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Amores y desamores de Macri y Milei: entre neoliberales y libertarios

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Claridad, Uruguay

Aram Aharonian*

El expresidente neoliberal Mauricio Macri mantiene un tira y afloja de nunca acabar con el actual mandatario libertario Javier Milei. Desde que le dio sus votos en la alianza para el balotaje electoral, el fundador de Propuesta Republicana (PRO) esperaba que el gobierno incluyera a varios de sus cuadros en la confección del gabinete. Pero los sueños se redujeron al nombramiento de Patricia Bullrich en el ministerio de Seguridad, aunque quedó claro que nada tuvo que ver con “cuotas” del macrismo. Luego llegaron los apoyos neoliberales de la Ley Bases y las sugerencias de «La Libertad Avanza» para conformar un interbloque con sus pares del PRO en el Congreso.

En la última semana Macri viajó de Londres a Buenos Aires para asistir al Pacto de Mayo, firmado el 9 de julio en Tucumán. Y se regresó, quizá desairado. Ahora suma el ninguneo de Milei en el acto tucumano -al dejar al expresidente que acumule frío en las afueras de la Casa de la Independencia- y las nuevas provocaciones. Y, si siguiera su tradición sanguínea, dicen que no hay nada mejor para un calabrés que la vendetta. (¿Habrá un nuevo capítulo de esta telenovela?).

Además de ser irónico con el aliado de su Presidente, el diputado bonaerense de «La Libertad Avanza», Agustín Romo, aprovechó su tiempo libre en el feriado para practicar su actividad principal: provocar en redes sociales. Si bien se trató de un trino sutil, puede significar la gota que rebalse el vaso: comparó la «vitalidad» de Javier Milei durante el desfile militar, al subirse a un tanque de guerra con la decisión de Mauricio Macri en 2016 de saltearse el acto para descansar en la Quinta presidencial de Olivos. «Qué lindo ver un acto patrio con bandas militares, granaderos, el ejército, la fuerza aérea y los héroes de Malvinas. Al fin dejamos atrás los desfiles de travestis comunistas y faloperos», escribió Romo.

La vice ninguneada*

La vicepresidenta Victoria Villarruel intenta, persistentemente, diferenciarse de Milei: lo dejó plantado en la firma del Pacto de Mayo con la excusa de una gripe. No viajó a Tucumán porque no comparte “el maltrato” del mandatario a los gobernadores. Se ahorró además el destrato que toleró Macri, en una coreografía armada por su enemiga interna Karina Milei que no tuvo inconvenientes en estampar su firma en el acuerdo, aunque nadie haya votado por ella.

La extravagancia institucional que los gobernadores electos terminen equiparados a la hermana de Milei fue uno de los sinsabores que Villarruel quiso evitarse, señala «La Política Online». La semana anterior Villarruel llegó demorada a un acto en homenaje a policías caídos en servicio y los responsables de la comunicación presidencial difundieron fotos que demostraban su tardanza, «Para qué iba a ir a Tucumán, si el acto es una foto y no la dejan salir en las fotos», explicaron sus cercanos. Milei compartió con su vice la centralidad de la fiesta del Día de la Independencia y se divirtió con ella como un niño arriba del tanque blindado del Ejército. Pero la que se lució, con su tapado rojo, fue Villarruel. Milei se sabía en un escenario que le sienta mejor a su vicepresidenta y buscó colgarse de su popularidad ante la familia militar. Al lado de Villarruel que no paraba de sonreir en el palco, la cara de extremo fastidio de Karina Milei sugería que algo no había salido como ella (el Jefe, según su hermano) esperaba.

¿Desorientados?

Los gritos que se escucharon el jueves anterior, en la asamblea de la alianza neoliberal Propuesta Republicana (PRO) siguen retumbando en cada tribu del partido amarillo que fundó Mauricio Macri hace 15 años. El expresidente volvió a conducirlo para purgar a todos los que quieran fundirse con «La Libertad Avanza» o dentro del gobierno de Javier Milei, en especial la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

La polémica estalló en la última reunión partidaria -que albergó a 180 participantes- con potestades para definir las alianzas, que finalizó con la retirada de Bullrich del plenario, acompañada por un puñado de dirigentes (poco más de una decena), cuando comenzaba a perder entre los presentes la idea de profundizar el vínculo con la libertaria «La Libertad Avanza» de Javier Milei, en busca de un futuro electoral común.

Luego de un informe demoledor de la Fundación Pensar (del PRO), Macri quiere atirantar la relación con el gobierno para que éste se dé cuenta de la importancia del PRO para lograr gobernabilidad, y que le abran los brazos para formar una mesa de trabajo que les permita pensar en conjunto una alternativa de derecha electoral, sin que se fagociten a su espacio político.

Mauricio Macri no quiere una fusión con «La Libertad Avanza», sino que el sello que él fundó valga, no desaparezca. No está dispuesto a regalar ni a entregar los laureles, mucho menos la titularidad del «Juntos por el Cambio». Sí está dispuesto a una coalición pero su intención por ahora no encontró una actitud receptiva de parte del oficialismo.

El “acompañamiento” al gobierno, para Bullrich, no es suficiente. «Nos cagamos en que nos quieran venir a correr con el aparato», dijo después de que Macri incumpliera el acuerdo político por el que le iba a entregar la conducción de la Asamblea partidaria. Lo que se discutía era la orientación del partido. Y el partido lo conduce él.

En la Casa Rosada de gobierno aseguran que insistirán con la idea del interbloque y que buscarán recibir con «la mejor predisposición» a los macristas dispuestos a fusionarse, una apuesta por quedarse con una parte del bloque, o acelerar un desgajamiento, sepultando la figura de Macri, que bien puede hacerle mucha sombra a Milei.

La dimensión nacional de Bullrich es limitada. La neoliberal Juntos por el Cambio (JxC, cuya base es el PRO) sigue existiendo en las diez provincias que gobiernan el radicalismo y el PRO. Los gobernadores del partido amarillo ya anticiparon que no concuerdan con la idea de fusión.

La postura de Bullrich, que fuera la candidata presidencial del PRO que ¿enfrentó? a Milei en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, dejó muchos malheridos y sumó a Macri a ese pelotón. Éste confirmó que su exministra trabajaba, junto a gente del nuevo gobierno, para anticiparlo y sacarlo de juego. De origen calabrés, Macri se tomó su tiempo para tomar la riendas y aplicar su venganza a la traición de Bullrich.

Para Macri, con la sanción de la Ley Bases y del Paquete Fiscal se terminó la etapa del «alineamiento automático» para garantizarle la gobernabilidad y las herramientas que reclamaba el gobierno ultraderechista. Y se siente ofendido por el hecho de la doble cara de Milei, que le dedica elogios en público y desplantes en privado.

A veces, Macri -quizá desplazado del escenario principal de la política- suena autocrítico e insiste en que «las ideas de Milei son buenas, pero el problema es que no sabe cómo ejecutarlas» y por eso comienza su operación de diferenciamiento, pese a que varios ministros pertenecen a las filas del PRO. Veterano en la política, pareciera empujar a los disidentes a que abandonen “su” partido, antes de echarlos o aislarlos.

Mientras, lejos del ruido mediático, la pobreza ya afecta a más de la mitad de los 46 millones de argentinos. La desigualdad y la caída del ingreso real agravan la situación. La brecha entre ricos y pobres se amplió desde que Milei llegó al poder, con una concentración de ingresos entre los ocupados de mayores ingresos. Las tasas de pobreza e indigencia pasaron del 38,8% y 8,8% en el primer trimestre de 2023 a 55% y 19%, respectivamente, un año más tarde.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico, CLAE, www.estrategia

 

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