Coyuntura junio 2017
Eduardo Gutierrez
¿La desaparición de la Nueva Mayoría significa que el acuerdo entre la DC y el resto de los partidos que la componían se rompió definitivamente?
¿El resto de los partidos que en este caso apoyan a Guillier (PS-PR-PC) están por conformar una nueva alianza estratégica, que rompe con el acuerdo DC-PS que caracterizó la transición?
¿Cuál es el significado profundo del discurso de despedida de Michelle Bachelet?
¿El triunfo del Bernardo Matte Larraín en la dirección de la Sofofa tiene algo que ver con los hechos que están ocurriendo en la actual coyuntura?
¿A juzgar por los dichos y hechos del Frente Amplio, constituye éste un real proyecto alternativo al neoliberalismo hegemónico hasta el momento?
¿La izquierda que electoralmente en los últimos 27 años ha cosechado cerca de 400 mil votos con un programa radical está agónica y sin candidato?
¿La reciente elección de la CUT, tras las acusaciones asumidas por la directiva de fraude abre la posibilidad de una recomposición de la organización máxima de los trabajadores?
¿Cuál es el destino del Movimiento No Más AFP?
¿Tendremos una nueva Constitución vía Asamblea Constituyente?
La serie de dudas planteadas en la introducción a este análisis refleja lo confuso y difuso que se presenta el panorama político- económico y social y no está para nada claro que el resultado de las elecciones presidenciales y parlamentarias lo despejen. Esto por cuanto lo previsible es que se reproduzca la alta abstención, al menos en lo que respecta a las elecciones parlamentarias.
Vamos por parte:
El modelo neoliberal en boga no está en bancarrota. Quizá la forma cómo se ha enfrentado por las diversas clases y fracciones sociales el tema de los fondos de pensiones, uno de los verdaderos pilares del modelo neoliberal, lo refleje con mayor nitidez. A contrapelo de la exigencia masiva de terminar con el sistema, reflejado además en que es considerado por el 80% de los encuestados en la encuesta Adimark como uno de los mayores abusos, las clases dominantes se las han arreglado para llegar a un acuerdo, que lejos de “romper con los vestigios de neoliberalismo” tal cual lo difundió Bachelet el 1° de junio, lo que han hecho es fortalecer el sistema.
Efectivamente, luego de meses de debate de la comisión gubernamental lo que salió a flote fue el acuerdo entre el gobierno, la NM y la derecha de una reforma que contempla que se aumenta el 5% de la cotización a cargo del empleador, un triunfo del gobierno y una aceptación por parte del empresariado de aumentar en los hechos un 5% los salarios. Claro que, a cambio de que el sistema AFP se mantiene, que las administradoras de los 180 mil millones de dólares de los fondos de los trabajadores van a engrosar el sistema financiero internacional y la banca y los monopolios nacionales.
Lo que ha ocurrido es que habida consideración del masivo rechazo y de la amplia aceptación que el sistema de AFP es un abuso, los sectores dominantes que sustentan el modelo neoliberal han concurrido a un acuerdo para bajar la presión social concordando en una reforma que no altera en nada la esencia del abuso. ¿Cuánto se demoraran los jubilados en darse cuenta que esta reforma no resuelve las pensiones miserables? La previsible disputa en segunda vuelta entre Piñera y Guillier (salvo un terremoto político) no alterará los acuerdos alcanzados y la conformación previsible del futuro parlamento tampoco lo hará. Salvo que el movimiento de No más AFP logre generar una respuesta que haga ingobernable el próximo gobierno. La crisis de la CUT, la debilidad del movimiento sindical organizado y el previsible repliegue post elección de noviembre jugaran en contra de tales pretensiones, en caso de haberlas. La propuesta del movimiento de realizar un plebiscito en octubre siendo una buena alternativa movilizadora, que debe ser apoyada, corre el riesgo de ser opacada por las elecciones de noviembre.
La crisis irreversible de la Nueva Mayoría
Hasta el momento no existe ningún antecedente de que la crisis irreversible de la NM esté dando paso a una redefinición de alianza estratégica por parte de la izquierda histórica en su interior. Lejos de potenciar una nueva alianza estratégica entre el PS y el PC, que permitiera vislumbrar la conformación a futuro de una izquierda gravitando y haciendo converger al resto de la izquierda en un nuevo proyecto democrático popular, lo que se busca es mejorar el desempeño electoral de corto plazo a fin de potenciar cuotas de poder. Todo lo cual fortalece el carácter de casta de esa izquierda, profitando de los negocios y del estatus económico y político que dan los cargos parlamentarios y del aparato del estado. En ese contexto la responsabilidad principal de conformar una izquierda fuerte y gravitante, hasta el momento pasa por fuera de los partidos tradicionales de izquierda de la NM.
Es precisamente en ese escenario donde la aparición del Frente Amplio, lejos de querer llenar ese vacío, su pretensión hasta el momento es mostrarse como una alternativa a la NM más bien de carácter liberal, dejando explicito que “no son de izquierda ni de derecha”. Ambigüedad que si bien responde a una tendencia electoral en boga, no responde a la urgencia por llenar el vacío de conducción con una propuesta democrática y popular. Política que puede llegar a dar ciertos éxitos electorales, tal como ocurrió con la irrupción de la candidatura de MEO, pero que en el mediano plazo se puede transformar en una frustración que afecte indirectamente la reconstrucción de la izquierda socialista. Y esto por cuanto y tal como ocurrió también con MEO, un sector de la izquierda lo votó como su candidato.
De ahí entonces el desafío de potenciar desde ya un reagrupamiento de una izquierda tras un programa democrático y popular que se inscriba en una direccionalidad claramente socialista.
Noticia en desarrollo.
El quiebre de la Nueva Mayoría reconfigurará el cuadro político, salvo que a último minuto la DC opte por bajar a su candidata o que exista acuerdo en una lista parlamentaria única. En ese sentido el discurso de Bachelet no solo apunta a salvar su feble legado sino también a intentar salvar lo que se pueda de la NM. Los sectores conservadores de la DC verdaderos conductores de ese partido, a juzgar por los resultados de su último consejo general, transformaron la “retroexcavadora” y las “reformas estructurales”, de eslóganes publicitarios en verdades objetivas. El gobierno, desde los primeros meses de su mandato se vio enfrentado al cuestionamiento del llamado “proyecto bacheletista”. La mediatización del programa progresista del gobierno lo aisló del principal movimiento social, el estudiantil, y esa debilidad le dio alas al esfuerzo conservador DC. Ellos avizoraron en esa debilidad su carta para contrarrestar la hegemonía liberal progresista. Aun cuando esa hegemonía no pretendía “refundar el país” se le atacó bajo esa amenaza, una sui generis campaña del terror al interior de la NM. La corrupción general, enquistada también en el propio gobierno hizo el resto.
La DC tiene más coincidencias estratégicas con el neoliberalismo concreto que con la mediatización del mismo, más acuerdo con el principio derechista de la “libertad de educación” que con el fortalecimiento del rol educado del Estado. La DC se siente más cómoda en su papel de defensor de la iniciativa privada que del papel recto del Estado. En suma la DC ve en el modelo neoliberal en boga la modernización natural del capitalismo.
Las Castas de la gran Burguesía al acecho.
En esta refundación del cuadro político la derecha no se ha quedado atrás. Hay efectivamente sectores en su interior que buscan diferenciarse de la ultraderecha y del pinochetismo; sectores liberales que intentan ser el recambio, pero que hoy siguen siendo minoría. La mayor refundación en ese sector parece provenir de los grandes empresarios. Si bien es cierto Piñera logró posesionar a Rafael Moreno (su ex Ministro de RREE) y accionista de Falabella, en la dirección de la Confederación de la Producción y el comercio, no le fue bien en tratar de imponer al burócrata Rodrigo Alvarez en la dirección de la Sofofa. Ahí el poderoso grupo Matte Larraín impuso sin contrapeso a uno de su casta, Bernardo Matte Larraín. Pero, ¿qué significa este posicionamiento de Bernardo Matte en Sofofa, de Andrónico Luksic comprando medios de comunicación, y la aparición constante en la coyuntura, rompiendo con un histórico “bajo perfil”? No necesariamente una disputa interna entre sectores empresariales, o entre quienes se sienten cercanos a la NM (Luksic) y de RN (Matte), sino un esfuerzo en la dirección de asumir como clase el liderazgo político. Al estilo de Italia, donde la desaparición de la DC y del PS por la corrupción desenfrenada catapultó la aparición de Berlusconi el empresario dueño de medios de comunicación.