por El Porteño
Acaba de condenarse a cuatro Weichafes de la CAM por el TOP de Los Ángeles, entre ellos Ernesto Llaitul. Las penas son descomunales, más de quince años . Este fallo condenatorio pronunciado en base a meras presunciones especulativas es una operación de Estado, paradigmático del derecho penal del enemigo y el resultado de la inclemente persecución del Gobierno con el que materializa su proyecto de Estado Policial.
En efecto, la justicia, el Ministerio Público y el Ministerio del Interior agitan la pretensión fascista de un régimen policiaco militar, como sólo ayer lo reclamara el gobernador Orrego quien pide Estado de Emergencia para Santiago. Que se entienda bien: someter a la población de casi 8 millones de habitantes, la capital del país al control de las FFAA, esa es la propuesta del dirigente democratacristiano. Como él, no pocos sectores del régimen se unen al reclamo de militares a la calle en todo el país.
Si bien es cierto que institucionalmente este fallo del TOP de Los Ángeles abre con claridad y como único el camino de la justicia internacional —es poco probable que la Suprema revierta esto, porque todas las instituciones al día de hoy funcionan en un mismo plano— se hace imprescindible igualmente levantar una plataforma que tome el reclamo mapuche y lo proyecte como cuestión central del reclamo democrático.
Vivimos un proceso regresivo en lo relativo a derechos democráticos y sociales sin parangón desde 1990 y de esta regresión por supuesto son responsables todos los partidos del régimen desde el Partido Republicano, Chile Vamos, los escombros de los que fue la Concertación y especialmente el Frente Amplio y el Partido Comunista. Todos ellos en su conjunto son responsables de la aprobación del TPP11 y de la Agenda de Seguridad que persigue instaurar un régimen de tutela militar y policial. Todo el discurso institucional y de Gobierno está centrado en cómo mejorar la represión, fortalecer a las policías y en impedir toda forma de protesta y movilización social.
El paisaje desolador de Plaza Dignidad, espacio social destruido y militarizado al día de hoy, es una muestra tangible del gigantesco operativo reaccionario que se dirige en contra del pueblo. Si no nos organizamos y damos batalla por recuperar las calles para el pueblo, el avance del régimen está garantizado. Contra el fraude constitucional y levantando los reclamos populares como bandera de lucha se abre el camino de recuperación de la lucha por un levantamiento popular. La libertad de los presos políticos mapuche, de la revuelta, subversivos e históricos, de TODOS, es una condición necesaria para esa reunificación del activismo en el combate al régimen.
