y moral al gobierno de los Estados Unidos para invadir militarmente a Chile en dos frentes simultáneos, pues al parecer la intención del gobierno de Buenos Aires era aprovechar el caos diplomático y político de una inminente guerra para conseguir nuevos territorios a costa del sur chileno.
Fue en esos tensos días que el gobierno de Brasil manifestó oficialmente, a EEUU y a Argentina, que cualquier acto de invasión a territorio chileno provocaría la decidida reacción de algunas naciones sudamericanas.
En enero de 1892 el gobierno de Estados Unidos hizo llegar a su par chileno un ultimátum donde reiteraba que el ataque contra los marinos del USS Baltimore había sido premeditado y que nuestro país no había protegido la vida y la integridad de aquella marinería, por lo que en caso de que Chile no se retractara pronta y satisfactoriamente, los Estados Unidos romperían relaciones diplomáticas.
Luego que este ultimátum no fuera contestado de inmediato, el presidente Benjamin Harrison pronunció un discurso ante el Congreso de su país denunciando la supuesta actitud hostil del gobierno de Chile contra los Estados Unidos, por lo que solicitó comenzar los aprestos y preparativos bélicos para una posible guerra, invadiendo Chile en su territorio norte, donde se encontraban las ricas salitreras.
Aún más, Theeodore Rooselvet, de personalidad exuberante y ligero de genio como el cowboy que siempre había sido, manifestó estar dispuesto a dirigir una carga de caballería (al estilo ‘far west’) en las salitreras chilenas sitas en pleno desierto de Atacama, lo cual le valió el mote de “Chilean Volunteer”.
El gobierno chileno del ensoberbecido y ultraconservador presidente Jorge Montt, barruntando que era suicida enfrascarse en una nueva guerra justo después que el país saliera recientemente de una sangrienta y fratricida guerra civil, aceptó finalmente disculparse por los incidentes en Valparaíso y pagar una indemnización de 75 mil dólares a las familias de los dos marineros del USS Baltimore muertos en la reyerta.
De ese modo, el incidente fue zanjado diplomáticamente y la amenaza de guerra entre Chile y Estados Unidos quedó sofocada.