Mag. José A. Amesty Rivera
“(…) a la Comunidad hay que respetarla.
La Comunidad existe.
La Comunidad es una fuerza
y a la Comunidad se le toma en cuenta”.
Fidel Castro Ruz.
Durante los días 18 y 19 de noviembre de este año 2023, se celebrará en la Habana, Cuba, el IV Encuentro La Nación y la Emigracion. Esta jornada de la Conferencia estaba prevista para realizarse en 2020, pero debió posponerse debido a la compleja situación sanitaria creada en el mundo a raíz de la pandemia de COVID-19. Los Encuentros anteriores se han realizado en 1994, 1995 y 2004.
Aunque antes de estas fechas, hay por parte de Fidel Castro Ruz, organizaciones y movimientos, acciones y encuentros, para abordar la temática.
Este IV Encuentro es una expresión del carácter irrefutable de continuar profundizando las relaciones con sus nacionales cubanos/as en el exterior.
En este sentido, creemos y vemos el apoyo desinteresado y permanente de los cubanos/as residentes en el exterior, quienes en los momentos más críticos enviaron y siguen enviando a su Patria, insumos de todo tipo, sorteando los innumerables obstáculos que representa la política de bloqueo. Siendo este apoyo, un proceso continuo e inquebrantable de acercamiento entre Cuba y la comunidad cubana en el exterior.
Porque como ya lo dijera el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro: a la Comunidad hay que respetarla. La Comunidad existe. La Comunidad es una fuerza y a la Comunidad se le toma en cuenta. Porque hoy, como lo fue en el pasado, continúa siendo relevante la participación de todos los cubanos/as para preservar la Patria de aquellos/as que pretenden negarle su derecho a existir como Nación soberana.
En definitiva, sin importar donde se encuentren, y que también dificulta los vínculos entre las familias, continuará el acercamiento natural e inevitable de Cuba con sus nacionales en el exterior, por voluntad de nuestro pueblo, en ejercicio de su libre determinación.
El desarrollo de las relaciones de los nacionales cubanos/as con los residentes en el exterior, estimulan una mayor participación de estos en los procesos de desarrollo cultural y socio-económico que tienen lugar en el país. Por esto es que este Encuentro seguirá siendo un espacio propicio para debatir y trabajar juntos por la independencia, la justicia social plena y el bienestar de la Patria cubana.
Es significativo como Cuba luego de 60 años de bloqueo, desee propiciar estas iniciativas de Encuentros con sus migrantes. Desde nuestra posición desde afuera, es loable esta perspectiva, ya que muestra por donde debe ir una Revolución Socialista.
Antes de considerar otros aspectos de la emigración cubana, deseamos dejar explícitos algunos elementos importantes, algunos de discusión amplia y otros reiterativos en el mismo debate, en este problema migratorio.
- Cuba es un país viable, a pesar del bloqueo, es un país que ha tenido éxitos en sectores como la educación, la salud, el deporte, en el campo de las investigaciones y en las transformaciones sociales.
- En Cuba no existe crisis social, ni política. Es un país en transformación y ha tenido la valentía de no frenar este proceso a pesar de la situación económica. Ninguna de las medidas que ha llegado a implementar es producto de la improvisación.
- En medio de todo este proceso, hay un espacio importante y activo de presencia de la emigración cubana.
- Se han producido avances sustanciales en la política migratoria del país hacia los cubanos/as emigrados y aquellos/as que deciden residir temporalmente en el exterior.
- En este sentido, el IV Evento, es un espacio para celebrar lo que une a los cubanos, de adentro y de fuera, reconocer los logros alcanzados a favor de la normalización de esas relaciones y el estrechamiento de los vínculos con la emigración. Así como, resaltar el compromiso de los cubanos/as y sus aportes a la Patria cubana desde posiciones de respeto y hermandad.
Ahora, lo que, si es cierto y en otro orden de ideas, es que «la estrategia histórica de la Revolución cubana ha sido, desde antes del triunfo, ganarse a los adversarios. No despreciar moralmente al enemigo, ni juzgarlo cobarde. Así que “muchos soldados de Batista son hoy militantes de nuestro Partido”, “trabajadores de vanguardia, trabajadores distinguidos”. La Revolución consiste en un proceso de transformación de los seres humanos, a partir de sus virtudes y capacidades morales, desde las cuales “puede transformarse en un revolucionario”, así lo enfatiza el sociólogo y politólogo Rafael Hernández, en su artículo: Nación y Emigración: Las orillas del diálogo.
A su vez, Hernández, muestra una especie de avances y logros, así como elementos que unen a los nacionales y los emigrados, por ejemplo, él dice: «Cuando enseño historia de la Revolución, el problema a resolver no son los “libros prohibidos” de autores emigrados; digamos, Jorge Domínguez, Emilio Cueto, Uva de Aragón, Carmelo Mesa-Lago, Ada Ferrer, Alejandro de la Fuente, Jorge Duany, Lisandro Pérez, Guillermo Grenier, Alan West-Duran, Iraida López, Ruth Behar, Miren Uriarte, Alejandro Portes, Roberto González Echeverría, para mencionar solo a algunos vivos, entre muchos. A pesar de que la mayoría no comparte la ideología del socialismo cubano, son conocidos, citados, comentados, usados en clases, y casi todos publicados aquí» en Cuba.
También señala que, hay «Nuevas regulaciones que flexibilizan la renovación del pasaporte, cambios aduanales para facilitar envíos e importaciones de medicinas y alimentos, encuentros de algunos empresarios con autoridades en la isla, y muy especialmente, conversaciones a nivel del presidente y empresarios emigrados acerca del (llevado y traído) espacio real para invertir en Cuba. El insólito evento, en Miami, con participación de numerosos empresarios privados de aquí y otros de allá es el último hecho notorio», entre muchos otros avances.
Para finalmente, Hernández, rematar con esperanza: «La reconciliación entre las familias, y el acuerdo de nuestros desacuerdos, así como los diálogos en los campos de la cultura, la academia, la ciencia, la fe, encierran lecciones que deberíamos compartir, para no tropezar de nuevo con las mismas piedras».
Por otro lado, el mismo autor en su artículo: Cuba: Los números de la migración, indica: «Según fuentes oficiales de EEUU, en el Año Fiscal 2022 (octubre 2021-julio de 2022) han entrado 177.800 cubanos a EEUU; solo en julio, 20.000. Como se sabe, por el Mariel se fueron 125.000 personas en poco más de 5 meses. Grosso modo, 25.000 al mes (aunque la mayoría se concentró en los primeros dos meses). Si en los 10 meses transcurridos del año fiscal 2022, se hubieran ido al ritmo del Mariel, habrían entrado ya en EEUU 250.000 cubanos».
A su vez, «entre agosto de 2017 y agosto de 2022 deberían haber salido de Cuba y entrado de manera documentada y ordenada, sin correr ningún riesgo ni gastarse una fortuna, 100.000 cubanos (si no se hubiera interrumpido unilateralmente la aplicación del acuerdo migratorio existente desde hace 27 años)».
Y Hernández, hace una consideración muy importante: «Los que salen ahora, no. Es decir, no están en una situación de exilio, ni de emigración sin retorno, sino de entra-y-sale. Aunque no volvieran, no se han ido para siempre», comparado con la emigración del Mariel en 1980.
En esta temática tan importante, deseamos reseñar finalmente, lo que informa el investigador Jesús Arboleya, en su artículo, Cuba: economía y emigración, al plantear y darnos otra perspectiva.
Datos…
- Desde el triunfo de la Revolución, uno de los objetivos de la política norteamericana fue drenar a Cuba de la fuerza de trabajo calificada que requería el buen funcionamiento de la economía. Decenas de miles de profesionales y técnicos emigraron, en buena medida, alentados por las ventajas excepcionales que les ofrecía esta política, lo que obligó a un esfuerzo educacional monumental para suplirlos.
- Eliminar el embargo representaría alrededor de mil millones de dólares al año para la economía del sur de la Florida, junto con 40 mil nuevos empleos.
- Por otro lado, es innegable que los emigrados contribuyen de diversas maneras a la economía cubana y pudieran hacerlo mucho más si se crean las condiciones adecuadas para ello.
Contribuciones:
- En primer lugar, como ocurre en muchos países emisores de migrantes, lo hacen mediante las remesas. La mayoría de los estimados coinciden en que Cuba recibe unos 3 000 millones de dólares anuales por este concepto, el 68 por ciento procedente de EEUU. Aunque el cálculo de las remesas y su impacto real en la economía siempre es engañoso por la forma en que circula este dinero, no caben dudas de que constituye un ingreso importante de capital fresco, una parte del cual va destinado a la inversión en los negocios privados que se desarrollan en el país.
- A las remesas en efectivo, habría que agregar las que llegan al país en calidad de envíos de mercancías, calculado en otros tres mil millones de dólares anuales, los cuales también sirven en ocasiones para el desarrollo de negocios particulares.
- Otro aporte relevante de los emigrados a la economía cubana es el que se realiza por medio del turismo y las visitas familiares. Según datos del gobierno cubano, en lo que abarca el último quinquenio, más de un millón de emigrados han realizado 4,6 millones de visitas al país.
- El aporte de los emigrados también se concreta muchas veces en el pago de las comunicaciones de personas residentes en Cuba y en el financiamiento de sus visitas al exterior, que en el último quinquenio superó los cuatro millones de viajes, a pesar de que EEUU prácticamente redujo a cero esta posibilidad desde 2017, con la excusa de los cuestionados ataques sónicos a sus funcionarios.
- Es cierto que las remesas, los viajes y otras formas de contacto de los emigrados con Cuba no pueden ser entendidos como una muestra fehaciente de apoyo al gobierno cubano, pero sí reflejan necesidades e intereses cuya solución pasa por una mejor convivencia entre los dos países. En esto radica el punto de demarcación de las posiciones respecto a Cuba, en el seno de la emigración cubana.
Finalmente, deseamos recalcar el arrojo, la valentía de Cuba, al discutir y debatir este tema, que les atañe tanto, así como ver a las/os migrantes no como enemigos/as, sino como parte de su Nación, sujetos de tomar en cuenta.